Me despierto tranquila, tengo las manos de Sol reposando en mi vientre. Él sigue dormido, aparto su mano con cuidado para no levantarlo. Me quiero ir a mi habitación para darme un baño, el calor me abraza y no lo soporto. Sol protesta y me atrae más a su cuerpo, esta vez me cubre con las sábanas y sus piernas.
—¿A dónde crees que vas? —susurra en mi oído—. No irás a ningún lado.
—Me quiero bañar —protesto, intento zafarme de su agarre, pero él es más fuerte—. Tengo calor.
—Aún es temprano, te quedarás conmigo —susurra en mi oído, siento el calor de su aliento—. Dame placer.
—No te daré nada —protesto dándole la cara, él abre los ojos perezoso.
—¿Por qué no me darás placer? La tengo dura —refunfuña como un niño.
—Eso es repugnante —me aparto de él—. Tienes una mano, puedes usarla con mi bendición.
—No quiero usar mi mano, no soy un niño —protesta malhumorado—. Tengo a una mujer a mi lado para que me satisfaga.
—Me parece increíble que tu madre sea la diosa de la feminidad y una activista de los derechos de la mujer, y tengas unos comportamientos tan machistas —comento sentándome en la cama.
—Mi padre me crío la mayor parte de mi vida, quéjate con él de mis comportamientos machistas si quieres —habla sin mucha emoción, me volteo seria, él me mira con una sonrisa. Él también se sienta en la cama—. Pero dejemos esos temas para más tarde.
—Como sea, me voy a vestir para irme a mi habitación y arreglarme —salgo de la cama, él me observa malicioso—. ¿Dejarás de mirarme como un pervertido?
—No puedo, eres una delicia de mujer —él se relame los labios—. No puedo creer que alguien tan majestuosa como tú puede estar con alguien como yo. Es algo que no me lo creo.
—Que galante —sonrío tímida—. ¿Tu padre te enseñó a ser alguien tan galante?
—Hijo mío, un alago a una mujer es la forma más genuina de amor —dice en un tono de voz más grave—. Mi padre puede tener ciertas cosas interiorizadas, pero no se le puede negar que su trato a las mujeres es honesto. Mi madre a veces no lo soporta, pero no le dura mucho porque mi padre haría todo para que mi madre lo perdonara.
—Es un buen hombre —sonrío.
—El mejor —él se levanta, no mentía cuando dijo que la tenía dura—. Déjame ayudarte a vestir.
Me pongo los pantaloncillos, él me ayuda con el camisón y el vestido. Me pongo las joyas y él me besa de forma tierna los labios.
—Arréglate bien, el torneo inicia al medio día. Dile a tus soldados que se alisten y le das sus nombres a Taurus para que se encargue de incluirlos a la lista de los competidores —él me toma de la mano y me escolta hacia la puerta. La abro y él me besa.
Camino fuera de su habitación escoltada por mis guardias y los de Sol. Mi torre no está tan lejos, aunque es tediosa subirla. Al llegar a mi torre mis damas me escoltan hacia mi habitación.
—Necesito hablar contigo Stephan —digo sentándome en el mueble, él corre a mis damas.
—¿Qué necesita de mí, mi señora? —él pregunta firme mientras que se encuentra a una distancia prudencial.
—¿Quiénes son tus mejores guerreros? —pregunto firme.
—Todos los soldados que están aquí son los mejores guerreros del reino —contesta serio—. Todos fueron seleccionados por sus extensas capacidades en el combate y la estrategia.
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El Imperio En Llamas (IV libro de la saga Dioses Universales)
Fantasía¿Cómo perdonas a alguien que te ha lastimado tanto? Esa es la pregunta que los herederos de los dioses y sus allegados tendrán que afrontar. Nuevos personajes como antiguos convivirán en esta entrega, que estará cargada de drama familiar, crisis exi...