Capítulo XIII: El origen de la Guerra

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Ir hacia el castillo de Dohati era el primer paso. Con la destrucción del generador, liberarían el segundo continente quedando así, sólo el de Karisto. No obstante, adelantarse a los hechos no era lo mejor para la sagrada misión que tenía. De hecho, hasta el momento habían tenido grandes dificultades, confiarse es lo peor que podían hacer. El camino fue algo extenso, abrirse camino por una Neblina tan densa desgastaba las habilidades de los jóvenes y las de los Ra-Seru.
Al llegar observaron la estructura por fuera. Era inevitable la comparación con el castillo de Zeto, de hecho, notaron al instante la diferencia más patente de todas era la distribución. En el castillo de Dohati se podía ver claramente que la estructura estaba construida hacia arriba, los distintos puentes que conectaban las torres y pabellones interiores culminaban con una cúpula redonda donde la Neblina escapaba en todas las direcciones. Lo que indicaba, sin lugar a dudas, que el generador estaba en ese lugar. Sin embargo, la estructura del castillo de Zeto por fuera era poco imponente. Ni siquiera se podría imaginar que, por dentro, la arquitectura se expandía hacia abajo. Con tres ascensores, tres niveles distintos de profundidad. Razón por la cual, cuatro tubos de gran diámetro cada uno, expulsaban la Neblina al exterior, dado que el generador se encontraba en el nivel más inferior bajo tierra.

Difícil era saber cuánto tiempo llevaban dentro de aquellas mazmorras. Los monstruos Seru llegaba a raudales. Luchar con énfasis de victoria era lo único que los llevaría a la cima para destruir el generador que estaba aterrorizando a la gente de las Islas Sebucus. Al atravesar el último umbral, Dohati se hizo presente, mostrando ser particularmente similar a Zeto. Podría deducirse que este ser era más obeso, pero el uniforme y Sim-Seru que portaba era similar...

—Entonces han llegado hasta aquí. Son un verdadero fastidio, un insufrible dolor de cabeza.— señaló Dohati, pero no obtenía respuesta de Vahn y compañía, que inmediatamente adoptaron la posición de pelea. Al ver que sólo podía dar un monólogo, Dohati sonrió macabramente antes de decir las siguientes palabras. —Estúpido Saryu, dejó que el desarrollo de Juggernaut se detuviera. Pero no importa, porque nada más podía hacer con ese Sim-Seru mediocre que le di. Yo fui quien ordenó a Xain que se encargara de ese entrometido de Hari. No todo es tan malo... Afortunadamente Juggernaut está al amparo del Príncipe Cort, con lo cual debo estar satisfecho de que mi creación se desarrollará en las mejores manos.— hizo una pausa convirtiéndose en un Seru completo. —¡Ahora ustedes Ra-Seru, deben morir!—

Una vez derrotado, Dohati buscaba desconsoladamente la alternativa de mantenerse con vida. Pero como era de suponerse si el Sim-Seru muere, el portador también lo hace.

—No me preocupa el destino... No llegarán mucho más lejos. Fue torpeza mía subestimar su fuerza. Pero el Príncipe Cort ya sabe de su existencia, sabrá cómo tratar con ustedes. Pronto encontrarán la muerte...— luego de esa especie de presagio o amenaza, Dohati desapareció en el aire.

Destruir el generador fue el paso siguiente. Eso hizo que la Neblina desapareciera gradualmente hasta finalmente, no dejar rastro. La próxima escena sería algo confusa. Un pequeño Seru flotaba en donde antes estaba el generador de Neblina. Brilló intensamente mientras emitía un sonido. De igual manera Meta, Terra y Ozma le contestaron. Luego de intercambiar unas pocas palabras el Seru explotó en pedazos, como si se hubiese colapsado.

—¿Qué acabamos de presenciar, era ese un Ra-Seru? ¡Ozma contéstame!— Gala mostraba desconcierto.

Lo siento Gala, no puedo contestarte esa pregunta...— la omisión de la cuestión dejaba en claro que el monje guerrero estaba en lo cierto.

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