Día 7: tus huellas en mi

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Te despierto con un sorbo, mi corazón late y se esparce por todo mi cuerpo. De inmediato la perfecta cafeína te elevará lejos, siento que soy adicto, amándolo.

Un trago 24/7 el color que te enloquece es el negro. ¿Qué estás esperando? Mira que hermoso, lo llenaré para ti hasta que se derrame.

Mi profundo color, el intenso sabor amargo.Solo tú puedes sentir mi corazón, hago tu corazón latir







Un beso, luego otro, quizás cinco o seis más, había perdido la cuenta.

Para Tweek no había sensación más adictiva que el suave olor y el intenso sabor del café, no había algo que pudiera igualarse a ese pequeño gran placer de la vida... O eso creía antes de haber probado los labios de Craig Tucker por primera vez. Después de aquel primer beso en la cafetería de sus padres Tweek no quiso dejar de sentir ese extraño pero a la vez agradable calor en el pecho que los besos de su novio le provocaban, era incluso más adictivo que su amada cafeína.

Craig tampoco se quedaba atrás. Si bien no era alguien que disfrutara del café (bueno, no tanto como su rubio) tampoco negaba que podía gustarle si se trataba de Tweek. Es decir, ¿cómo resistirse al sabor a café con cierto toque de dulzura que tenían los besos de Tweek? Y no sólo eso, el suave pero a la vez delicado aroma del café también iba con él a todas partes y a veces (casi siempre) se quedaba impregnado en sus prendas pero no le molestaba, al contrario, le gustaba, según él es la huella personal de Tweek que lo haría estar siempre presente incluso si físicamente no estaba ahí. Le hacía querer más, un shot todos los días del año de lo que para Craig era la cafeína perfecta: Tweek Tweak.

Cierta tarde de invierno Craig acompañó a su novio a la cafetería de sus padres. Sus suegros estarían fuera un momento así que el local quedó a cargo del rubio.

Durante un buen rato el aroma a café invadía el olfato del más alto, un aroma que le era un tanto indiferente pero cuando se trataba de Tweek... Quien sabe, el rubio tenía ese "no de qué" que hacía agradable ese aroma tan agradable y tan delicioso. Al terminar el turno ambos pensaron que sería un buen momento para pasar algo de tiempo juntos así que cerraron el local antes de iniciar con una sesión de besos y demás muestras de cariño.

Beso tras beso, no paraban, era tan jodidamente bueno. El aroma que provenía de la ropa del rubio junto al extraño pero delicioso sabor amargo del café que desprendían los labios de Tweek, se sentía en el puto paraíso, como si ese fruto prohibido fuera aquel café oscuro que pidió para tener una excusa de estar ahí. La hermosura de su novio lo hacía desbordar su taza, sintiéndose adicto a ese peculiar aroma que su novio desprendía y provocando que ambos corazones latieran con fuerza.


Finalmente Craig y Tweek salieron de ahí luego de un largo rato, Craig caminando tranquilamente hacia casa y sin usar su clásica chaqueta azul, esta la usaba su novio y parecía estar bien con eso así que no reclamó nada. Al llegar a su casa Tweek agradeció y le regresó su ropa antes de despedirse.

Antes de dormir Craig tomó aquella chaqueta para colocar parte de ella cerca de su olfato.

- Huele demasiado a café - habló para si mismo - tus huellas personales que dejas en mí son extrañas y bastante peculiares, ¿eh, Tweek?





















































Flufftober | CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora