Entonces lo supe, y caí en cuenta de que era real. Todas leyendas resultaron siendo ciertas, y aquellas cosas que creí que eran imposibles, lo fueron. Me había involucrado en algo sin escape, para lo que no estaba lista.
Sí, estaba en la universida...
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Maratón final 3/8.
Pasaron unos días luego de la negociación. Era muy extraño estar en la mansión prácticamente sola. Evelyn y Scarlett habían viajado a una misión de rescate en áfrica, Jayden se encontraba resguardado en las mazmorras, Mason siempre estaba ocupado con la administración del clan y Axel y yo nos evitábamos a toda costa a pesar de estar en la misma casa.
Yo no pude ir con las chicas debido a que las clases habían comenzado hacía poco más de un mes, unas dos semanas antes de la reunión con Anya y mis responsabilidades como estudiante me servían para olvidarme del mundo sobrenatural un poco.
Todos sabemos que lo más sensato era que yo me fuese a mi apartamento ahora que el semestre había iniciado, pero los Stonem insistieron en que me quedase en la mansión al menos hasta que supiéramos cómo recuperar la humanidad de Jayden y que todo volviera a la normalidad.
Lo malo de eso era que yo no estaba segura de si alguna vez todo sería como antes.
Una tarde tras mi regreso de la universidad encontré muchísimo movimiento en la mansión, grandes grupos de criaturas sobrenaturales andaban de aquí para allá en dirección al auditorio al aire libre que había en el patio trasero.
Extrañada, caminé hasta mi habitación para encerrarme y dormir toda la maldita tarde porque estudiar me cansaba demasiado. Sin embargo, en medio del trayecto me choqué con alguien.
Alguien con quien no hablaba hacía mucho tiempo.
—Perdona, yo... —La rubia frunció el ceño, pero sonrió ampliamente al mirarme—. ¡Michelle! ¡Cuánto tiempo!
—Hola, Eleanor —exclamé, algo incómoda al recordar nuestro último encuentro.
Ella había sido mi compañera en la universidad, la primera amiga que hice en la facultad y a quien consideré leal. Hasta que Mason la mató cuando apuñalé a Jayden en una fiesta de Halloween, que casualmente, fue en su casa.
Así que Axel la convirtió en vampiro con mi propia sangre, aunque para ser parte del clan, la verdad era que esta había sido la primera vez que la veía en la mansión pese a que yo tenía más de un mes viviendo allí.
—Oye —le dije, confundida—. Tú no vives aquí, ¿cierto? Debe ser casi imposible que estando en la misma mansión todos los días no nos veamos. Sé que es un terreno grande y que aquí hay mucha gente, pero aun así...
—Oh, no. Se supone que cuando te convierten en vampiro debes vivir aquí o en las residencias en el centro de Bloodwell que son propiedad Stonem. Pero yo soy un caso aislado. —Se encogió de hombros—, soy hija del gobernador, ¿recuerdas?
Entrecerré los ojos, intentando encajar las piezas del rompecabezas de la situación.
—Así que sigues viviendo en tu casa como si nada —supuse—. ¿Recibiste el entrenamiento para los neófitos al menos?