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El castaño se había repuesto rápido, con tan solo unas palmaditas en la espalda lo calmaron, por lo que luego salieron de esa cámara, iluminando las paredes para ver si encontraban algo más que le pudiera dar una buena solución, no obstante, se encontraron con el enemigo de frente. Estaban dispuestos a pelear, mas no tuvieron tiempo. La persona de frente les esparció un polvo que los hizo caer dormidos al instante. JinYoung pudo aguantar unos segundos debido a cierta resistencia que había adquirido en casa de su amo, pero no fue lo suficiente.

— ¿qué hacemos con ellos, amo? — preguntó un sirviente.

Ni siquiera respondió, solo se acercó a Lee, lo tomó del cuello y absorvió todo rastro de vida de su cuerpo. Park lo observó pese a su nublada vista, y aunque tuviera miedo de la horrible escena, la impotencia de ver que no pudo hacer nada para defenderlo prevaleció. No tenía miedo de que ese fuera su fin, pero no pudo evitar pensar en que el mundo ahora estaría condenado si no dejaba a JaeBeom a salvo; culpa, eso se llamaba culpa, el sentimiento de no poder algo por salvar al resto aunque no era una situación que estaba en sus manos.

Ya con apariencia de hombre, les dio una orden a esos mojigatos que no pudo entender, pero ellos sí.

Se dividieron en dos grupos y los separaron. Unos se llevaron a JaeBeom devuelta a la cámara de donde habían salido y JinYoung fue llevado al exterior. Pestañeó, observando todo y a todos. Esa cosa fue llevada a un lugar cómodo para ser venerado en lo que se preparaba para el ritual que lo convertiría en un dios, mientras que Park ya se imaginaba a dónde sería llevado, por segunda vez. Las cadenas en sus tobillos delataron las intenciones de esos hombres, no obstante... él tenía una lima bajo la manga.

Fue echado en la parte trasera de un vehículo, por lo que se puso a limar las cadenas rápidamente, intentando no emitir ningún ruido. No le importaba fijarse en la dirección, conocía todas las calles de la ciudad como la palma de su mano, prioridad ahora era volver a buscar a Lim. Pensar en el destino de WonHo le entristeció, pero no podía permitirse pensar en ello ahora, pues lo que menos debía hacer era sollozar y llamar la atención. Logró liberar sus pies, por lo que ahora se vendría la parte difícil.

Golpeó fuertemente la cajuela, metiendo ruidos molestos para que se detuvieran y lo vinieran a ver. El vehículo frenó y en poco, abrieron la cajuela. JinYoung, con todo su odio acumulado, apuñaló el estómago de ese bastardo y salió del auto, enfrentándose a otros idiotas, a los que apuñalaba sin mucha ciencia, no al punto de matarlos, pero sí los dejaba fuera de combate. Vivió y creció en el mercado negro, sabía defenderse cuando era el momento... este era el momento.

Sin tiempo que perder, robó el auto y fue devuelta a la tumba. Tomaría a JaeBeom, iría a recuperar esas mierdas y detendrían el apocalipsis. Ya no tenía tiempo para tocarse la panza por el dolor que le provocaba el estrés de la situación, no se detendría a manejar sus ataques de pánico y no perdería el tiempo cuestionando la humanidad de las personas. Tenía un plan que debía ser perfecto, sea cual sea el costo.

La discreción lo significa a todo ahora. Robó el traje de uno de esos idiotas que logró dejar inconciente, después de eso, fue más fácil entrar, pues los tontos no eran capaces de diferenciarlo. Corrió a la cámara, sin encontrar a Lim allí, entonces dedujo fue encerrado en un sarcófago, ya que los dieron por muertos, tanto a Lee como a Lim. Abrió lo más rápido y silencioso posible cada sarcófago, hasta dar con el que atrapaba al arqueólogo.

JaeBeom, tal parece, ya había sido momificado vivo, de ese lugar. Park lo tomó entre sus brazos y lo sacó de allí, y usó la navaja para cortar las vendas. No estaba respirando y casi no tenía pulso, de seguro fue por la falta de oxígeno y haber sido drogados. Iba a ser enterrado vivo.

Abrió su camisa y empezo a masajear su pecho, intentando hacer RCP.

— por favor... por favor despierta. — le suplicó, acercándose a sus labios. — ¡que despiertes, maldito idiota! — gritó, golpeando su esternón. Apretó sus mejillas, dándole respiración boca a boca y golpeando su pecho. Cuando finalmente despertó, sonrió aliviado. — me asustaste...

— ¿y tú qué haces aquí?, ¿cómo sabías que estaba aquí dentro? — preguntó bastante débil.

— te lo diré todo, pero ponte de pie y salgamos de aquí. — le indicó, masajeando su pecho para que recuperara el aliento.

Park fue tomado del cuello y lanzado hacia atrás. JaeBeom observó lo que había tomado al chico, esa maldita momia que lo había enterrado. Cómo lo odiaba. 

De la funda del cinturón sacó la pistola y le dio 3 tiros que lo hicieron retroceder.

— ¡guarda las balas para los humanos! — le gritó Park, reponiéndose. El inmortal volteó y le dio una bofetada que lo dejó fuera de combate unos momentos, otra vez.

— a mano será. — murmuró, atacándolo con el taser, aunque con más golpes que pueda darle, no lograba hacerle un daño.

Esa cosa, sin inmutarse, lo tomó del cuello, alzándolo para ahorcarlo.

JaeBeom observó a JinYoung, esperando a que le tendiera una mano. Había intentado pelear con una momia para defenderlo, esperaba lo mismo, o al menos una pequeña ayuda para sobrevivir de esta.

— ¡oye! — le gritó, llamando la tención de esa bestia. Los labios de Park estaban entreabiertos, entumecidos. — suéltalo. — indicó algo indeciso, jugando con sus pies.

"Beso de vida" Habló la criatura en su lengua.

— quiere que le des un beso. — el rostro del joven se desfiguró en asco. — ¡solo dáselo, Park!

— claro, pero él no se lavó los dientes y yo no soy necrófilo. — alegó, sin embargo, al ver mayor sofocarse, cedió. — bien, pero debes soltarlo.

— díselo en su lengua, no te entiende.

— dile tú, sé leer, no hablar. — alegó, viéndolo morir lentamente, pero sabía de lenguaje corporal. A estas alturas, el peligro ya se había desmayado por la falta de aire, otra vez, por lo que tenía pocos segundos. La humillación que realizaría, se iría a la tumba de esa mierda. No, no lo haría. — ven... — murmuró, empezando a mover su cuerpo para captar la atención de esa criatura. Indicó con sus manos que se acercara, con movimientos sensuales y provocativos que había aprendido para estafar a los viejos pervertidos que rondaban la provincia de Alejandría debían servir para salvar su culo ahora.

Cuando esa cosa por fin soltó a JaeBeom, empezó a dar pasos atrás, haciendo que esa cosa lo siguiera. No permitió que la distancia se hiciera más pequeña, pero sí que se distanciara de JaeBeom. Al lograrlo, le lanzó su zapatilla a la cara.

Lim se había repuesto y aprovechó esa mínima oportunidad para escapar. Corrió hasta Park, tomándolo entre sus brazos.

— ¡mi zapatilla!, ¡tiene mi zapatilla! — gritó JinYoung enojado, siendo retenido por Lim.

— ¡yo te compraré otro estúpido par, pero vámonos! — gritó él, tomando el cuerpo del menor sobre sus hombros para salir corriendo.

Sepulcro {JJP}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora