41.- Una promesa para otra vida.

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JAYDEN

—Va a patearme el trasero —la voz del chico a mi costado me hace resoplar.

Le lanzo una mirada de fastidio, ya que lleva cerca de treinta minutos repitiendo lo mismo.

—Él realmente va a patearme el trasero —asegura cuando nos detenemos en la entrada del club —va a echarme a patadas y esto va a ser tu culpa, Jayden.

Me lanza una mirada alarmada y retengo la risa, parece realmente asustado y eso me causa gracia.

—Nunca nadie le ha temido tanto al abuelo como tú —me burlo y palmeo su espalda —vamos, Wrecker, no seas un cobarde.

Empujo su cuerpo e ingresamos al club de entrenamiento. Recibimos varias miradas conforme avanzamos, Cody retuerce sus dedos mientras nos acercamos a la oficina de mi abuelo.

Le lanzo una mirada divertida y Cody me la regresa, pero llena de nerviosismo. Ajusta la correa de su mochila deportiva sobre el hombro y se detiene cuando llegamos a la puerta de la oficina.

Tomo el pomo y la abro, mi abuelo se encuentra sentado detrás de su escritorio, eleva la vista cuando escucha la puerta abrirse y sonríe en cuanto me ve.

—Jay —dice quitándose las gafas que utiliza para leer —creí que no vendrías al club hoy.

—Si, bueno, hubo cambio de planes —me encojo de hombros —hay alguien que quiere ver si puedes entrenarlo.

Arruga la frente, él no suele entrenar a los demás boxeadores, hay entrenadores aparte dentro del club que se encargan de cada uno de ellos, así que evidentemente no se espera esa pregunta.

—¿Y ese alguien es...?

—Hola, señor Lewis —Cody da un paso para entrar. El nerviosismo aún está presente en él, pero se encarga de disimularlo bastante bien.

Mi abuelo se incorpora, su rostro se endurece mientras observa a Cody y solo en este punto me planteo si esto fue buena idea.

Cody vino a mí, diciendo que quería entrenar en el club del boxeo. Luego de que Zack fuese atrapado por la policía, hubo todo un proceso legal bastante complicado, Cody pudo ser librado gracias a sus excelentes abogados, y desde entonces, habíamos mantenido un leve contacto.

Sin embargo, parece que mi abuelo aún no tolera su presencia.

—¿Te atreviste a venir a mi club? —inquiere con tono frío.

—Sé que probablemente soy el ultimo chico al que desea entrenar —dice y su voz adquiere un poco más de firmeza —pero todos los años que he boxeado, lo he hecho por el motivo equivocado. Realmente quiero tener un buen entrenador, aprender, ser mejor. Y para mí no hay nadie mejor para eso...que usted.

El abuelo me mira, sonrío cuando estrecha la mirada hacia mí y me encojo de hombros.

—Sabes que entreno a Jayden —camina hasta salir detrás de su escritorio y se planta con firmeza delante de Cody. Él no retrocede.

—Lo sé, y realmente no pretendo que me entrene para campeonatos porque entendería que...

—¿Crees que entreno a chicos que no piensan en grande? —el abuelo arquea la ceja —parece que no me conoces bien.

Cody parpadea.

—Realmente admiro tu valentía para venir aquí y pedir esto, pero...

—Dale una oportunidad —el abuelo desliza su atención hacia mí —no me pondré celoso de que lo entrenes, lo juro.

UppercutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora