"Abuela, espero que los días hayan sido amenos contigo y con mi abuelo. Siento haber partido de semejante forma y sin previo aviso; pero como sabéis, el trabajo es algo escaso en el gueto y no podía echar al lastre semejante oportunidad. No puedo dar una fecha aproximada de mi retorno a casa, solo os puedo implorar paciencia. Dentro de la carta tenéis un centenar de reales para aguantar una temporada, os iré mandando dinero con regularidad; por favor, cuidad de ambos y tengan cuidado allí afuera. Os quiero".
—El cartero está a punto de irse, dame la carta —ordenó Hollows.
—Ya está... —contesté, cerrando la carta y sellándola con esmero—. Por favor, dile que tenga cuidado con la carta.
Hollows me miró por unos míseros segundos, proyectando seguridad y calma en sus ojos; como siempre. Cogió la carta con cuidado y se apresuró a entregársela al cartero, quien ya estaba cruzado de brazos por mi tardanza.
—Procure que llegue, es importante —dijo Hollows a aquel hombre.
—El gueto tiene su propio servicio de correo, me niego a entrar ahí; de su carta se encargará otro una vez la entregue en la frontera del distrito —contestó con el típico tono de los que viven en el centro.
Dicho aquella frase, parecía como si el aire empezase a pesar. Una sensación extraña invadió todo el vestíbulo de la hacienda.
—Entregarás personalmente la carta, no hay más que decir —ordenó Hollows, captando la plena atención del cartero.
Este pareció haber visto un fantasma, el pelaje de su cara se erizó y sus ojos se abrieron como platos. Incluso desde mi perspectiva pude notar como sus pupilas se empequeñecían, como si estuviese mirando directamente a una luz brillante.
—Sí, claro... —dijo el cartero, cogiendo la carta con cuidado y guardándola casi con cariño en su petate azul.
Antes de poder espetar algo más este se marchó sin decir nada, avanzando a su bicicleta con movimientos adormecidos y su respiración tranquila. Al acercarme a la derecha de Hollows, y virarme para observar su rostro, este aún mantenía la mirada fija en el cartero. Una vez que Dereck cerrara las puertas el ambiente volvió a cambiar; esta vez a la normalidad, pero manteniendo aún todo el misterio de lo ocurrido. Si tuviese que explicar con palabras sinceras lo ocurrido hoy en esta sala, no me cabrían frases en la garganta para expresarme con absoluta totalidad.
—¿Has disfrutado del truco de magia? —preguntó Hollows, dando pequeños toques a mi brazo y con un tono de pura soberbia.
No quería ser demasiado duro con él, en parte fue sorprendente; pero estoy mas aterrado que cualquier otra cosa.
—Hollows... —capté su atención.
—Dime —dijo, manteniendo su tono extraño.
—Me has dejado con el cuerpo frío —le dije—. No mentiré, me ha parecido sorprendente pero...
Hollows soltó una pequeña risa, un tanto adorable para ser de él, y me miró.
—Perdona, a veces se me olvida que no eres un netopýr —dijo, en confianza—. Para la próxima te avisaré, no te preocupes.
—Llámame loco pero quiero volver a verlo —contesté.
—Eres todo un morboso, lince —dijo Hollows con un tono risueño.
Contemplé su nuevo rostro, rebosando de cierta euforia inocente, algo bastante raro para su forma de ser, pero bienvenido. Nos quedamos mirándonos un rato, como siempre hacíamos en momentos como este. Siempre que alguno de nosotros rompía el hielo, siempre acabamos por hablar de otras cosas para evitar miradas como esta; pero esta vez fue diferente: yo lo miraba, y él me miraba de vuelta... no hubo obstáculo verbal que nos impidiera seguir con ese juego de miradas tan intenso. Al poco tiempo de estar así noté a Hollows más cerca, pude notar el calor que rezumaba de su pelaje, ese calor tan ardiente que me atraía como polilla a una lámpara.
ESTÁS LEYENDO
La Calle De Las Cortinas de Humo
Mystery / ThrillerEn una sociedad, donde la separación de especies está a la orden del día, uno nunca puede confiar en él que tiene al lado. En Janet's Harbour, capital de uno de los imperios mas grandes del continente leudante, una sociedad eclesiástica que separan...