Ruby Newby regresa a Hawkins después de haberse enterado de la muerte de Barb y todo lo que sucedió con Will. Actualmente vive con su padre y cuida de Dustin la mayor parte de su tiempo, tomándolo como un trabajo. Al pasar mas tiempo con este grupo...
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CHAPTER THIRTEEN.
La residencia Byers era su escondite temporal. La mayoría del grupo se acomodó en la sala que aun estaba decorada con los cientos y cientos de dibujos de Will pegados en la pared, el piso, las ventanas, todos sentados en absoluto silencio.
Todos excepto Ruby.
Ella se encontraba encerrada en la habitación de Jonathan, estaba desplomada en el piso, recargando su espalda en la pared. Su mirada estaba perdida en el suelo, ni siquiera sabía en donde se encontraba o en que dirección miraban sus ojos, su respiración era defectuosa, su maquillaje estaba corrido por las lagrimas, no sentía su corazón latir ni su sangre recorrer sus venas, las lagrimas ya no se deslizaban por sus mejillas, había agotado cada una de ellas. Sus manos aún temblaban de miedo.
Se sentía muerta en vida.
Había perdido a la única persona que mas le importaba en este mundo, y lo peor de todo era que se culpaba por ello. Haberse quedado parada mirando como era devorado por criaturas tridimensionales en vez de ayudarlo, quizás hubiera cambiado algo. Cambiado su final. La culpa de su muerte la invadía por dentro. Los recuerdo de su padre pasaban como un remolino en su mente, nunca mas vería esa carisma de Bob, los desayunos por la mañana, nunca mas vería la sonrisa dulce que regalaba, ni siquiera el sonido de su risa. Temía olvidar el sonido de su risa, su voz. No podía aceptar que no lo vería nunca mas.
¿Como podría sobrevivir con esto? ¿Como podría sobrevivir sin Bob? Estaba sola, no le quedaba nada.
Sintió como la puerta de la habitación de Jonathan se abrió, su mirada estaba en blanco que no se molesto de mirar quien estaba entrando. Solo sintió como la sombra de un cuerpo se sentaba a su lado, completamente en silencio. En su mano traía una taza con agua caliente, lo mas probable a que fuera un te para relajarla.
- Te traje un té caliente- Hablo una vez y desde ahí supo que la persona sentada a su lado era Steve - Es mas que nada para que tomes algo y te tranquilices. Estoy preocupado por ti.
Ella no hizo ni un solo gesto, su expresión era vacía.
- Bébelo, te hará bien - Insistió preocupado por la chica que estaba a su lado, trato de acercarle la taza.
- El té no podrá ayudarme, Steve-
La preocupación de la situación se negó a dejar que Steve esbozara una sonrisa en sus labios ante el uso de su nombre de pila. En cambio, se acercó más, sus ojos que se encontraron con el alma perdida de Ruby.
- Lo se, se que una taza de té no podrá ayudarte, pero solamente estoy intentando hacerlo-.
Decidió finalmente voltear su mirada hacia él, vio que su expresión estaba llena de angustia, preocupado de una tristeza que era irreparable, un dolor que el no podía remediar.