Entonces lo supe, y caí en cuenta de que era real. Todas leyendas resultaron siendo ciertas, y aquellas cosas que creí que eran imposibles, lo fueron. Me había involucrado en algo sin escape, para lo que no estaba lista.
Sí, estaba en la universida...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Maratón final 4/8.
El día en que los vampiros, lobos, brujas, sirenas y dragones pactaron lealtad para la guerra con los Krisnoff, intenté enfrentar a Zhou, el asiático líder de los dragones para hablar con él.
Resultó ser aquel hombre de fuego que tenía en mis recuerdos, el que nos atacó la noche que murió Aiden y yo necesitaba saber por qué.
¿Por qué había estado allí? ¿Por qué no me hizo nada a mí? ¿Por qué supo dónde iba a estar?
Sin embargo, lo único que dijo al verme, fue "Hablaremos en otra ocasión, con más calma".
Y se fue.
A LA PUTA CHINA.
Sin siquiera darme su teléfono.
Y a pesar de que intenté sonsacarle todo tipo de información a Axel al respecto, me aseguró que no tenía ni idea de cómo estábamos relacionados o por qué él, entre todas las criaturas, había dado conmigo esa noche.
Así que ahora contaba los días para ver a Zhou nuevamente, porque necesitaba respuestas con urgencia.
Sin embargo, ahora que la carga del asunto de los Krisnoff era más ligera, mis esfuerzos se concentraban en dos cosas: Uno, la universidad obviamente, aunque era muy difícil concentrarme en los estudios con todo lo que pasaba a mi alrededor.
Y dos: intentar persuadir a Jayden para que encendiera su humanidad.
Me encontraba atravesando el gran salón de "La Reserva", uno de los lugares que habían comenzado esta historia. Llegué a un corredor oscuro donde al final, estaba una puerta sellada que abrí con magia.
Y allí, vislumbré las extensas escaleras que daban a las mazmorras donde Jayden se encontraba.
Llevaba un par de días sin visitarlo, como dije anteriormente, los estudios me consumían gran parte del tiempo, y eso que solo iba en segundo semestre.
La verdad es que convivir con tanta gente de edad avanzada como los vampiros me hizo comenzar a odiar a los universitarios estudiantes de derecho promedio, que eran bien fastidiosos si se lo proponían.
Para descender las escaleras larguísimas talladas en piedra, tuve que hacer un chasquido con los dedos, de esta manera las antorchas pegadas en las paredes se prendieron, indicándome el camino con su luz.
Ya era casi una rutina para mí el bajar por aquí.
Cuando llegué al final de las escaleras, me encontré con la serie de calabozos donde se encontraba gran parte de humanos y vampiros rebeldes el clan Stonem. Intenté no ver mucho hacia allá, debido a que me traía malos recuerdos de la vez en que Mason me secuestró, Axel igual y así sucesivamente.