Demian
—Demian —temblé al escuchar la voz de mamá al otro lado de la puerta—. Abre la puerta.
Involuntariamente, llevé mis manos a mi boca cubriéndola para evitar hacer cualquier mínimo ruido.
—Demian —su voz se endureció de golpe—. Abre la puerta ahora mismo.
Tragué saliva y sollocé nuevamente. Aun la herida reciente ardía como el infierno.
Pero no podía hacer esperar a mamá. Simplemente no podía...
Me incorpore del piso y camine hacia la puerta de mi habitación con las piernas temblando, le quite el seguro a la puerta y la abrí por completo.
—Demian —la mano de mamá, toco mi mejilla de manera un poco brusca.
Solté un quejido prácticamente al instante en que su mano rozó mi piel lastimada.
—Necesito que ayudes a mamá en algo —apretó aún más mi mejilla, como incitándome a obedecerla—. Lo harás, ¿Verdad?
—Si mamá... —murmuré, sintiendo arder el corte de mi labio.
—Buen chico.
Su mano viajó desde mi mejilla hacia mi hombro, donde la apoyo con rudeza y me guio hacia la sala de estar, donde estaba ubicado el teléfono de la casa.
—Mamá hará una llamada a la abuela —explicó mientras tomaba el viejo teléfono y marcaba el número de memoria—. Y tú dirás a todo que sí y me seguirás la corriente, ¿Entendido?
Asentí.
Un silencio se formó en el ambiente, hasta que la abuela contesto la llamada finalmente.
—Mamá, hola —la tosca voz de mi madre cambio abruptamente por una extremadamente amable y cálida—. Lamento molestarte tan tarde...
Dejé de prestarle atención a su conversación por un momento, fijando mi mirada en la mesita de centro repleta de botellas de licor y el cenicero a tope, junto a una cajetilla mal abierta, la cual tenía algunos cigarrillos dispersos por el pequeño espacio.
Los mismos cigarrillos que usaría en un futuro para volver a quemar mi piel posiblemente...
Mi pecho se oprimió al reconocer la botella rota con la que mamá me había golpeado horas atrás. E inmediatamente sentí náuseas al notar un preservativo usado en un rincón del cuarto.
—Demian —la voz de mamá me hizo girar la cabeza automáticamente hacia ella—. La abuela quiere preguntarte como estas.
Vi cómo me extendía el teléfono e inmediatamente lo tomé con ambas manos, temblando en el proceso.
—Hola, abuela... —forcé mi voz para que pudiera hablar sin balbucear—. ¿Cómo está?
—¡Oh, pequeño! —su dulce voz fue como un gran y cálido abrazo—. Yo estoy bien, no te preocupes por mí, preocúpate por ti, cielo... Denisse me dijo que enfermaste gravemente por los climas tan fríos.
—Si... —mentí.
—Deberías estar en cama, pequeño...
—Me levanté al baño un momento... —volví a mentir.
—Debes cuidarte más, amor —la preocupación sincera de mi abuela me produjo un nudo en la garganta.
Odiaba mentirle por mamá...
—Si abuela... tendré más cuidado.
—Denisse me dijo que te recetaron medicamentos muy caros —hizo una pequeña pausa—. ¿Tienen como comprarlos?
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Lazos | BL
RomanceLa vida en un ciclo que tarde o temprano llega a su fin. Pero en algunos casos este ciclo era interrumpido abruptamente. Abiel, quiere vivir. Demian, quiere morir. [Especial San Valentin 2022]