Capítulo XIX: Batalla en el aire.

1 0 0
                                    

Sin darse cuenta, el viaje a la montaña Dhini fue posible debido a la caída de Koru. Dado que una densa capa de hielo anteriormente cubría el estrecho paso hacia ella. Ascender tampoco fue fácil, los seru en aquella montaña eran fuertes como podría esperarse donde la Neblina era bastante abundante. Ya en la cima, Vahn hizo sonar la flauta de manera enérgica y esperaron unos pocos minutos cuando finalmente unos hombres alados se acercaban desde el cielo.

 Ya en la cima, Vahn hizo sonar la flauta de manera enérgica y esperaron unos pocos minutos cuando finalmente unos hombres alados se acercaban desde el cielo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los seres voladores observaron al pequeño grupo con muchísima desconfianza, hasta que por fin uno de ellos decidió hablarles. —¿Quiénes son ustedes y por qué tienen una flauta de auxilio Soren? Es evidente que no lo son...—

El cazador de Rim Elm, alzó la mano para mostrar más claramente la flauta. —Nos fue entregada por Grantes, necesitábamos hablar con su gente.—

La hostilidad aumentó luego de pronunciar aquel nombre. —Así que ese traidor les dio nuestro objeto sagrado, no me sorprende...—

—No se hagan la idea equivocada, por favor.— Gala se adelantó, lo sintió necesario. —Mi nombre es Gala, soy un ex monje de Biron y llevo un Ra-Seru al igual que mis compañeros. Tenemos la intención de destruir la Neblina ¿Ustedes son amigos de la Neblina?— la pregunta del muchacho buscaba herir ese orgullo Soren que los ignoraba.

—¡¿Cómo puedes decir semejante calumnia?!— tuvo éxito. —¡Nosotros queremos destruir la Neblina, nos hemos mantenido en esta guerra durante años!— afirmó el guerrero Soren.

—Entonces no somos enemigos, por favor, necesitamos de su ayuda para llegar al castillo flotante y destruirlo.— Gala dio a conocer sus intenciones.

Los Soren los observaron con mucha desconfianza, luego se dieron la vuelta para debatir entre ellos. Cuando finalmente terminaron de intercambiar sus opiniones, el líder Soren de pelo anaranjado tendría algo que decirles. —Está bien, los llevaremos a nuestro campamento en las montañas. Allí se reunirán con el anciano y que él decida su destino.—

Al grupo de héroes Ra-Seru no les parecía del todo justo, pero era su única opción para llegar al Castillo Flotante. —Está bien.— respondió Gala. —Llévanos con tu líder, después de todo tenemos los mismos enemigos.— agregó.

Fueron advertidos de que el viaje sería algo incómodo. A pesar de ello, la que parecía disfrutarlo era Noa, que no dejó de agitar los brazos mientras se desplazaban en el aire. Siendo cuatro Soren, el de cabello anaranjado se tomó la libertad de no cargar a ninguno de ellos. Cuando finalmente llegaron a destino, los trató con indiferencia y les sugirió hablar con Cructes, el viejo anciano de la aldea.

—Bienvenidos, así que ustedes son los héroes Ra-Seru. Las noticias también llegan a lugares tan recónditos como Soren. Tenemos la suerte de tener a nuestros vigías. Mi nombre es Cructes, de antemano debo disculpar el actuar de mi hijo mayor, Luctes. Nuestra tribu no socializa mucho con el resto de la humanidad y era difícil distinguirlos como lo que ustedes son...— dijo el anciano.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 10 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La Leyenda de LegaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora