NO fue hasta la tarde del día siguiente cuando Anahí pudo volver a hablar con su amiga. Dulce había telefoneado la tarde anterior para decirle que le habían pedido que hiciera un par de horas extras y que no tenía por qué esperarla levantada.
— Vete a la cama si estás cansada — le sugirió Dulce con amabilidad—. Ya te veré por la mañana.
Pero por la mañana, Anahí se durmió ya que se había pasado gran parte de la noche desvelada, pensando en su encuentro con Alfonso di Herrera. Cuando salió del dormitorio, Dulce ya se había marchado.
Por ello, pasaron más de veinticuatro horas antes de que pudiera hablar con Dulce de lo sucedido y para entonces, gran parte del resentimiento que sentía había desaparecido. Anahí llegó a la conclusión de que tal vez ella había reaccionado de manera exagerada. Después de todo, él tan sólo se había comportado de manera cortés. Y el paso del tiempo había hecho sus recuerdos muy selectivos, por lo que ella ya no estaba segura de algunos de los hechos.
La reacción de Dulce no ayudó a resolver sus dudas.
Ella parecía contemplar lo que había ocurrido como algo característico de Alfonso.
—El es así —le dijo Dulce, sin darle demasiada importancia—. Seguramente se dio cuenta de lo cansada que estabas. Siento que pensaras que él no debería haberte seguido. Me imagino que sólo estaba intentando ser amable.
Aquél no era el adjetivo que Anahí hubiera utilizado para describir a Alfonso di Herrera, pero Dulce no quería hablar más del tema. Dadas las circunstancias, Anahí no estaba dispuesta a contarle lo del ofrecimiento para llevarla al monasterio de San Emilio di Herrera. Anahí tenía miedo que, si se lo contaba, Dulce podría pensar que ella estaba intentando separarlos, cuando, de hecho, no había nada más lejos de su intención.
Igualmente, Anahí se había pasado gran parte de la noche preguntándose si Dulce tenía razón para creer que, porque estuviera esperando un hijo suyo, Alfonso accedería a casarse con ella. Cuanto más pensaba Anahí sobre él, más convencida estaba de que era el tipo de hombre al que no se le podía obligar a hacer nada, fuera la que fuera la presión que su abuela ejerciera sobre él. Incluso, tal vez podría negar que fuera el padre y decir que Dulce estaba mintiendo. Incluso aunque un análisis de sangre demostrara la paternidad, ¿quién cuidaría de Dulce hasta que naciera el niño?
Todo aquel asunto le resultaba a Anahí muy poco satisfactorio y ella estaba segura de que, si estuviera en el lugar de Dulce, sería incapaz de esperar durante varios meses para decirle a Alfonso que estaba embarazada. De hecho, Anahí encontraba todo aquel asunto bastante repugnante y no aprobaba en absoluto la manera solapada en la que Dulce lo estaba ocultando todo.
Por eso, mientras tomaban una copa de vino en el balcón después de cenar, Anahí no pudo resistir la necesidad de sacar el tema a colación. Aunque no le apetecía mucho hablar de Alfonso di Herrera, tenía que intentar entender los motivos de Dulce.
—¿Cuándo... cuándo lo descubriste? —preguntó ella— . Te hablo del bebé — añadió, al ver la expresión perdida de Dulce—. ¿Cuánto tiempo hace que lo sabes?
—No mucho —replicó Dulce, encogiéndose de hombros— . ¿Por qué me lo preguntas?
![](https://img.wattpad.com/cover/321715771-288-k890259.jpg)
ESTÁS LEYENDO
UN HOMBRE PARA DOS MUJERES
Fanfiction[ACLARACIÓN: ESTA HISTORIA ES UNA ADAPTACIÓN TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS A SU AUTORA ORIGINAL ] Anahí Puente sólo había esperado encontrar sol y tranquilidad en las vacaciones que iba a pasar con su amiga en Italia, pero se vio envuelta en un torb...