09. Lo que has negado toda tu vida

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Condominio Hwamoon, Hannam-dong, Corea del Sur

Martes, dieciseis de agosto de 2022

Después de veinte minutos esperando en el pasillo, Youngho por fin le abre la puerta, pero ni siquiera lo mira y se lanza sobre el sillón mas grande, con el antebrazo izquierdo cubriendo su rostro. Cierra la puerta detrás de si con poco cuidado, al principio está molesto por haber tenido que esperar tanto tiempo, y ahora distraído con el desastre que son el departamento y Youngho mismo.

Hay un olor terrible a comida podrida, sudor y algo más que no logra identificar, ni siquiera cubriendo su nariz con la manga de su chaqueta puede dejar de sentirlo y le están dando náuseas; cajas vacías de pollo frito y otras cosas tiradas por cualquier lado, uno de los sofás y tres sillas de la barra dadas vuelta, objetos rotos y muchos pedazos de vidrio de diferentes tamaños regados por el suelo, las paredes y ventanas manchadas de sabe Dios qué, no puede ni caminar tranquilo por miedo a resbalarse y contagiarse de una de las mil nuevas bacterias que se deben haber creado en ese caldo de cultivo.

Todo se ve más asqueroso y tétrico bajo la luz tenue de la chimenea, pero por dentro agradece que no estén prendidas las luces porque vomitaría si ve una cucaracha.

-¿Qué pasó? -pregunta asqueado-Me sorprende que nadie se haya quejado de la peste. No sé como lo soportas.

-No es tu puto asunto si MI casa es un vertedero, o si huele a mierda o a flores -responde en un gruñido. -¿Qué haces aquí? Por algo cambié la contraseña y te quedaste media hora afuera. Por tu puta culpa tengo jaqueca.

-¿No será eso en realidad porque vas por tu enésima botella de whisky? -refuta, señalando con la mano, aunque no lo esté viendo, los envases vacíos de alcohol, rotos e intactos, regados por la sala, también las copas sucias abandonadas sobre la mesita de café o a los pies de esta. -¿Qué sucede contigo? No me respondes las llamadas ni los mensajes y te encuentro así. Cualquiera pensaría que algo trágico te pasó y te tiraste al abandono por eso.

Youngho carcajea sin ganas, como si le hubieran dicho una broma poco agradable. Con su brazo derecho, a ciegas, busca alguna botella y cuando encuentra una que todavía tiene algo, sin siquiera fijarse qué es, empieza a beberla como si nada. Se acerca a él y con todo el asco del mundo le quita la botella grasienta y la coloca de regreso en el piso.

-Si no te conviene, no entiendes... -murmura irritado. -Si no te dan algo, lo robas... Típico de tí...

-¿De qué hablas?

-De que eres un imbécil, Mark, de eso hablo -espeta-. De nuevo, ¿qué haces aquí? No has venido a verme solo porque sí y tu insistencia no es porque quieras coger o ya te habrías ido con otro.

Tiene que morderse la lengua un par de segundos para evitar que se le escape algo que no debe. Si que puede ser irritante cuando quiere.

-Por si se te olvidó, que lo dudo -continúa-, se murió Doyoung, así que vete a la mierda y déjame en paz.

Wow, de todas las cosas tenía que mencionar eso. Já, y se supone él es el hipócrita...

-Ya deja el teatro, todos ya se creyeron el cuento del novio engañado, retoma tu vida de una buena vez. Llevas encerrado dos semanas y, por si se te olvidó, tienes una empresa que manejar. En este momento no puedes-

-¡Y a tí que mierda te importa si la empresa de MI familia se va a la quiebra o no! -exclama con molestia, interrumpiendolo. Finalmente descubre su rostro y se sienta para poder encararlo, mirándolo con disgusto y molestia. -No te metas donde no te llaman.

Que dulce. Como siempre, se pone sensible si le hablan de sus responsabilidades, al menos eso no ha cambiado durante su encierro.

-Me preocupas, Youngho. Esto -dice en referencia al departamento- no está bien. Necesitas una ducha con urgencia y llamar a un servicio de limpie-

Los adorados secretos de Kim DoyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora