Demian
—Aun así... —insistí—. Te meterás en problemas.
Lo último que quería era perjudicar a Abiel. Llenándolo de falsos rumores y mentiras maliciosas que podrían crear por el simple hecho de estar a mi lado.
—¿Acaso no quieres que este a tu lado? —preguntó, formando un lindo puchero con su boca.
Desvié mi mirada de golpe, sintiendo mis orejas arder. Tener a alguien a mi lado, actuando de manera tan mimosa, era algo completamente nuevo para mí.
—No es eso... —murmuré.
—Demian —escuché como el dulce tono de Abiel se volvía ligeramente serio—. ¿Estás así por lo que dijeron mis amigos?
Apreté mis labios y guardé silencio un momento.
A los pocos segundos, giré mi cabeza nuevamente, mirando los castaños ojos de mi nuevo amigo.
—No soy buena influencia para ti, Abiel —dije, finalmente.
—¿Por qué lo dices?
Abrí mi boca para responder, pero Abiel continúo hablando.
—¿Lo dices por los rumores? —preguntó—. Yo no creo en esas cosas.
—Pero...
—Demian, escúchame —me cortó—. Lo digo en serio, eres mi amigo y nada ni nadie me hará cambiar de opinión.
—Pero te van a...
—¡Deja eso! —me volvió a interrumpir—. Mejor aprovechemos este agradable día.
Abiel no dudo en dejar caer su cabeza de manera suave sobre mi hombro, provocándome una pequeña corriente eléctrica por mi espalda al sentir el cosquilleo de sus cabellos tocar mi cuello.
Mis orejas y mejillas no tardaron en calentarse de manera sofocante. Desde esta cercanía podía sentir perfectamente el dulce aroma de su champú.
Trate de distraerme, jugando con mis dedos de manera nerviosa, ¿Abiel no se sentía avergonzado? ¿Estaba acostumbrado a esta cercanía con sus amigos?
—¿De verdad no quieres ir a jugar con tus amigos? —pregunté, tratando de distraer mis pensamientos.
—Aunque quisiera, no podría —respondió.
—¿Por qué no puedes?
—Porque... —hubo un pequeño silencio en su respuesta—. No tengo ganitas ahora mismo.
—Eso es solo una excusa.
—Si —me apoyo—. Una excusa para estar contigo.
Guarde silencio nuevamente. Soy solo yo o... ¿Abiel está muy atrevido hoy?
—Dime, Demian —continúo la conversación—. ¿Te gustan los días soleados?
—Prefiero los días lluviosos —respondí.
—¿Por qué?
Porque así podía llorar en paz...
—Me gusta el aroma a tierra mojada —mentí.
—¿Y te gustan los animales? —continúo—. ¿Tienes alguna mascota?
—No soy mucho de tener mascotas... —mentí nuevamente.
El recuerdo fugaz de la vez que lleve un gato callejero a casa y mamá me lo había arrebatado y tirado a la calle en plena noche nevada, me invidió el pecho con un sutil dolor.
Mamá odiaba la simple idea de tener que cuidar y mantener cualquier animal. Incluso odiaba el hecho de tener que cuidar de mí, su propio hijo.
—¿Tú tienes mascotas? —pregunté, tratando de desviar la dirección de preguntas hacia mí.
—Me gustaría. Pero mamá dice que no puedo tener ningún animal que tenga pelaje.
—¿Por qué?
Abiel no respondió.
—Oye, Demian... —volvió a hablar, después de unos eternos minutos en silencio—. ¿Te gustaría ir al puente después de clases?
Una pequeña sonrisa se posó en mi rostro al recordar todo lo sucedido en aquel puente en el último tiempo.
—Me encantaría... —susurré.
Abiel retiro su cabeza de mi hombro en cuanto escucho mi respuesta, volteando hacia los lados y arrugando ligeramente la nariz.
—¿Sucede algo? —pregunté.
—¿No sientes un aroma extraño?
—¿Un aroma...? —cerré mi boca de golpe y abrí mis ojos con fuerza.
Mierda...
Me levanté del escalón donde estaba sentado, mirando con desesperación donde estaba el baño más cercano.
—¿Demian?
—Am... —tartamudee—. Necesito ir al baño...
—Te acompaño.
Vi como hacía el ademán de levantarse, pero lo detuve de golpe.
—Puedo ir solo.
—Pero...
No espere a que dijera nada más y salí prácticamente corriendo hacia la entrada del edificio principal, corriendo por los pasillos para finalmente encerrarme en algún cubículo del baño masculino.
—Esto no me puede estar pasando... —murmure, deslizándome por la puerta hasta quedar sentado en la fría cerámica blanca del baño.
Abiel había olido mi desagradable olor corporal...
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Lazos | BL
RomanceLa vida en un ciclo que tarde o temprano llega a su fin. Pero en algunos casos este ciclo era interrumpido abruptamente. Abiel, quiere vivir. Demian, quiere morir. [Especial San Valentin 2022]