viii
¿Habia dicho anteriormente que Michael odiaba los días lluviosos?
Pues ahora su odio se había incrementado al millón.
El día de la cita con Luke había llegado, luego de una larga y tortuosa semana de espera, por fin había llegado.
Y estaba jodidamente lloviendo.
— Esto no puede estar pasando— musitó desesperado, alborotando su cabello y buscando su chaqueta favorita y una sombrilla, y haciendo acoplo de su buena voluntad y de las ganas de ver a su pequeño rubio, salió de su departamento.
La tarde caía entre matices grises y azules claro, la llovizna cayendo casi poéticamente en el asfalto. Casi un paisaje de alguna serie anime. Avanzó por las calles cuidadosamente, tratando en lo posible de no pisar los odiosos charcos y que alguna parte de su anatomía se mojara.
Simplemente odiaba esto.
Al llegar a la supuesta casa de Luke, los nervios afloraron rápidamente y a sus manos llegaron un incontrolable temblor. "Vamos, Mike. Es sólo un chico, no es la gran cosa" se animó mentalmente.
Pero, Luke no era sólo un chico.
Y con todo el valor que pudo reunir, tocó la puerta.
Segundos después, la puerta se abrió revelando al chico rubio: llevaba un jersey negro que dejaban al descubiero sus pálidas claviculas, jeans y botas militares. Su cabello iba peinado en cresta, que simplemente se le veía sexy.
Era tan hermoso.
— Tu cabello es negro— comentó Luke, cerrando la puerta tras sí y remarcando su sorpresa abriendo sus ojos.
—Como mi alma- remarcó el pelinegro con dramatismo, sacándole una sonrisa al rubio— ¿Estás listo, Lukey?
El aludido asintió enfusivamente y lo único que Michal quiso hacer en ese momento fue apretarle sus mejillas. Abrió de nuevo su sombrilla y Luke se pegó más contra su cuerpo, su piel enchinándose inmediatamente, antes de empezar a caminar por las casi desoladas calles.
— ¿A dónde iremos?— pregunto el rubio,cruzando sus manos en su pecho,
— En realidad... no lo sé— admitió Michael, mordisqueando su labio y su vista en el suelo.
Luke asintió una vez más, frunciendo levemente el ceño. Michael se sintió tan estúpido en ese momento: literalmente estaba en la cita de su vida, y simplemente no sabía que hacer.
Perfecto.
Llegaron a la plaza principal, mientras que escuchaban sólo la fría brisa chocar contra las gotas de agua.
— Me gusta la lluvia— comentó Luke con aire ausente, pisando los charcos de agua contra el pavimento.
— La detesto en realidad...— respondió Michael, encogiendo los hombros.
— Mi abuela decía que todo nace de la lluvia— comentó el rubio, observando las nubes—. Decía que... todos se sienten identificados con la lluvia porque es el único instante en donde pueden desvelar su verdadero yo. Todos desvelan su lado oscuro. Y todos pueden en realidad ser quienes en realidad son.
Michael obsevó al rubio, como si fuera una criatura exótica nunca antes vista. Se quedó totalmente mudo ante aquella respuesta, en blanco.
En comparación, las múltiples razones de su odio hacia la lluvia eran demasiado estúpidas.
Luke sonrió ampliamente hacia Mike antes de salir corriendo hasta el medio de la plaza, empapándose por completo con la lluvia. El pelinegro se quedó boquiabierto, mientras contemplaba atónito al menor. Luke abrió los brazos y empezó a dar vueltas, moviendo ligeramente sus largos dedos.
Era tan atrayente, tan hermoso, que Michael no podía despegar su vista de él. Un impulso lo movió, sus piernas cobraron vida propia y empezó a caminar hacia a Luke, cerrándo la sombrilla a su vez. El agua empezó a empapar su ropa y el cabello, mientras que trataba en lo posible de que un escalofrío de asco recorriera su cuerpo. Cuando llegó hacia él, los dos quedaron frente a frente, cada vez más cerca de su rostro, Michael pudo observar las motas claras que adornaban los ojos de Luke, como zafiros luminosos. Observó la poca barba que se asomaba de su tersa piel, y el pequeño lunar que tenía cerca de su mentón. Tan cerca, que sintió el aliento del menor golpeando su mejilla. Su mente quedó opacada con la dolorosa urgencia de probar aquellos finos y rosados labios.
Sus labios rosaron delicadamente, como una caricia imperceptible. Las galaxias que adornaban los oceánicos ojos de Luke buscaron los de Michael, la mezcla perfecta del verde menta con pequeñas motas grises. La adrenalina recorrió sus venas para que, de una manera torpe, volviera a chocar los labios del pelinegro, enredando sus manos sobre su chorreante y mojado cabello.
Y quizás, pensó Michael, sólo quizás... En verdad, todo nacía de la lluvia.
Y esto sólo era el inicio...
n/a: *bosteza* *se restriega los ojos* no se que hacer con esta fic, srsly.

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in my veins ☾ muke
Aléatoire❝Luke estaba en sus venas, Y Michael no lo podía evitar❞ High Raking: #856 en Fanfic