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Narra Jaden.

Al día siguiente cuando salí de béisbol fui para la casa de los Copper.

Quería hablar con Isabella y preguntarle por qué estaba enojada conmigo.

Tocó la puerta de su casa pero no hay nadie que responda.

Tocó otra vez.

Y otra.

...

Y otra.

¿Había alguien?

Estaba por llamar a Lorenzo cuando veo que la puerta se habré, en el interior de la casa había una mujer Castaña con sus labios pintados de rojo y sus ojos azules.

Se parecía tanto a Isabella.

Supuse que era la madre, aunque esta tenía la mirada mucho más apagada y fría que Isa.

—¿Puedo ayudarte? —Pregunta seca.

—Emm si... ¿Sabes donde se encuentra Isabella Copper?

—¿Para que quieres ver a mi hija?

—Oh usted es su madre.

—Ajá.

—Bueno... Su hija y yo... tenemos que hacer un proyecto para la escuela juntos. —Mentí.

—Supongo que eso ya no importa.

—¿Que quiere decir? —Pregunto confundido.

—Mi hija ya no irá a esa escuela. —suelta de la nada.

—¿como dice?

—Digo, que Isabella ya no irá a esa escuela porque consiguió una mucho mejor en Francia.

¿Que?

—¿como dice? — repito.

La madre de los mellizos solo suspira.

—Digo, que Isabella no hará ese proyecto contigo porque no-Esta-en-el-país. ¿Entiendes?

—¿por cuando tiempo no estará? — pregunto desesperado.

—Volverá en cinco meses, por sus vacaciones de una semana y luego volverá a irse. Así que no te ilusiones, no.hará. Ese. "Proyecto." Contigo.

Y con eso cierra la puerta en mi cara.

No puede ser.

Se fue estando enojada conmigo.

—————

Ya me estaba yendo cuando veo a Lorenzo bajar del auto con sus cosas de béisbol.
Cuando él me ve, su cara de preocupación es muy visible.

—¿Tocaste la puerta? —Pregunta él acercándose a mi.

—Si... Hable con tu madre hace un minuto. ¿Ibas a decirme que Isabella se fue del país? —Digo enseguida.

—¿¡Hablaste con mi mamá!? —Se apresura a la puerta para ver si es verdad.

—Si... ¿que tiene? contéstame la anterior pregunta. —Le restó importancia.

—No entiendes, no les gusta que nuestros amigos hablen con ellos.

—¿con quienes?

—Con nuestros padres.

—No es para tanto. Ahora con lo de Isabell- —Lorenzo no me deja seguir hablando.

—¿Que no es para tanto? Jaden no los conoces. Ja, claro que no los conoces. Estás acostado a tu perfecta vida. Créeme que si comparamos a tus padres con los míos, estaríamos comparando a Dios y el Diablo. No lo vuelvas a ha- —Ahora soy yo quien no deja que termine de hablar.

—¡Lorenzo! ¡no te ofendas pero lo menos que me importa ahora son tus padres!. Contéstame ¿¡cuando ibas a decirme que Isabella se fue del maldito país!?

—¡Nunca! ¡Oh por lo menos hasta que dejes de estar solo con Lila y te des cuenta de que falta una de tus amigas!

—necesito llamarla. —Digo ignorando el comentario de lo de Lila.

Lorenzo suelta una risa.

—Como si fuera tan fácil...

—¿Que quieres decir? —Me detengo sacando me celular.

—Marca el número Tranquilo, no te va a atender. —Loren se sienta en el escalón de la entrada.

—Lorenzo necesito que seas más claro.

—La mandaron a una escuela de señoritas, Jaden. No permiten teléfonos ni ningún tipo de dispositivo, tampoco les puedes mandar cartas y mucho menos tienen permitidas las llamadas... básicamente no hay forma de contactarla.

—¿¡Y tus padres la mandaron allí!?

—Ya te dije como son ellos. Y de igual forma mi papá si tiene contacto con ella. Pero no me lo permite a mi.

Yo solo me quedo callado, esto es mucha información que procesar.

Me siento al lado de Lorenzo y lo abrazo cuando él se pone a llorar.

—Es mi hermana, mi otra mitad, mi... mi todo. ¿Cómo pudo separarnos?

—No pude disculparme con ella...

Los dos nos quedamos callados.

—————

—Me matara por esto. —Habla Lorenzo de repente.

Yo solo lo miro confundido

—Isabella... ella no estaba enojada contigo.

—¿Que?

—Solo estaba lastimada.

—no entiendo.

—Cállate y déjame hablar.

Él se ríe pero Yo le hago caso.

—A mi hermana le dolía verte con Lila, sabes... ella nunca demuestra sus sentimientos, pero contigo... contigo fue diferente. Cuando te conoció por primera vez, Siempre me hablaba de ti. Siempre me decía de invitarte, o de vernos. Me sorprendió bastante ver a mi hermana así... me encanto esa imagen de ella, de una Isabella que muestra sus sentimientos
y pide ayuda, admite que necesita a alguien en su vida... por si no te había dado cuenta, a Isabella le gustabas.

espero que esto sea una maldita broma.

—¿Yo le gustaba?

—O le gustas. No estoy seguro.

—¿me estás diciendo que en serio le gustaba? —Me paro rápido.

—Si... ¿por qué?

De repente siento ganas de salir corriendo de acá y tomarme un vuelvo hacia Francia y encontrar dicha academia de señoritas.

Pero como sé que es imposible, opto por la opción de confesarle a su hermano mis sentimientos.

—Ella... ella me gustaba mucho, pero... —No puedo terminar de hablar. ¿Como pude?

—¿pero que? —Lorenzo también se para. Definitivamente no se esperaba esto.

𝘕𝘶𝘮𝘣𝘦𝘳 𝘧𝘪𝘷𝘦... 𝘊𝘶𝘵𝘦 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora