¹³

82 11 0
                                    

Despertó en esa tumba nuevamente, pero todo era diferente, como si el tiempo no hubiera omitido su existencia, apenas hecho. Había rejuvenecido.

Intentó ponerse de pie, pero estaba encadenado, miró las cadenas, notando que, aparte de eso, habían cambiado su ropa, una más acorde a la época de donde venía ese cadáver.

Un top blanco con dorado que cubría sus pezones y la mitad de su pecho y tenía mangas traslúcidas en un tono celeste, y unos pantalones blancos, muy sueltos, con un chal igual que las mangas, sobre su cadera, y una cadena en su cintura. Eso era lo que podía ver, porque su cabellera estaba decorada con pasadores de oro. Una mierda total.

Llegaron unos hombres y lo desencadenaron para llevarlo ante de esa cosa. Este estaba vestido con una túnica blanca, que dejaba ver aquellas partes que aún estaba podrida.

— tu belleza es inigualable... — murmuró uno de esos hombres, acariciando superficialmente su cabello, decorado con joyas.

JinYoung lo apartó, golpeando su mano. No quería ser tocado por nadie más. Ya fue suficiente humillación con que lo hayan desnudado y cambiado de ropa. Se sentía idiota, un verdadero tonto por haberse dejado llevar así de fácil, pero, ¿qué más le quedaba? Nada. Nadie lo esperaría, nadie lloraría por él, nadie haría algo para salvarlo, nadie estaría para él si salía vivo de esto.

— se van a casar. — indicó un hombre frente a él, enseñándole un pergamino lleno de geroglíficos. — serás su esposo, en esta y en su siguiente vida. No podrás traicionarlo, no podrás darle la espalda y no podrás huir de él. — 《un nuevo amo》 escuchó Park entristecido. Había perdido. — ya eres suyo. — el menor sollozó furioso.

— no... — murmuró aterrado. — ya me quitaron mi vida, no permitiré que también me quiten mi muerte, el lugar donde tendría paz.

Debido a su atuendo no tenía mucha libertad al momento de moverse, pero intentó alejarse lo más posible de él, aunque no tenía a dónde ir ya que estaba rodeado de esos hombres, pero quería manifestar su desacuerdo, cosa que a ese monstruo le molestó.

Se acercó a él y tomó su rostro, forzándolo a un beso.

No era algo que esa cosa quisiera (o tal vez sí) besarlo por capricho, sino que le quería mostrarle un mundo de posibilidades, mostrarle imágenes donde sus enemigos eran torturados y él poseía riquezas para no ser sometido por ningún otro mortal, quería comprarlo. Si aceptaba estar a su lado, no tan solo tendría el mundo a sus pies, sino que también vería al hijo de perra que le desgraciasó la vida se rodillas, pidiéndole clemencia; a sus padres pidiéndole benevolencia y a JaeBeom en una esquina sufriendo. Un mundo lleno de horrores hacia las personas que tanto mal le hicieron en toda su vida.

Quería apelar a un lado oscuro, desatar su odio sin consecuencias, pero... JinYoung sabía que ese "futuro deseado" le costaría su alma, lo único que nunca le pudieron quitar. No sabía si la tenía, pero si era así, quería que ella fuese libre; no quería ser un esclavo en su eternidad. No, no lo aceptaría.

Golpeó a esa cosa en la cara, utilizando el brazalete con extensiones de anillos que le habían puesto, para dar a entender su negativa.

— oh, ya vemos. — habló quien iba a oficiar la "boda". — quieres ser alimento para los perros.

— mátame ahora, al fin seré libre. — contestó. Fue puesto de pie por esos idiotas esclavos. — solo es su maldito capricho, ya puede tener el mundo a sus pies.

Sin JaeBeom, no habría sentido que intentara hacer dormir a esa cosa, incluso, podría afirmar que ya desertó de esta pelea. El monstruo les dio una indicación que los llevó a todos a sujetarlo y extendieron su brazo izquierdo, abriendo su mano para intentar cortarla. Pero JinYoung puso la mayor resistencia posible, logrando zafar su mano sin daño alguno.

El "sacerdote", como lo había bautizado en su cabeza, sacó su arma para dispararle un tiro en la cabeza y darle muerte ya, pero primero se la volaron a él. Park quedó conmocionado, con un pitido en el oído, pero fue liberado de inmediato.

JaeBeom había llegado al rescate, finalmente.

Este traía un traje completo antibalas y un casco, disparando a lo desgraciado a todos los presentes, teniendo cuidado con Park. Por mucho que el enemigo le disparaba, Lim podía resistir y seguía de pie, disparando hasta acabar con casi todos, menos el bicho ese, con JinYoung y un par de miedosos que huyeron, de esos se encargaría más tarde.

El castaño se puso puso de pie para correr a un lado de Lim, quien lo recibió entre sus brazos y lo dejó tras su espalda.

El monstruo sacó su espada y penetró el traje de JaeBeom. Por mucho que sea aprueba de balas, no lo era de ataques con armas blancas. Por suerte, solo fue un roce en el brazo. Los tres se dieron cuenta de esta desventaja. El inmortal sonrió con superioridad y empuñó su espada en dirección al pecho de Lim para herirlo de muerte, mas JinYoung se había interpuesto, recibiendo todo el daño.

La criatura se dio cuenta de este terrible error y quitó la espada del cuerpo del chico, dejando que este cayera entre los brazos del hombre mortal.

El arqueólogo se quitó el casco para mirar a JinYoung directo a los ojos. En ellos, veía la esperanza que Park tenía en Lim para derrotar a esa cosa.

— vas a estar bien... — murmuró JaeBeom, temblando por el miedo que sentía; JinYoung rió dulcemente, aunque adolorido. Nunca perdía esa inocencia.

— es primera vez que te escucho así... — murmuró antes de perder la vida. El mayor entendió lo que quiso decir y dejó un dulce beso en su frente, muy tarde para ser apreciado.

"La sangre de un corazón puro..." habló esa cosa con desinterés. El arma había atravesado, literalmente, el corazón del menor. Tal vez, supuso JaeBeom, esto sería parte del ritual, por eso ese necrótico se había obsesionado con JinYoung, no tan solo por su belleza inigualable y su pésimo RCP, sino que también querría su sangre y por eso quería obligarlo a ser su consorte.

— empieza con tu ritual para hacerte el dios que tanto quisiste ser hace años. — habló JaeBeom alterado. No quería sonar así, pero no podía evitarlo. — ya sabíamos que uno de nosotros iba a perder...

— puedo traer su alma devuelta. — le habló el ente. — solo si soy un dios...

Solo ese monstruo sabía el conjuro que iba a utilizar hace más de 4.000 años, solo él sabía los ingredientes y lo que podía hacer. Empezó a recitarlo, haciendo que la sangre que manchaba la espada retrocediera hasta el mango de esta y se transformara en una piedra brillante, con el propósito de apuñalarse posteriormente.

Lim sacó su arma y le voló la cabeza cuando terminó de conjurar y antes de que pasara a la acción. Se quitó el chaleco y tomó la daga.

— si esto lo devuelve a mi lado y a mi amigo, entonces me lo quedo. — me dijo, empuñando la espada contra su pecho, pero antes le dio otro balazo para ganar segundos. — y a ti te enviaré al infierno.

Se apuñaló en el pecho, justo en el corazón. Fue muy doloroso. La sangre que se solidificó en el mango, empezó a recorrerlo hasta llegar a su propio cuerpo. Estaba hecho. Por más que el ente gritara, lo golpeara y le quitase la espada, ya no había marcha atrás. A JaeBeom le tomó un momento asimilar el golpe que se había dado.

El inmortal gritaba desesperado, intentando hacerle daño, pero no reaccionaba a ninguno de sus golpes ni a sus amenazas.  No sentía nada más que el conocimiento penetrando su mente.

Sepulcro {JJP}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora