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Miles de imágenes recorrieron su mente, encontrando respuestas a las preguntas que siempre se hizo, viendo más allá del orizonte, el sol y la luna, nuevas estrellas nacer, escuchó las primeras risas de los niños y los últimos suspiros de quien agonizaba, vio el florecimiento de una nueva vida y la forma lenta en la que se marchitaba. Era un dios. Un dios en la tierra.

Volvió en sí, y con la misma espada con la que esa mierda había asesinado al castaño, lo degolló. Vio a los ojos, quería ver cómo la vida lo abandonaba lentamente. Esta vez no sería una siesta corta de miles de años, ahora estaría encadenado al infierno, donde pagaría todo el mal que había hecho.

— no creas que vas a pagar por tus pecados. — le habló, apuñalando las mejillas de ese ser con sus uñas. — te voy a torturar por diversión. ¿No querías jugar a este juego? Pues es mi turno...

Cansado, cayó de rodillas frente al cuerpo de JinYoung. Vestía hermoso, pero no era él. Le quitó esas joyas que no eran necesarias para hacerlo ver bien, él siempre fue hermoso, con o sin pasado delictivo, de cierto modo, JaeBeom renegaba la belleza del menor solo por haber cometido actos de los cuales no era culpable. Le costó entenderlo. Se sacó la chaqueta que traía para ponersela encima, los croptops del Antiguo Mundo se le veían muy bien, pero no sería un vestuario que le gustaría volver a ver en un largo tiempo. Le dio un beso en la frente y bajó a sus labios.

— yo también soy malo haciendo RCP. — le murmuró en los labios. No estaba seguro de si esto funcionaría, pero debía intentarlo. Si esa mierda pensó que un beso devolvía la vida, tal vez fue porque se basó en algo más.

Le dio un beso, abriendo sus labios para darle un poco de aliento. El cuerpo del menor tuvo un pequeño espasmo, reaccionaba. Jadeó adolorido y respiraba agitado. El dolor que sintió desapareció de inmediato. Rápidamente pasó su mano por su pecho que estaba manchado de sangre, pero ya no estaba su herida.

— ¿qué pasó...? — preguntó alterado, sentándose para retroceder de Lim. Este lo miró con tristeza. — no... no me asustes...

— él murió. — le contó.

— pero, eso es bueno. — alegó Park, mirándolo fijamente a los ojos. — lo dormiste.

— no, yo lo maté. — aclaró con sinceridad. — solo un dios puede matar a un inmortal.

— ¿qué quieres decir...?

— tenías razón, carecía de humanidad, no tenía alma... ¿qué más daba? Jamás me gané una o jamás la formé, así que... ¿qué podía perder? Hice que continuara con el ritual y yo me apuñalé para salvarte. — los ojos de JinYoung aún mostraban confusión, pero los de Lim solo reflejaban el dolor que sentía en su corazón, una angustia desesperante. — cuando te apuñaló, siguió el siguiente paso, que se trataba de ese maldito conjuro para hacerse un dios, se iba a apuñalar con tu sangre, entonces... yo le quité la espada y me apuñalé, por eso pude traerte aquí, devuelta.

— pero... ¿qué se supone que...? Ni siquiera sé qué preguntar honestamente. —murmuró. — no sé lo que eras antes y menos voy a saber lo que eres ahora.

— tal vez... tal vez estaba destinado a ser esto, era un recipiente vacío, sin un alma propia, y con esto tengo algo que me complementa. — contestó con tristeza. — no sentía miedo, no lloré por la muerte de mi mejor amigo, no lloré por ti, solo veía a las personas como objetos molestos, pero ahora todo cambió en mi mente. Ya no veo esta mierda como el descubrimiento del siglo, sino como la mayor mierda humana que existe y... no lo sé... ¿qué se supone que debía y debo sentir?

El castaño pudo escuchar la desolación en la voz de JaeBeom. No quería acercarse a darle un abrazo, pues temía ser rechazado, pero si algo tenía claro era que ahora veía humanidad en Lim.

— no sé si venga muy al caso esto, pero, si pudiste traerme devuelta a mí, tal vez puedes traer devuelta a tu amigo. — le sugirió, tocándole el hombro.

— ¿sabes dónde está?, este lugar está lleno de muertos.

— tal vez esté en esa cámara. — comentó, intentando ponerse de pie; Lim lo cargó en sus brazos. — podría decir que esto no es necesario, pero creo que mis piernas no pueden sostenerse por sí solas.

Al encontrar el cadáver de su amigo, la rabia, ira y tristeza lo invadieron, gritó y lloró lo necesario, pues lo que le había sucedido a su amigo fue su culpa y de esos imbéciles; se había descargado, pero, por obra del destino, logró devolverle la vida a su querido amigo.

JinYoung quedó maravillado con eso...

Se puso de pie por sí solo para apartarse y dejar a los amigos tener un momento íntimo, mas no duró mucho la calma. Su amo lo había atrapado otra vez, jalándolo del cabello y amenazando con degollarlo. Ese hombre no tenía escrúpulos.

— dame una paga por este mocoso. — exigió el hombre, tirando con rabia el cabello del menor. JaeBeom lo miró con odio. — dame mi paga por esta puta, ¿crees que es gratis esto de ponerle joyas y mantenerlo delgado?, ¿sabes cuántos hombres lo desean? Cómpramelo y es tuyo.

— JinYoung no es un esclavo. — habló JaeBeom con tranquilidad. — suéltalo ahora.

— tiene una carita muy bonita, ¿no? — lo ignoró, pasando el cuchillo por el rostro del chico, quien intentó apartarse, pero el anciano le cubrió la boca para retenerlo. — págame.

— si quieres dinero y riquezas, vas a tenerlos. — le dijo Lim. — pero suéltalo. No te daré nada si no lo sueltas.

— ¿cómo sé que no es un truco?

— ¿por qué querría mercancía barata?

Cuando el sujeto soltó al menor, WonHo abrazó al chico y lo escondió en su espalda. JaeBeom fingió buscar algo en su bosillo, distrayendo al hombre; detrás de él, uno de los gatos de JinYoung se acercó por la espalda, haciéndose más y más grande, hasta ser semejante a un lince y con la estarura de un león, él devoró la nuca del hombre; por los costados llegaron sus hermanos -con la misma forma- y atacaron. Ambos mayores cubrieron al menor, no era necesario que él viera este sangriento escenario donde estaban sus amadas mascotas involucradas. JaeBeom abrazó la cabeza del menor para que no escuchara los gritos. Cuando todo acabó, los gatos volvieron a la normalidad y se acercaron a los humanos.

— ya es hora de irnos. — murmuró Lim. Los 3 salieron de ese lugar junto a los animalitos. JaeBeom miró con tristeza ese lugar, la tumba de su humanidad. Aquí la perdió incluso antes de apuñalarse a sí mismo, las piedras fueron testigos de las atrocidades que hubiera sido capaz de hacer para conseguir lo que deseaba. Perdió a amigos, trabajadores y el amor por su trabajo al dejarse llevar por su avaricia.

Sin dudas, no quería volver a entrar, pero debía hacerlo. Lanzó granadas que consiguió en el mercado negro, por todo el lugar, en la mayoría de los pasillos. Logró salir a tiempo, antes que la cámara colapsara y se volviera un cementerio.

JinYoung lo miró a los ojos y pudo distinguir sus emociones, veía una persona luego de tanto dolor y pérdida; lo recibió entre sus brazos, dándole un fuerte abrazo, escuchando su llanto más vulnerable, abriéndose por fin.

Sepulcro {JJP}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora