Cena familiar (Parte 1)

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Hoy por fin sería el día en donde Nacho conocería a la familia de su novia con una cena en la casa de sus suegros.

Mentiría si dijera que no estaba nervioso, una cosa era visitar a sus suegros solos y otra totalmente diferente era conocer a toda su familia.

Ahora se estaba terminando de abotonar la camisa para luego ir hacia el living encontrándome con su novia, quien también estaba tan nerviosa como él.

Salieron de su casa, subieron al carro, arrancándole, tomando camino hacia la casa de sus suegros.

Estaciono al momento de llegar, ambos bajaron y se agarraron de las manos.

– Seguramente tía Imelda te comience hablar de tu dinero, el tío Juan te hable para saber si te gustan los y autos de la abuela... – Nacho agarró la cara de su novia para sonreírle, sabía que estaba nerviosa.

– Siento que el que debería estar nervioso soy yo – le dice para luego besar su frente.

– ¿No lo estás?

– No, para nada, tranquila, soportaré cualquier cosa – le dice para nuevamente agarrar su mano.

– Okay, espero que te guste la comida de mi familia, es exquisita – nuevamente caminan hacia la entrada para tocar el timbre y esperar a que le abrieran.

– Seguramente me encanta.

Si supieras lo que te espera Nacho...

– Llegaron justo para la cena – le dijo su suegra recibiendo a él y a su novia con un enorme abrazo, fue invitado a pasar cuando ya comenzó a escuchar las voces de las demás personas.

Se le fue presentado a cada uno recibiendo de estas preguntas que no tenían nada de sentido, pero que él educadamente contestaba.

Un lugar en la mesa se le fue asignado justo al lado de su novia y enfrente de una señora que según él era la abuela, más bien la que se encargaba de lo económico de la familia. Sentía su mirada poniéndolo incómodo, pero trataba de disimularlo.

Una pata de lo que pareciese ser "jamón" se le fue puesta enfrente, a Nacho le parecía extraño su contextura, pero no opinaría al respecto. Se sirvió un pedazo de aquella cosa y sintió las miradas de todos, expectantes por ver las caras que fuera hacer el muchacho.

Al momento de probar un pedazo sintió un sabor exquisito, un paraíso de sabores tenía en la boca, era lo mejor que había comido desde que vive solo.

– ¿y? ¿Qué te pareció la comida Nachito? – Preguntó su suegro

– Está muy buena, los felicito – decía mientras se metía otro pedazo en la boca.

– ¡Vaya!, no sabía que te gustaban las personas querido – dijo la abuela

– ¿Disculpe? – pregunto extrañado – ¿Cómo que personas?

– Y claro, querido, estás comiendo la carne humana que esperabas – dijo su suegra metiéndose un pedazo de carne en su boca – sí que está deliciosa.

A Nacho le entraron ganas de vomitar, veía como todos allí gustaban de la cena con un placer inexplicable, hasta a su novia se le notaba que estaba disfrutando de la cena. No aguanto más y terminó desmayándose escuchando las risas y el masticar de las otras personas. No sentía miedo por ser el segundo, no sentía nada mientras caía en un lugar profundo.

Si Nacho lo hubiera sabido antes, ni se acercaba a aquella casa, ahora solo le hacía falta escapar...

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