— Jeongguk, debiste haber estado delirando. Las emociones de un adolescente en desarrollo y la admiración, pudieron haberte confundido de cierta manera. Después de todo, debo suponer que nunca le has dedicado tiempo a las relaciones sociales, como para enamorarte de alguien más, o que incluso te atraiga alguien. Tú mismo te refieres a la extraña relación que tienes con Yugyeom como algo sin significancia y pasajero. No tienes que cargar con la responsabilidad de lo que tu mente pensaba cuando eras adolescente.
El pelinegro lo observó atónito ante sus palabras.
— ¿Tanto te detesta la idea de que te quería? ¿Eres homofóbico? ¿Te desagrada que me haya gustado un hombre? — YoonGi negó efusivamente. — ¿Por qué te desagrada la idea de que te haya querido?
— Porque eras joven, apenas te relacionas con el mundo exterior. Tú único vínculo era aquel que tenías era con tu padre, quien al parecer nunca te entregó una pizca de amor. Claro que confundirías el amor cuando alguien te muestra el mínimo de simpatía. — Jeongguk soltó una risa sarcástica, de esas que sueltas con el coraje que traes encima. Luego, dio una vuelta sobre su eje con los brazos cruzados y volvió a mirarlo.
— YoonGi, si realmente quieres ser mi entrenador te daré un consejo. — El aura de rechazo que en ese momento rodeaba a Jeongguk, le había puesto los pelos de punta. Una corriente de electricidad le recorrió la espina dorsal en el momento que Jeongguk conecto sus miradas, obligándolo a tragar saliva. — No invalides mis sentimientos, sobre todo cuando no me conoces. Sé que a tu vista no soy una persona muy digna y honrada, pero al menos ten la decencia respetar lo que te digo en modo de una confesión.
— Jeongguk, claro que lo respeto pero debe entender que..
— Creo que ya te he revelado lo suficiente como para que vayas por la vida invalidado mis experiencias porque no soy como tú quieres que sea. — Le cortó. — yo sé qué era lo que sentía; sí, era joven, pero incluso el niño más pequeño del mundo te puede explicar con balbuceos lo que es el amor cuando lo siente. — Se mordió el labio, atrapando la rabia que contenían sus pensamientos. Apretó sus puños dejando fluir las emociones en flor de piel. — Me dijiste que quieres llevarte bien conmigo, que quieres entrenarme, entonces por favor no te desvíes cuando estoy tratando de mostrar una parte mí, sobre todo porque realmente no soy de las personas que confiesan sus pensamientos personales. — El autocontrol que ahora estaba tratando de lograr en su organismo estaba funcionando. — Y si tienes inseguridad de que esto podría cambiar la relación o incluso entorpecer tu trabajo, no lo hará. El Jeongguk que te quiso simplemente se le pasó, no siento nada por ti en este momento, puedes sentirte cómodo al lado mío. El YoonGi que alguna vez quise o que me gustó, se quedó enterrado en el pasado. No tienes nada de lo que me pueda sentir atraído en este momento, ni en físico, ni en alma.
Quizás fueron las palabras, la situación, o incluso la malinterpretación con la que YoonGi se había quedado, el causante de que se sintiera herido de manera silenciosa. No esperaba gustarle a Jeongguk, ni mucho menos pensar si quiera en que el muchacho se sintiera atraído hacia él, puesto que una de las cosas que tenían en común, era el de que no se agradaban del todo. Sin embargo, a nadie le hubiese gustado escuchar aquellas palabras.
Eran demasiado directas, demasiado fuertes.
No tener nada por lo que salvar…era algo deprimente. Incluso si él mismo había sugerido la idea de una equivocación, no obstante, se sentía herido de alguna manera. Claro que no esperaba que Jeongguk le confirmara que ya no le gustaba ante sus palabras, pero detallar el “porqué” había sido demasiado.
Tampoco es como que tuviera un problema presente con respecto a las inseguridades de su persona. Tenía demasiadas cosas en la cabeza como para preocuparse de gustarle a la gente, o incluso tener que caer en las necesidades de lo atractivo. YoonGi no se había detenido a pensar en el amor desde que había sido apenas un adolescente. El tiempo se le había esfumado entre las obligaciones de ser entrenador y los problemas de salud de su madre.
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Meraki [Kookgi]
أدب المراهقينLa vida de Jeon Jeongguk se podría resumir en una palabra: Victoria. Había estado durante los últimos 12 años preparándose como patinador de hielo profesional, solamente para llegar a la cima; viviendo una vida llena de esperanzas, fraudes, tristeza...