- Supongo que esto implica que mis vacaciones han terminado. - Se cruzó de brazos mientras cambiaba su expresión.
- ¿Vacaciones?
- Dijiste que me iría a hiatus y que me darías un tiempo para pensar y conocerme a mí mismo, pero literalmente nos encontramos en frente de la pista de entrenamiento. Y si no estamos aquí para patinar, entonces creo que deberías ayudarme un poco porque no se me ocurre nada más que observar cómo se derrite este hielo de mierda. - Se cruzó de brazos dejando su bolso en una de las bancas.
- Es sencillo. - YoonGi asintió con firmeza y se sentó a su lado pasándole su bolso para que lo abriera. - Solo tienes que abrir esto y te darás cuenta de lo que estoy pidiendo.
- ¿Qué es esto?
- Ábrelo.
El pelinegro frunció el ceño y abrió el bolso con cautela, esperando ver algo completamente inútil. Sin embargo, fue una sorpresa al ver un par de patines blancos con detalles plateados. Tenían detalles de desgaste alrededor de la punta del zapato que era evidencia del claro uso.
- ¿Tus patines?
- He descubierto que calzamos lo mismo. - Se encogió de hombros colocando sus manos en el bolsillo del chaleco que traía encima, observando el blanco hielo de la pista. - Pertenecen a una etapa que ya he superado como profesional, y estaba pensando que quizás podría ayudar a motivarte con respecto al patinaje, además he mandado a arreglar cualquier tipo de detalle así que prácticamente cuentan como nuevos, pero mantienen mi esencia.- Se mordió el labio. - Mantienen el diseño plateado que solía destacar en las competencias.
- YoonGi de verdad muchas gracias, pero sabes que no necesito tus patines, sabes muy bien cuál fue mi condición... - El pálido se sorprendió al escuchar el tono suave con el que se dirigió hacia su persona. No era una reprimenda, ni mucho menos algo que era derivado desde el rencor y el odio.
Había sido débil, casi como si fuera con súplica.
- Lo sé, por eso he traído estos para mí. - Jeongguk no supo en qué momento sacó otro bolso y lo abrió para mostrar un par de patines de color negro con detalles dorados. Era el mismo diseño que Jeongguk usaba hace algunos años en su adolescencia. - Recuerdo la promesa que te hice, por eso creo que es momento de dar otra perspectiva. Entonces pensé que sería buena idea cambiar nuestros patines para dar un simbolismo a nuestra relación actual, considerando que cambiamos un poco los roles. - Hizo una pausa al sentir lo nervioso que estaba. - Pero si quieres podemos botar la idea, y puedes seguir con tus patines.
- Me gusta...
- ¿De verdad?. - preguntó de forma inmediata dirigiendo su atención completa en los oscuros ojos de Jeongguk.
- Si. - Sonrió de forma simple, tranquila.
YoonGi se quedó helado.
- Pensé que harías más problemas y te podrías sentir furioso, o incluso caótico. - Trató de relajarse mientras hablaba, pero la forma en que apretaba el bolso con fuerza entre sus puños lo delató.
- Entiendo el motivo, después de todo una de las razones por la que mi padre te contrató fue para eso. Además, ya me estaba aburriendo de las vacaciones de todas maneras. No tengo muchas actividades extracurriculares como te habrás dado cuenta. - Se sentó en la banca y comenzó a desabrochar sus zapatos. - Quizás el pasar tiempo separado del hielo me haya generado un poco de ganas por patinar.
YoonGi le copió la acción sintiendo como su corazón bombeaba a mil por hora. Había pasado un tiempo desde que había pisado una pista de hielo de verdad con el motivo de patinar en serio. No había pisado ninguna desde que había entrenado con los niños de la comunidad en la que vivía antes de trabajar con Jeongguk y su familia.
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Meraki [Kookgi]
Novela JuvenilLa vida de Jeon Jeongguk se podría resumir en una palabra: Victoria. Había estado durante los últimos 12 años preparándose como patinador de hielo profesional, solamente para llegar a la cima; viviendo una vida llena de esperanzas, fraudes, tristeza...