Capítulo XVIII: Mirando al cielo, una promesa de amor.

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Antes de marcharse, Caran llegó a escena. —¡Caran, ¿qué haces aquí? ¿Me darás ese huevo Ra-Seru que tienes en tu poder?!— cuestionó la muchacha con una actitud invasiva, lo cual tomó por sorpresa a la intrépida ladrona. Sin embargo, jamás esperaron su reacción.

—Qué niña más molesta. Está bien— dijo Caran resignada. —Te daré el huevo— afirmó. Lo que hizo que la muchacha corriera inmediatamente hacia ella para tomarlo. —¡Aguarda! No pensarás que te lo daré así, como si nada—. Caran observó al grupo antes de comunicar su condición. —Prométanme que despertarán los árboles Génesis de Buma—.

Todos se miraron entre sí, algo confundidos. —En eso compartimos intereses. Es justamente nuestra intención salvar a Buma. ¿Pero por qué quieres salvar esa ciudad en particular?— Gala sintió la necesidad de ser él quien dialogara con la mujer.

—Si les digo que es por amor, no lo entenderían. Aún son demasiado jóvenes para comprenderlo— afirmó la mujer antes de desaparecer en el acto, al igual que la bestia Juggernault.

No había mucho más que los detuviera en las ruinas de Uru Mais, así que partieron nuevamente al centro de investigación Usha. Al llegar, esta vez el recibimiento fue más simple, y el asombro por haber logrado la misión en tan corto tiempo se redujo a una segunda visita en menos de diez años.

Había mucho que contarle al Dr. Usha. Después de todo, el momento vivido en las ruinas para conseguir la Gota de Fuego no fue para nada ordinario. Sin embargo, no se permitió perder tiempo; la prioridad era eliminar la maldita Neblina de una vez por todas. El proceso de elaboración de la bomba temporal se llevó a cabo, y cuando los resultados fueron expuestos, había más dudas que certezas.

—¿Cuatro bombas? ¿Por qué son cuatro? Creí que con una bastaba— cuestionó el monje.

—Sucede que el hielo que cubre la entrada a la cueva en el Barranco de Nivora no es sencillo de destruir. Con lo cual necesitarán una de ellas para liberar el ingreso. Luego, dentro de la cueva, deben tomar distintos senderos para llegar hasta Koru. Allí tendrán que colocar el resto de las bombas. Las tres deben detonar al mismo tiempo. De no llevar a cabo este procedimiento, podrían morir intentándolo— explicó el Dr. Usha, tratando de no parecer fatalista.

—No pensé que sería tan complejo. Ya de por sí fue complicado conseguir la Gota de Fuego para fabricarlas— indicó Vahn.

—¿Cuál es el funcionamiento de las bombas?— Gala no quería perder su concentración en trivialidades.

—Una vez armadas y accionadas, tienen tres segundos para correr a cubierto. La dimensión de la detonación puede llegar a ser considerable; un descuido podría significar sus vidas— informó muy seriamente el doctor.

Los tres parecían satisfechos con la explicación; no quedaba más que ponerse manos a la obra. El camino al Barranco de Nivora era extenso y conservar las bombas durante el trayecto era imperativo. Fue Gala quien decidió cargarlas. A la hora de combatir contra los monstruos, él se colocaba por detrás de sus compañeros. Finalmente, cuando se pararon frente al enorme bloque de hielo que cubría la entrada, no había más que preparar la primera detonación. Mientras Vahn y Gala armaban la bomba, Noa observaba sin entender lo que hacían. —¿Ya está lista?— preguntaba a cada momento, probablemente para echarse a correr sin esperar los tres segundos. Fue Gala quien se encargó de la detonación. Le pidió a sus compañeros que se alejaran y, cuando accionó el dispositivo, se lanzó a correr. —Uno... Dos...— contó la pequeña Noa, llevándose una gran sorpresa cuando la bomba espacio-temporal explotó en ese mismo momento. Sacudiéndose la nieve y el polvo, se quejaba. —¡El Dr. Usha es un mentiroso, yo conté bien, fueron dos segundos!—

Gala fue claramente el más afectado por aquella detonación, pero ya estaba de pie. —¿Qué pudo haber salido mal para que la bomba explotara antes?— se preguntó en voz alta. Vahn lo observó y se encogió de hombros. No había mucho que pudiera agregar. Después de todo, solo entendían el funcionamiento que Usha les había explicado.

La Leyenda de LegaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora