Masacre sutil

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Un día viernes a la noche, cuatro chicas o más bien dicho cuatro mejores amigas se juntaban para comer en la casa de una de ellas. ¿Su objetivo?, juntarse en un lugar que no sea la escuela.

Entre todas se contaban sus más oscuros secretos, aquellos en donde citaban sus tormentos o sus miedos más peligrosos. Confiaban las unas en las otras, aunque dentro de poco varias de ellas se arrepentirán de haberlo hecho.

Todas jugaban a las cartas mientras escuchaban música, hasta que en un momento una de ellas que estaba en la cabeza de la mesa, vio pasar algo por el vidrio del portón. Al principio no le dio tanto interés, ya que podría haber sido un auto que pasaba por allí, pero cuando volvió a levantar su cabeza, su vista se fijó en una figura alta con una máscara en la cabeza. Asustada saltó hacia atrás mientras gritaba y señalaba lo que había visto a sus amigas, ellas no vieron nada allí y terminaron diciendo que su amiga estaba loca y que había sido solo una ilusión sulla.

Queriendo olvidar lo que vio, le dio la razón a sus amigas y siguió con el juego, que cada vez se ponía mejor. Por alguna extraña razón las luces de la casa se apagaron repentinamente y lo último que sintió fue como algo o mejor dicho alguien la dejó inconsciente.

Al pasar un rato abrió sus ojos fijándose que estaba en un lugar que no era la casa de su amiga. También se dio cuenta de que solamente de sus tres amigas restantes, solo había dos en la mesa a la cual estaba atada. Asustada empezó a gritar, pero de su boca no sonó ningún ruido, tenía cubierta su boca. Desesperada quiso deshacerse de las ataduras, cuando oyó una puerta abrirse y de ella salir aquella figura que vio y detrás de esta a su amiga faltante con un enorme machete mientras reía fascinada con lo que veía.

– Valla!, esto sí que es un gran festín.

La muchacha veía como a sus amigas se les eran cortadas las extremidades como si de un animal se tratase, tenía miedo, mucho miedo. Sabía que ella era la siguiente en ser cortada viva por su ex mejor amiga, por aquella loca.

– O mira, es la tierna y linda Isabella – dijo con voz cantarina – dejé lo mejor para el final.

La muchacha sintió su cuello siendo cortado de par en par, su sangre salía como un líquido bastante espeso, su respiración se cortaba por su sangre hasta que dio un último suspiro escuchando de fondo.

"Que masacre más sutil..."

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