Tama (1)

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"Tus elecciones, ya han sido seleccionadas.
El ocaso de tu voluntad llegó,
te han convertido en un triste objeto"
La Dictadura de la Maquinas
Presto Vivace

Tama ─

(Nueva Buenos Aires, 30/09/2216)

1

El viento soplaba con fuerza sobre la ciudad de Nueva Buenos Aires, haciendo vibrar las ventanas del edificio de la Escuela Proyectiva Nº 67, ubicada en el tercer cuadrante del planeta Tierra. Las 16 horas marcaban el final de las clases de Disciplina Muscular.

Tama se dirigió a uno de los elevadores, que la llevaría a la planta más alta donde se encontraba el estacionamiento. A diferencia de los otros elevadores, que podían transportar hasta 300 personas, este era más pequeño, con capacidad máxima para 78. Sin embargo, estaba lleno de vida, con las voces de los alumnos y sus conversaciones que creaban un ambiente juvenil y bullicioso.

En medio de todo este caos, Tama se destacaba por su quietud. Perdida en sus pensamientos, se sumergía en silencio entre un mar de caras.

Cuando las puertas se abrieron Tama caminó con paso ligero hasta llegar a su mono-bike, un vehículo terrestre evolucionado de la antigua motocicleta. Aunque compartía similitudes con su antecesor, el mono-bike se distinguía por tener una sola rueda. Con un ancho aproximado de un metro y una altura similar a la de un ser humano promedio.

Cuando llegó a su vehículo pudo ver el mensaje que se desplegaba sobre él, una de advertencia en aero-proyección que decía: El sistema de frenos se encuentra dañado, por su seguridad es necesaria una reparación inmediata. Llevaba varios días viendo ese mensaje cada vez que se acercaba al mono-bike, pero no podía hacer nada al respecto. Tama y su madre no contaban actualmente con suficientes Méritos para reparar los frenos averiados, así que el mensaje seguiría apareciendo por muchos días más

Ella era la única alumna del colegio que utilizaba un vehículo terrestre con dirección mecánica como medio de transporte. El resto del alumnado contaba con Sky-Transfers, autos voladores propulsados por turbinas de aire y con motores de energía antipartículas, que permitían el abordaje en modo manual o automático. Por su parte, el mono-bike de Tama dependía del control humano obligatorio y estaba equipado con un motor eléctrico, alimentado por la pintura fotovoltaica que lo revestía.

Tama se subió al vehículo y, antes de encenderlo, expandió con sus manos el casco de moldeado dinámico. Al hacerlo, una leyenda de aero-proyección se desplegó por encima del manubrio: Ha excedido la fecha de caducidad del casco. Por su seguridad, debe reemplazarlo de inmediato. «Genial», pensó Tama mientras bufaba, «ahora, además de estar quedándome sin frenos, me quedo también sin casco». 

Uno de sus compañeros de clase, llamado Gero, tenía su sky-transfer estacionado en la parcela contigua. Él era parte del grupo de holgazanes del salón, que se entretenían burlándose de los demás. Tama era un blanco recurrente de sus burlas y comentarios hirientes, ya sea por su situación económica inferior, su falta de interés en socializar o su origen asiático, puesto que Tama tenía ascendencia japonesa. Y Japón el país que reorganizado los territorios del tercer cuadrante, tras la Gran Reestructuración Global.

Ver a una descendiente de japoneses en la pobreza era algo que no dejaban pasar por alto, y bautizaron a Tama con el apodo de "japobreza". Ese apodo le dolía mucho, no tanto por ella misma, sino por su madre, que día tras día se esforzaba por salir adelante, incluso bajo el peso de sus limitaciones físicas.

—Eh, japobreza, tené cuidado de que no te claven una multa con eso, que vas a tardar como cinco años en pagarla—, bromeó Gero antes de subirse a su sky-transfer, mientras sus amigos celebraban el chiste con risas

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