24.- "¡En clases No!"

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Bienvenidos al infierno, es lo que el clima quiere decir. Un cielo totalmente negro, truenos que retumban las paredes, y uno que otro cristal quebrado a causa de los rayos. Sumando el terrorífico aire de tornado que azota las calles doblando los arboles al punto de caerse sobre el pavimento de las lujosas avenidas. Así es como se recibe la mañana en Endsville.

Si no fuese porque la ciudad se encuentra en una zona montañosa, pensaría que un tornado se aproxima, pero no es mas que el pésimo clima de la ciudad. Donde no sabes si un día la ciudad se va a inundar por la lluvia, o al siguiente día quemarse por los rayos del sol.

Me estremecí cuando una pequeña ráfaga de viento se filtró por la ventana medio abierta y llegó a mi de una manera tan fría que nunca había sentido. Eso hizo que mi piel se erizara, pues acabo de tener sexo con Mclovin y aparte de exhausta quedé hirviendo de lo caliente que dejo mi cuerpo.

>>¡Y rosada!<< pensé al sentir un ardor allá abajo

El río por lo bajo y me miró directamente a los ojos antes de darme un tierno beso en los labios, salió de mi con delicadeza y cuidadosamente se acostó a mi lado. Subió una pierna encima de la mía, después llevó su brazo a mi nuca y me pegó más a él. Me abrazo con fuerza como si no quisiera despegarse de mi. Estas últimas semanas he notado un cambio repentino en Mclovin, la manera en la que se desenvuelve conmigo es distinta al principio de conocernos. En aquel entonces solo era sexo sin interés personal, pero ahora es más atento, insistente y se ha vuelto cariñoso y claramente más lujurioso, también ha tomado mas confianza y suele ser detallista.

Mire a través de mi ventana lo oscuro y tenebroso que se ha vuelto el día, y los últimos como tal. El cielo es un mar negro que parece estar furioso con la ciudad, o pensándolo bien con la humanidad. Hace unos días anunciaron la llegada de un Huracán de categoría Dos, casualmente lleva por nombre Maddie.

Mi profesor se pego a mi el resto de la mañana como una goma de mascar en mi zapato al caminar.

—¡Eres un caso no ideal! - dije entre risas al jugueteo que ha tenido conmigo desde muy temprano. Me abraza, me besa, derrepente me pellizca o me muerde algunas partes de mi cara mientras ruge como un cachorro Chihuahua cuando le quitas la comida. Se arrincona a mi cuerpo y de pronto ronronea tiernamente.

—Porque te quiero, yo te quiero... - canturreó mientras se iba acercando peligrosamente a mi con una sonrisa ladeada. Lo fulminé con la mirada al ver sus intenciones de molestarme con sus pellizcos, sonrió con gracia al ver que me puse alerta y optó por pegarse ligeramente a mi.

—Tengo frío - susurró con un fingido temblor en el cuerpo que lo hizo ver como un niño pequeño atemorizado por el clima. No pude evitar verlo con ternura cuando escondió su cabeza en mi cuello y suspiró pesadamente.

Profesor MclovinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora