Prólogo: (Taurus: El Guardián)

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Mis padres nos llevan a la playa, estoy feliz porque teníamos mucho tiempo que no salíamos. Mi padre había empezado a llevarse a Sol bastante seguido a Solaria. Mi madre dice que es porque mi padre está preparando a Sol para ser rey. Mi padre también me dijo que yo podía ser rey, pero yo solo quiero jugar con mi espada y por supuesto con mi hermana Lina. Aún recuerdo cuando nació, era tan pequeña; mi madre dijo que cuando fuese más grande, podíamos jugar juntos.

 Lina está en las piernas de mi madre en el suelo, mi madre suelta a Lina y ella gatea hacia la arena, ella se queda quieta y yo estoy con ella. Patalea en la arena y la empuja con las manos molesta.

—Taurus, pásale sus juguetes —mi padre habla desde la mesa. Me levanto y busco en el baúl los juguetes para que Lina juegue en la arena. Regreso rápido con ella, ella tiene mala cara; mi madre la sujeta, pero ella solo quiere ir al océano.

—Vamos a llevar a esta hermosa niña al agua —mi madre la carga y camina hacia a la orilla. Yo camino a su lado con una espada de madera jugando con la arena. Escucho las risas de Lina al acercarse al agua. Mi madre se detiene y se sienta en la orilla y Lina chapotea en el agua.

 Me adentro un poco más en el agua y escucho el grito de Lina, volteo y ella estira sus manos para venir conmigo.

—Quiere ir contigo —exclama mi madre, ella se levanta de la arena y camina con cuidado.

—Lina quiere ser libre —le digo a mi madre feliz.

—A penas cumplió los tres años el mes pasado, Taurus —ella me aclara gentil. Mi madre se agacha un poco y mi hermana por fin obtiene lo que quiere. Su cabellera roja se moja y ella empieza a chapotear en el agua, su sonrisa es evidente. Yo también muevo mi espada en el agua, yo me estiro y observo una roca gris y otra negra.

—Madre, mira. Las rocas se mueven —señalo hacia las rocas que se acercan a nosotros. Mi madre se levanta con mi hermana y mira a las rocas. Su mirada es de horror y me toma del brazo y empieza correr, no entiendo porque corre si son solo rocas que se mueven rápido. Ahora comprendo su temor, no son rocas, son tiburones. Las criaturas hacen un circulo con nosotros en el medio. Me sujeto a las faldas de mi madre.

—Tengo miedo —exclamo aterrado. Ella toma mi espada y empieza a moverla atemorizante hacia las criaturas.

—Aléjense de nosotros ¡ahora! —ella exclama—. Soy la reina y diosa Venus Godness, si le hacen algo a mis hijos o a mí, lo lamentarán.

—Nadie la lastimará a usted o a mi reina —una mujer surge del agua, ella porta una armadura verde con escamas y una increíble espada en la cintura—. Soy la capitana Laura Lowell. Hemos venido en paz a unir a un guardián con su protegida.

—No sé de qué habla, lo mejor es que se vaya —mi madre habla enojada, ella intenta retroceder, pero los tiburones se ponen en fila detrás de nosotros cortándonos el paso.

—Usted y el niño se pueden ir, pero mi reina se queda —la mujer habla seria.

—¿De qué reina habla? Yo soy la reina de este reino —mi madre se pone a la defensiva. Veo en dirección hacia la carpa de mi familia y hago señas hacia mi padre. Él se acerca y señalo a la mujer que amenaza a mi madre. Él se espanta y entra veloz al agua.

 Los tiburones se voltean, pero no se mueven solo se quedan mirando fijo a mi padre que corre hacia nosotros.

—¿Qué está pasando? —él exige enojado, él mira a los tiburones y luego a nosotros.

—Señor Godness —la mujer saluda a mi padre.

—Capitana Lowell ¿se puede saber por qué amenaza a mi familia? —le exige mi padre, él y mi madre están muy molestos.

—Como se lo había dicho a su esposa, hemos venido en son de paz. No queremos problemas con la superficie —ella expresa tranquila—. Solo queremos unir a mi reina con su guardián.

—Disculpe, pero el océano no tiene una reina —mi padre intercambia miradas conmigo y con la capitana.

—Aún no ha sido proclamada, pero sí ha nacido. Su padre sabe de esto, solo entréguennos a la niña y nos iremos en paz —la mujer habla firme.

—No sé qué se tramen mi padre y ustedes, pero mi hija no se irá a ningún lado —mi padre exclama enojado.

—Nosotros tenemos ordenes señor Godness y usted ni nadie podrá detener lo inevitable, el océano reclama a su reina y ella nos guiará a nuestro futuro —la capitana habla mientras que observa a mi hermana.

—Vamos a hacer algo —mi padre da un paso hacia nosotros—. Que Lina escoja a su guardián, pero que se quede con nosotros hasta que hable con mi padre y nos explique lo que está sucediendo.

 La mujer no habla por un momento.

—Acepto, pero recuerde que vendremos por nuestra reina —la mujer mueve su mano y dos tiburones se apartan dejando a mi padre acercarse a nosotros—. Deje a mi reina en el agua.

—Se va ahogar si hago eso —mi madre expresa asustada.

—Créame, hágalo —mi madre mira a mi padre buscando ayuda, pero este toma a Lina. Ella ha estado tranquila todo el tiempo, no ha llorado, no ha mostrado ninguna emoción.

 Mi padre sumerge a Lina hasta la cintura.

—Completa, señor Godness —habla la mujer seria. Mi padre la mira aterrado y obedece a la mujer. Lina está bajo el agua y no parece afectarle el hecho que no pueda respirar, empieza a nadar hacia la mujer soldado. Todos nos quedamos asombrados al ver a un pequeño tiburón acercándose a Lina, ella estira su mano y una luz emerge de los dos. La luz desaparece y Lina sale del agua con una cola de sirena.

—Mami mira —ella muestra feliz su cola de pescado.

—El mar no se equivoca señor Godness —ella le sonríe a mi hermana—. Vendremos dentro de tres días, espero que pueda resolver sus asuntos con su padre.

 La mujer soldada se va con los tiburones hacia mar abierto. Lina sigue jugando con su guardián, ellos se acercan hacia mi padre. Lina estira los brazos para que la carguen, mi padre levanta a mi hermanita con cuidado de no tocar su cola.

—Venus, envía una carta al castillo de mi padre y dile que venga lo más urgente posible —mi padre le ordena a mi madre y ella obedece. Me acerco a Lina y le toco la aleta, ella la mueve—. ¡No toques nada! —mi padre gruñe enojado. Me aparto de ellos.

 Así fue el resto del día, Lina jugando con su cola de sirena con su guardián; mis padres asustados, pero igual de enojados. Sol se asustó al ver a Lina y no quería acercarse a ella, Lina no me daba miedo. Más bien estaba intrigado de cómo iba a ser su vida después de este descubrimiento.

 Más bien estaba intrigado de cómo iba a ser su vida después de este descubrimiento

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El Imperio En Llamas (IV libro de la saga Dioses Universales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora