𝘕𝘶𝘮𝘣𝘦𝘳 𝘧𝘪𝘷𝘦... 𝘊𝘶𝘵𝘦

Su voz

Narra Jaden.

Es hoy.

Hoy es el partido el cual decidirá si mi nuevo equipo y yo nos vamos a Italia o nos quedamos aquí.
Tampoco estaría desagradecido por perder. Lorenzo y su equipo me tuvieron en cuenta para darme una mejor oportunidad; Así que pase lo que pase... siempre estaré agradecido con ellos.

—Chicos... Quiero que sepan que tenemos tantas oportunidades como de ganar, como otras tantas de perder. —Nos dice el entrenador.

Estamos en los vestidores. Faltan un poco más de  30 minutos para salir allí afuera.

Sé que ahora que abandone a mi equipo de toda la vida, estarán molestos conmigo. Sé que intentarán ganar, y se que jugarán bruto. Solo espero que nada les pase a mis compañeros. Ellos no tienen la culpa de mis decisiones.

—Ahora vamos, salgamos a practicar un poco antes del juego. Por lo menos para hacer algunos pases. —Nos ordena el entrenador.

—Chicos... antes de que salgan les quiero decir una cosa... —Anuncia Mike.

—¿Que sucede hermano? —Pregunta Ethan.

—¿No te encuentras bien? —Se preocupa Lorenzo.

—No es eso...—Dice Mike.

—¿Y que es? —Digo con intriga.

—¡NOS VEMOS EN ITALIA HIJOS DE PUTA! —Y con eso sale a la cancha.

—¡Idiota! Me asusto. —Confiesa Lorenzo.

Todos nos reímos y seguimos a Mike.

————

Narra Isabella.

Las clases estuvieron bien... Nadie se dio cuenta de que había una nueva compañera, ósea, yo.

—Pasa. —Indica Rebeca.

Y yo ordeno.

—Buenos días, directora.

—¡Buenos días Isa! ¿Que tal tu primer día? —Sonríe.

—Muy bien... solo habrá que adaptarse. —También sonrió.

—Y dime... ¿en que puedo ayudarte?

—Yo se que es el primer día... pero quiero pedirte un favor.

—Dime querida.

—¿Crees Que pueda... —Toda la valentía que tuve al llamar a la puerta de esta oficina, se evaporó en un minuto.

—¿Pasa algo malo Isabella?

—No, No.... Solo Que ¿Crees que pueda hacer una sola llamada?

A Rebeca se le borró toda la gentileza de su rostro. Pero cuando noto que la mire con un poco de miedo, enseguida volvió a formar una sonrisa.

—Lo siento Isabella, pero no.

—Te prometo que solo-será-una-llamada.

—Confío en que lo será... pero aún así no puedo dejarte hacerlo. Créeme que no es por mi, es por las reglas.

—¿Y que dicen las reglas exactamente? ¿Que un tutor puede sacar a una niña de su vida cotidiana para ponerla en una academia en la que no quiere estar y además de todo esto no tiene derecho a hacer una sólo llamada para saber cómo está su hermano? — yo seguía teniendo un mínimo de esperanzas.

—Escucha... Si te dejo hacer esta llamada y mañana recibo una yo de tu familia quejándose por mis actos, la culpa será mía.

—Lo sé, pero te juro que no pasará. No le digas que dije esto... pero no pienso llamar a mi padre ni aunque fuera la última oportunidad que tuviese de hacerlo.