Se despertó al oír ruidos provenientes de la cocina y revisó su reloj de mano para notar que eran diez minutos antes de las siete en punto. Se levantó con cuidado para no generar ruido y se asomó a la puerta, tan solo dejando ver sus rizos rebeldes. Allí vió a Melanie preparando el desayuno, silbando, demasiado concentrado como para percatarse de su presencia.
—Hola, Roja. —la saludó con una sonrisa, ya acostumbrado al apodo con el que todos la llamaban.
Le dejó un beso en la mejilla y vió una sonrisita ladera entre labios aunque su verde estaba apagado.
—Hola, Harry. —le devolvió el saludo para regresar a concentrarse en el huevo sobre la sartén.
—¿Sucede algo?. —inquirió, apagando el fuego de la hornalla de la pava, que estaba a punto de chillar. En ese momento notó que únicamente había dos tazas, y eran tres en casa—. ¿No vas a comer?.
—Ya desayuné, gracias. —le agradeció, agregando pedacitos de tocino a los huevos revueltos—. Y solo estoy un poco triste porque tienen que irse, y ya me había acostumbrado a que seamos tres en casa. —le reconoció, haciéndole sentir un poco de lástima—. Aunque Lou ya me contó que deben ir a Brighton por la investigación.
—Espero que acabe de una vez, que esa mujer tenga la respuesta. —deseó, soltando un suspiro.
—Louis es buen policía, y junto a Zayn y Liam nunca se dan por vencidos. —trató de tranquilizarlo, dándole palmadas en la espalda luego de haber dejado dos platos de huevos revueltos con tocino y dos tazas de café en una bandeja, junto a un pequeño papel—. ¿Pudieses ir a despertar a Louis y darle esa nota? Debo irme al jardín.
—Claro, no hay problema. —le restó importancia, agarrando la bandeja con cuidado de ser torpe.
Se despidieron con un beso en la mejilla y se encaminó hacia la habitación, abriendo la puerta con el pie. Se paralizó en el umbral al ver a su policía durmiendo plácidamente, abrazando con todas sus extremidades y fuerza la almohada donde escondía mitad de su rostro, exhalando lentamente. Su corazón empezó a derretirse por la ternura, cerró la puerta y dejó el desayuno en una mesita de luz.
—LouLou, es hora de despertarse, amor. —le informó, a lo que lo escuchó quejar sin abrir la boca, provocándole una sutil risita—. Hoy Roja se me adelantó y nos preparó el desayuno.
—Cinco minutos más, bebé. —pidió, despegando el rostro de la almohada para verle negar, por lo tanto gimió en un intento de ruego—. Vamos, bebé, podemos dormir juntos un poco más. —he hizo un puchero en su dirección, extendiendo los brazos para que se acerque y abrazarlo.
Sabía que lo hacía apropósito, sabía que le llamaba y lo miraba así porque inevitablemente se sonrojaba por timidez y ternura, porque caía un poquito más por él y se le hacía inevitable llevarle la contra. Y, aunque le sonaba genial la idea de permanecer escondido en el pecho de su policía, tenían que preparar las valijas por dejarlas a último momento, además de que el tren salía a las diez.
—Si no es por las buenas, va a ser por las malas, Tomlinson. —avisó, observando su leve ceño fruncido acompañado de una sonrisita divertida.
Se arrodilló en el borde del colchón, viéndolo con cierta picardía. Quería besarlo, pero si lo hacía arruinaba el juego que ni siquiera había iniciado.
—¿Y de qué serías capaz, Styles?. —lo provocó, divertido ante la situación, pareciendo que podía ver sus ganas.
Sin esperar más, rápidamente se colocó a horcajadas del contrario para hacerle cosquillas, arrebatándole carcajadas y pedidos de que se detenga. Sentía sus manitas sobre su pecho, tratando de empujarle junto a las patadas al aire que le daba al ser un manojo descontrolado, adorando escucharle y verlo desarmarse de la risa bajo su cuerpo.
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My policeman.
Fiksi Penggemar1957, Holmes Chapel. Harry Styles es un joven que ha conseguido un trabajo en el único museo del pequeño pueblo inglés como guía y, a contra turno, de mesero en un cálido y tranquilo bar en un intento de ayudar económicamente a su familia. Ha dejado...