in my veins ☾ muke

epilogo

epílogo

Los días lluviosos no eran tan malos después de todo.

Michael cierra la sombrilla en el porche de su casa, frunciendo el ceño un poco al ver las nubes oscuras y amenazadoras en el cielo. Sin embargo, Michael no le prestó mucha atención y entró a su hogar. Se quitó los zapatos con cuidado, disfrutando de la calefacción e inhalando el aroma en el aire: pizza, perfume para bebés y menta. La mezcla favorita del teñido.

— ¡Estoy en casa!— gritó, quitándose la chaqueta de cuero y colgándola en el perchero, y acomodando el asa de su guitarra

— ¡Comedor!— gritó de vuelta su esposo, haciendo que Mike sonriera.

Con cuidado, se dirigió a la cocina, en donde se quedó observando la escena que tenía enfrente: Luke y Marloe estaban sentados en la mesa, cada uno concentrando en el libro para colorear que tenían en frente, y Luke meciendo de vez en cuando la carriola en donde estaba el pequeño Sky. La pequeña de tan sólo cuatro años ("¡Casi shinco, Papi!") alzó la mirada y le dio una hermosa sonrisa, mostrando los pequeños hoyuelos en cada mejilla.

— ¡Papi!— exclamó, sin embargo no se levantó. Al parecer el dibujo era más interesante.

—¿Qué tienes allí, peque?— el teñido se acercó a ellos, besando la frente de su esposo y revolviendo el cabello de la pequeña.

— Pinto a Stitch— afirmó la pequeña con determinación, sus ojos castaños frunciendose gracias a la concentración.

—Whoa, pintas mejor que Papá.

— Cállate, Michael.

El teñido frunció los labios, fingiendo lanzar besitos, haciendo que Luke soltara unas risitas.

— Papá, te shaliste de la línea ota vez— comentó Marloe, apuntando con su lápiz de color.

—¡Es arte abstracto! — exclamó el rubio, haciéndolos reir.

Un chillido demandante se escuchó vagamente y el teñido posó su vista en la carriola, en donde el pequeño Sky agitaba sus piernitas de emoción y sus brillantes ojos verdes lo observaban con emoción.

— ¿Me extrañabas, Skywalker?— exclamó el teñido, a lo que el bebé dio un chillido de júbilo, a lo que Michael respondió con un sonoro beso en su regordeta mejilla.

— Aún no puedo creer que hayas llamado a nuestro hijo Skywalker...

— Mis hijos no van a tener nombres ordinarios— declaró, acariciando el mechón azabache de cabello del bebé con su dedo índice.

Luke simplemente negó con la cabeza, con una pequeña sonrisa bailando sobre sus labios. Acomodó al pequeño en sus brazos, mientras que observaba con adoración a los dos rubios interactuar. Marloe era prácticamente la réplica exacta de Luke, obviando la constelación de pecas que manchaban su nariz y mejillas y sus brillantes ojos castaños. Sin embargo, tenian los mismos tics nerviosos, y los mismos gestos.

Marloe anunció que necesitaba más marcadores, y corrió a toda prisa a las escaleras, dejándolos solos. Luke se levantó con cuidado y le dio un casto beso en sus labios, recibiendo un chillido enfadado de Sky, quien no le gustaba estar en el medio.

—¿Cómo te fue en el estudio?— preguntó el rubio, haciéndole muecas al bebé de tres meses, quien agitaba sus puños con emoción.

— Genial. Feldy dice que posiblemente el álbum quede listo para Febrero— respondió, acomodando a Sky entre sus brazos—. Está quedando jodidamente genial.

— No digas jodidamente frente a Sky...

— Jodidamente.

—¡No jures frente a Sky!— exclamó, con una sonrisa.

—¡Libertad de expresión!— gritó, haciendo chillar de alegría al bebé en sus brazos.

— ¡Papá, no encuento los madcadores!— exclamó Marloe, haciendo que Luke le saque jugetonamente la lengua a su esposo antes de subir a las escaleras.

Mientras que sus dos rubios favoritos pintaban en el suelo de la sala y Michael le daba a Sky su biberón, el mayor no pudo ocultar su sonrisa. Porque, nunca había estado tan feliz en toda su vida. Porque tenía una carrera que adoraba en ascenso, dos preciosos hijos de los cuales agradecía todos los días. Tenía una familia. Y sobre todo, tenía al pequeño rubio que conoció en la lluvia, aquel rubio del cual se enamoraba todos los días.

Luke estaba en sus venas,

Y Michael no lo podía negarlo.

FIN.