El profesor Mclovin, es el protagonista de los sueños húmedos, orgasmos, suspiros y pensamientos de todos los alumnos del instituto.
Un hombre cuyo físico retracta la viva imagen de un dios en su versión humana. Que entre todos sus alumnos, solo ha...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
꧁———————-𖣔-———————꧂
Sinceramente mis pensamientos y suposiciones son opacadas por todas las expresiones que han puesto mis amigos el contarles lo sucedido con Evans. Diferentes miradas expresando sus sentimientos fueron motivo de que mis nervios aumentaran al no saber que piensan realmente.
Les conté desde del principio a fin de la conversación, solo con ciertos detalles que evite contarlos, como la adicción que posee y sólo mencioné que ese día el esta drogado. Pues creo que a pesar de todo, hay cosas que no deben ser reveladas y ser respetada la privacidad de una persona.
—¿Entonces el andaba bien alucín ese día? - preguntó Maddie
—Según si...
—Pero todas las que pudo haber sido sus víctimas, ¿porque a ti?... - preguntó Carl - digo, no es que quiera que le hubiese hecho eso a otra persona...
—Entiendo... y no lo se, supongo por que fui la mas accesible para la oportunidad - dije
—¿A que te refieres? - preguntó
—Pues estaba sola en la biblioteca, el fue a buscarme y creo que fue la oportunidad perfecta para el - dije
—Eso si...
—Insisto, debemos meterle una patada en los huevos - dijo convencida Maddie
—¿Pero que no era Mclovin a quien le deberíamos hacer eso? - preguntó Carl
—¡A si cierto! A Evans lo íbamos a vio... a madrearnoslo, eso - sonrió
—¡Ya paren! Mejor ignoremos esto y disfrutemos el día, que por eso acepté - dije una vez que llegamos al centro comercial
Entramos al enorme lugar y caminamos por toda su extensión, pasando por lujosas tiendas y grandes restaurantes. Hasta que llegamos a la enorme puerta y con un letrero encima de ella con el nombre del lugar.
Nos dirigimos a la recepción del lugar, y pagamos nuestras entradas, nos dan nuestros patines y vamos a las bancas a ponérnoslos.
—Yo no se patinar - susurró Hunter
—Te vas a quebrar el hocico - rió Carl
—Ay...
—No te preocupes bebe, yo te enseñaré - dijo Maddie y Hunter sonrió
Terminamos de ponernos los patines y nos levantamos de la banca y caminamos hacia la pista.
—¿Abigail aún sabes patinar? - preguntó Carl
De niña fui campeona regional de patinaje sobre hielo, pero entrando a la pubertad sucedió algo que me hizo cambiar mi vida y dejé de hacer todo lo que me gustaba. Ya no incursioné en ello y lo abandoné.
—Obvio que si - rodee los ojos y me metí a la pista.- solo véanme nenes - di tres pasos, cuando sentí mi tobillo resbalarse y torcerse.
