30.- Un campeón que ha perdido su gloria.

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Jayden

Han pasado dos semanas desde que acepté la pelea con Cody. Dos semanas en donde he retomado el ritmo de mis entrenamientos, he tratado de encontrar une equilibrio entre la universidad y mis entrenamientos para la pelea, he puesto mi mayor esfuerzo para no perderme en las sospechas de que, en cualquier momento, los hijos de perra pueden hacer algo para dañarnos.

Todos hemos tomado nuestras precauciones, mis padres sugirieron que podría volver a casa y quedarme con ellos por un tiempo, al menos hasta la pelea, pero me rehusé. No quería darles más motivos a esos cabrones para pensar que les tenía miedo.

Miedo no es lo mismo que precaución.

Sin embargo, pese a todo, puedo decir que todo está resultando mejor de lo que esperé. La relación con Tess volvió a la normalidad, como si nunca hubiésemos colocado la distancia entre nosotros, fue como un respiro, como sentir que toda la presión se esfumaba de mis hombros.

Luego de haber aceptado la pelea, ella se ofreció a quedarse en la casa conmigo mientras Lacy estaba con su padre. La idea de tenerla a mi lado todos los días fue demasiado buena como para rechazarla, así que acepté. Y aunque la pequeña volvió, prácticamente pasaban todo el día en la casa.

Sorprendentemente, pecas aceptó a Lacy sin inconveniente, seguramente porque es de la misma edad de Julieth y mi hermana pequeña también parecía encantada de tener a alguien con quien entretenerse.

Todo va bien, y eso, aunque me alegra, también hace que mi parte supersticiosa comience a sospechar.

Trataba de repetirme que todo saldría como debería, que no tenía absolutamente nada de que preocuparme, pero conforme el tiempo avanza, más inquieto me siento.

Supongo que cuando sabes que el peligro asecha, estás aguardando que ataque en cualquier momento. Porque sabes que definitivamente lo hará, que llegará en el momento menos esperado.

Así que para no terminar perdiendo la cabeza antes de tiempo, me refugié en el pequeño estudio que tengo en casa. Llevaba tiempo sin estar aquí más que cortos minutos al día, pero desde hace unos días, llevo pasando horas aquí dentro.

Observo la arcilla moldearse entre mis manos, el torno gira y mantengo la concentración mientras voy dando la forma que he imaginado en las últimas horas. Hoy se supendieron las clases en la universidad, así que nos quedamos en casa.

Tess vino luego de dejar a Lacy en la escuela, dijo que una de las mamás de las amigas de su hermana las recogería porque era el cumpleaños de una de ellas y que iría a buscarla más tarde, así que prácticamente tenemos varias horas para disfrutar de un momento a solas.

—Nunca creí que pudieras verte más atractivo que cuando boxeas —Tess ingresa al estudio —pero verte hacer cerámica, es otro nivel.

Retengo la sonrisa, apenas elevando la mirada hacia ella por unos cortos segundos antes de devolverla al material entre mis manos.

—Deberías tomarme una foto, ya sabes, para que puedas disfrutarla siempre —bromeo.

—Prefiero admirar el momento en vivo —objeta tomando asiento en una de las bancas que se encuentran a una escasa distancia —no te molesta mi presencia, ¿verdad?

—Para nada —respondo —¿por qué me molestaría?

—No lo sé, muchos artistas prefieren crear su arte en soledad —elevo la mirada hacia ella por unos segundos —¿no eres de esos?

—No, siempre cree las esculturas con mi padre, o con mamá. Luego, cuando Julieth nació, papá también le enseñó así que eran momentos familiares. No me molesta la compañía, mucho menos la tuya.

UppercutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora