11.- одинадцять

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Yugyeom llevaba un uniforme color azul y blanco junto a unas hombreras gigantes. Gotas de sudor le escurrían en la cara como un trapo sucio que acababa de ser usado.

— ¿Qué haces aquí? Los sábados no tienes práctica de Hockey. — El pálido chico subió sus cejas de sorpresa al escuchar aquella declaración. Nunca hubiese imaginado que Yugyeom, teniendo el excentrismo de un poeta y artista destacado por la media, estuviera en campaña de algún tipo de deporte.

Porque el estereotipo sólo era definido por lo blanco y lo negro, en donde el arte y el deporte no se juntaban jamás.

— Soy jugador de Hockey de la universidad, mi carrera principal es arte pero también me dedico al deporte. — Le aclaró Yugyeom a YoonGi una vez que lo vio algo confundido. — Ya que me cancelaste, decidí venir a practicar en la pista de al lado. La universidad tiene un convenio con el equipo nacional, si tengo suerte podré entrar. — Jeongguk sonrió de manera sincera al escucharlo.

YoonGi frunció el ceño.

— Me alegra oír eso. — Se acercó a las afueras de la pista y le regaló un abrazo. — Quién diría que lo estás logrando

— Hombre, gracias por el apoyo. — Bromeó divertido mientras le daba un leve golpe. — ¿Entonces por qué me has dejado plantado hoy? — Observó a los jóvenes andar en la pista. — Porque Realmente no estoy entendiendo.

— YoonGi cree que es una buena idea establecer lazos de amistad para ganar.

— Buena suerte con eso. — Río divertido, ganándose una mirada de odio por parte del pálido. Yugyeom desvió la mirada en el momento que se dio cuenta.— Lo siento, es que si te lo cuentan en serio, si que dan ganas de reír. ¿Jeongguk dará clases? Suena como chiste para mí a decir verdad.

—  Es una buena estrategia.

— YoonGi, estamos hablando de ser jugador en una competencia profesional. Creo que conoces qué tan sucio pueden jugar los demás, las relaciones no son algo como una buena estrategia. Con el tiempo te darás que simplemente son lazos de doble moral, no todas las personas son como Jimin y tú, sobre todo por el hecho de que debo decir que su amistad debió haber perdurado sólo por el hecho de que tú ya no patinas. — Jeongguk se encogió de hombros. — Es difícil hablar sobre lazos y relaciones sociales si ya no estás participando activamente en el deporte, después de todo, dejas de ser un rival en la pista. Las relaciones dejan de funcionar cuando hay competitividad o incluso intereses mutuos limitados.

— Jeongguk, es ahí donde estás equivocado, el deporte del patinaje es más que medallas de oro, es más que estar en el podio por hacer circuitos prácticamente inhumanos. — Se acercó a él, olvidándose por completo de la situación actual en la que se encontraba, dejando un tras acercamiento, un desliz natural. Jeongguk lo observó atento. — El patinaje es ver a tus amigos triunfar, incluso desafiarse uno con los otros, apoyarse mutuamente, crecer juntos, hasta se podría decir que significa evolucionar juntos. Claro que no siempre van a ser ganadores los dos, pero al menos tienes amistades y recuerdos que te acompañarán en el momento que quieras dejarlo todo. — Hizo una pausa. — Esos niños de ahí, quizás te ganen un día o quizás no sean capaces ni siquiera de llegar a los Olímpicos, pero en sus corazones quedará aquel recuerdo de su admirable Jeongguk, alguien que incluso después de dejarse vencer porque no toma en serio el patinaje, decidió ayudarles en algo que ni siquiera le apasiona. Dejas la vara alta, dejas las expectativas listas para cuando tengan que aferrarse cuando caigan en lo más profundo y oscuro del deporte profesional. Lo necesitarán para cuando quieran llegar al estrellato

— ¿Para qué? Una vez que lo consigan simplemente se sentirán vacíos. Detrás de cada carrera lo único que queda son problemas de corazón y desesperanza.— Suspiró. — Justo como cuando decidiste retirarte. — YoonGi se detuvo completamente al escucharlo. — ¿De qué sirvió pensar en ser mejor que tú? Si después simplemente aquello se desvaneció en el momento que me volví el primero en el mundo y tú decidiste no patinar más. Tan solo míralos, no creo que ninguno de ellos esté preparado para saber que al final de la meta solo hay aplausos vacíos, miradas envidiosas y una presión social gigantesca, y no hay que hablar sobre la increíble soledad que se tiene.

Meraki [Kookgi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora