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Al terminar de llorar, tomó la determinación de ir a la casa de su carcelero para terminar de una vez por todas. Ni siquiera lo hacía ya por amor a la vida, lo hacía por un odio inconmensurable hacia JaeBeom. La arrogancia que ese hombre manejaba era igual o peor que el de su amo, él no era diferente a todos esos idiotas con los que había estado rodeado durante la mitad de su vida.

El viaje en auto fue horriblemente tenso. JaeBeom le daba miradas de vez en cuando, esperando a que abriera la boca o hiciera gesto alguno para aliviar la tensión, pero no había nada. No había quien los impulsara, un motor que rompiera la tensión. WonHo era quien protegía al menor de los comentarios insensibles de Lim, y ahora, sin él, la dinámica se complicaba aún más.

El pelinegro rogaba por algún milagro para que el menor lo dejase de mirar con odio y miedo. Nunca pensó en eso, hasta le daba igual antes, pero la mirada que Park tenía era algo que venía con mucho sentimiento. JinYoung no tan solo lo odiaba y lo maldecía, sino que le daba esa horrible mirada. No sabía que la mirada de odio de un chico de cabello castaño sería algo que lo intimidaría tanto y que el miedo que el menor le tenía a él, era algo que apretaba su duro corazón. Tenía ojos muy expresivos, y no pensó en que ellos habría odio.

Al llegar a la casa del amo de Park, este bajó del vehículo, luego, Lim se fue a esconder en algún lugar para pasar desapercibidos.

Park entró a la casa de su amo para robar esos objetos que le había traído, y de paso, recoger a sus gatitos y marcharse junto a Lim de este infierno hasta que hallara la forma de romper las cadenas que lo mantenían preso aquí.

Sospechosamente, las cosas estaban en la mesa de cristal en el centro de la sala de estar, listas para ser transportadas en su mochila. Era evidente que era una tampra, así que quería encontrar a sus gatos y huir lo antes posible.

— ¿dónde has estado? — saltó al escuchar la voz de su amo. Volteó a verlo, encontrando a sus 3 gatitos en sus manos, con bosales en sus hocicos y botas en sus patitas para que no escaparan.

— yo... yo te traje la momia. — contestó, no era tan verdad, pero tampoco era una mentira. Una mentira compuesta. — suelta a mis gatitos. — rogó casi en un sollozo.

— suelta la mochila. — le ordenó. Park obedeció por sus gatitos. — ¿qué te ibas a llevar ahí?

— puedo explicarlo. — respondió algo desesperado, intentando acercarse a sus amigos felinos, pero con cada paso, él le daba una fuerte caricia con sus garras, lastimándolos. — yo ya estoy aquí, así que déjelos a ellos. — sollozó aterrado, cubriendo sus labios del miedo.

— JinYoung, ¿sabes? Te envié a ese lugar porque eres bonito y cualquier hombre querría tener sexo contigo, a cambio de cualquier cosa. Eres una puta bonita, por eso te envié, para que Lim JaeBeom viera esa linda carita y te entregara todo lo de valor, sin que luego te reclamara, porque quedaría tan satisfecho con tu culo que se olvidaría de todo.

— ¿qué es lo que quiere? Se lo daré, pero déjelos.

— has sido un estorbo todo este tiempo, de que tengo que alimentarte, de que tengo que darte medicinas porque te enfermaste, de que tengo que mantener a esos gatos, estoy harto de ti, pero, para suerte tuya y fortuna mía, te encontré otro dueño. — JinYoung tembló al hacerse una idea de quién o qué sería su nuevo dueño.

Esa cosa salió de la oscuridad, ganándose a espaldas de su amo, junto a otros varios hombres. Park no sabía si huir o hacer caso, pues temía por el destino de sus amigos felinos.

— ¿qué van a hacerme? — preguntó asustado.

— bueno, muchacho, eso está en manos de tu nuevo amo. — contestó un hombre de traje y corbata, con un gorro rojo. — nuestro nuevo amo. — enfatizó.

Hombres con traje lo tomaron de los brazos, a lo que el castaño no puso resistencia, pero sí quería que sus gatos se fueran con él. No quería abandonarlos.

— ¿y mis gatos?

— a donde vas ya no los verás más. — contestó.

— iré siempre y cuando mis gatos estén a salvo. — ofreció, intentando liberarse. — prometo no poner resistencia ni hacer nada en su contra, pero quiero que mis gatos estén sanos, a salvos y con vida.

— ah, por eso no tienes que preocuparte, ya no tienes que preocuparte por nada. — le contestó él, dándole paso a esa momia apestosa para que se acercara al menor y tomara su pie descanso, besándolo y poniéndole posteriormente la zapatilla que le había robado.

JinYoung colapsó.

— ¡escúchame, hijo de perra! — le gritó enfadado, intentando liberarse. — ¡vas a morir, van a asesinarte! Vendiste tu alma por algo que no podrás llevarte al infierno. — exclamó. — va a llegar tu karma, y aunque yo llegue primero al infierno, te veré sufrir.

— tranquilo, el infierno ya está aquí. — contestó uno de sus carceleros, inyectándole algo en el cuello que lo hizo caer inconsciente.

Esa cosa miró al hombre al que le había comprado su nuevo esclavo, indicándole con la mirada que se deshiciera de los gatos. Los felinos significaban una amenaza para él, a su vez, estos intentaban hacerle daño por estar lastimando a su amo.

El mafioso echó a las 3 criaturas en un saco y los tiró al bote de basura fuera de su casa, luego fue junto a esos hombres y esa criatura. Se le había prometido una gran fortuna por el chico.

Sabía que dejarlo morir de hambre varias veces para mantenerlo delgado y bonito era una buena idea, una gran inversión. Había conocido a ese niño tonto cuando era una morsa, y ahora era una escultura, deseado incluso por los mismos dioses. Su belleza no se debía solo a su ascendencia coreana, sino que también a su constante entrenamiento y ayunos.

JaeBeom, desde lejos, vio a esos hombres llevarse al menor y cómo ese supuesto amo los seguía como cachorro en busca de una galleta, no sin antes haber echado una bolsa de basura al tarro que estaba afuera. Cuando esos hombres se esfumaron, se acercó a la casa y lo primero que hizo fue revisar la basura. Allí estaban los gatos que JinYoung tanto amaba, y no era difícil hacerlo, ellos eran tiernos por naturaleza y tenían un amo con un corazón puro.

— nos vamos a ayudar mutuamente, ¿okay? — murmuró, quitándoles el bozal y las botas para dejarlos en el auto.

Esta sería la última vez que pierda algo o a alguien.

WonHo se lo había dicho y por creerse un dios no le hizo caso. Esto no era más importante que la vida de alguien. JinYoung había hecho muchos sacrificios para salvarlo, porque él creía que tenía la respuesta de todo. JaeBeom le había metido ese pensamiento, que lo había estudiado todo y por ende lo sabía todo, pero ahora se sentía un idiota en jaque mate, sin embargo, no quería decepcionar al menor, no cuando había hecho mucho por él.

Él tenía razón en todo, en que intentó besar a un muerto solo para defenderlo, que le debía un gracias de verdad y un par de zapatillas, en que no tenía razón en todo...

Tuvo que quedarse solo para notar sus errores; esos errores le quitaron la vida a WonHo y pronto lo harían con JinYoung si no actuaba pronto.

WonHo se lo dijo... estaba solo en esto por ser un imbécil. Por endiosarse tanto, JinYoung terminó creyéndole y confió en su inteligencia al hacerlo menos.

Mierda, le había hecho gaslighting. Lo manipuló de una forma cruel, bajó su autoestima y por eso lo llevó a pensar en que solo Lim podría solucionar esto.

Ahora, si Lim JaeBeom no lo hacía, aparte de decepcionarlo, quedaría como el mayor fraude de la vida y habría condenado a la vida misma a ser una imitación del infierno.













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Sepulcro {JJP}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora