Don't believe a word

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Entonces, tenía la opción justo frente a sus ojos. No recordaba nada. ¿Podían empezar de nuevo?

En el momento de leer ese mensaje, sintió toda su sangre como si se desplomara en el suelo y un alivio genuino que jamás había sentido en su vida.

Podía dejar un fantasma de él, empezar de nuevo. Por supuesto que sí.

Eric borró todas sus conversaciones entre ellos y todas las que llevaban su nombre y/o apellido, sin dejar rastro de que se odiaban. Borró todo lo que tenía que ver con Craig, no dejó rastro de que fuera amigo de Stan, que era el que más lo culpaba en ese momento, y de repente, estaba limpio. Tenía la cancha libre para fingir que eran los mejores amigos de la vida y eso le iba a servir más de lo que se podía imaginar.

Pero no podía volver al hospital si había despertado, no podía arriesgarse y lo más probable era que no lo dejarían entrar.

Pero, tenía que ir antes que cualquiera de sus amigos, así que decidió no ir a la escuela al día siguiente para verlo a primera hora.

Casi no pudo dormir de... ¿la emoción? No, ansiedad. Definitivamente ansiedad. Este era quizás el mejor de sus planes, y uno de los más improvisados.

Así que, a las nueve de la mañana en punto, estaba ahí parado frente al mesón, esta vez con un enfermero.

—Vengo a ver a Kahl Broflovski. Quiero saber cómo está.

—Buenos días —el enfermero rodó levemente los ojos y los llevó al monitor de su computadora—. Ah, ese muchacho. Está respondiendo bien, pero no puede recibir visitas ahora.

—Es importante.

—De todos modos, no te va a recordar. Lo único que sabe es su propio nombre y su edad. Puedes venir por la tarde.

—Deja que lo vea, solo está desayunando. —le dijo la chica del día anterior al enfermero, y le guiñó un ojo a Eric, que se puso rojo como culo de mandril.

—Cinco minutos.

Eric asintió y lo llevaron hacia el cuarto. Soltó un suspiro largo y tocó la puerta antes de asomar la cabeza. Al menos tenía la certeza de que nadie más lo había visto.

—Um... hey. —dijo el castaño entrando.

—¿Hola...? —Kyle frunció el ceño. Se veía muy despierto, como si nada hubiera pasado.

—Hola —cerró la puerta y se acercó dudando—. Soy...

—¿Eres...? —Kyle inclinó un poco la cabeza—. Lo siento, no recuerdo nada. Me han dicho que estuve dos semanas en coma por un accidente, y lo único que retengo es el dolor... —soltó una leve risa—. ¿Somos amigos?

—¡Sí! Am... soy Eric —le extendió la mano y Kyle apuntó su yeso con la cabeza, pero hizo el intento de estrecharla con la otra—. Cartman. Am... de hecho, soy el último testigo del accidente.

—Oh... am... ¿hace cuánto nos conocemos? —el pelirrojo lo miró con interés.

—Desde el kínder. —contestó Eric, pensando en qué podía hacer para devolver el teléfono pasando desapercibido.

—Wow... es mucho tiempo. Debemos ser buenos amigos entonces, si te dejaron entrar siendo que no puedo recibir visitas hasta la tarde... aunque qué bueno, porque me aburría como ostra... —soltó una leve risa.

—Ah, sí... tengo mis métodos. Cómo... ¿cómo te sientes? —preguntó Eric, armando todo un esquema en su cabeza pensando en cómo se comportaban los amigos normales.

—Dentro de todo bien, pero me duele la cabeza y el cuerpo. Dos semanas son hacer nada pues... dejan lo suyo. —explicó Kyle con una sonrisa desganada.

The Last Witness | Kyman//Cryle//BunnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora