12. El consuelo que solo tú me puedes dar

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Condominio Clarity, Seúl, Corea del Sur

Sabado, seis de agosto de 2022

-Buenas tardes, soy visitante del departamento 2100 -informa al vigilante quién, luego de registrar sus datos, le permite el ingreso a la cochera subterránea del condominio.

Kun se estaciona en el lugar designado, al lado de un Mercedes gris. Respira profundamente varias veces antes de bajar y dirigirse al ascensor, junto a él suben un grupo de cinco niños con costosos uniformes guiados por una joven de quizás la misma edad de Dalai, la cual carga como puede las mochilas de todos.

No puede evitar recordar que así solía verse él cuando sus hermanos eran pequeños; ellos esperaban en el patio a que fuera su hora de salida para ir juntos a casa. A veces algún maestro o conserje les ponía el ojo un rato al verlos andando por ahí, con tal de que no suceda un accidente, no tanto por ayudar sino porque eso sería más problemático para la escuela, pero normalmente estaban solos.

A ninguno le gustaba cargar sus mochilas, incluso si no eran grandes ni pesaban tanto, por lo que le tocaba llevarlas todas con tal de que a ninguno se le ocurriera tener un berrinche en plena calle. Para su suerte a Yiren le consiguieron una maleta con rueditas, ya que todas las niñas en su escuela tenían una y no había forma que ella no, así que la usaba como carreta.

Son momentos de su infancia y adolescencia que lo marcaron de buena y mala manera. Su situación ha mejorado de forma notable, por tanto aquello no es más que un simple recuerdo de algo que no representa su realidad y puede sonreír con nostalgia, sin embargo de no haber tenido tanta suerte sería un amargo recordatorio de que no pudo escapar de la vida que tanto le disgustaba.

Cuando otras personas mencionaban el tema, solía decir que él se esforzó por tener lo que tiene: el dinero, la comodidad, el lujo y los beneficios; pero ahora que Doyoung ya no está, su realidad inventada se cae a pedazos. Consiguió la vida de placeres con la que miles de personas sueñan porque un hombre adinerado lo escogió para ser su compañero, porque tuvo la suerte de que viese algo en él lo suficientemente valioso para no hartarse y proponerle ser su esposo y formar una familia, no hizo nada para obtenerlo ni merecerlo, solo se dejó llevar y aceptó las imposiciones, el precio a pagar por esa ilusión hecha realidad sin siquiera pensar en las consecuencias.

Bien dicen que no todo lo que brilla es oro.

Desde que su esposo falleció, los días no han sido más que constantes martirios al continuar con esta pantomima donde finge ser fuerte por sus hijos y está dispuesto a luchar contra los Kim, cuando en el fondo lo único que quiere es poder irse lejos a iniciar de cero.

La niñera y los niños bajan del ascensor, quedando las puertas abiertas, siendo entonces cuando nota que no presionó el botón del piso al que va por estar distraído. Segundos después de dar la orden, el ascensor inicia rumbo hacia su destino.

-Ha llegado al piso 21 -informa una voz robótica.

Al salir nota que hay un corto pasillo con dos puertas, una de cada lado, pero ninguna tiene número. Realmente odia este concepto desde que se enteró que existía por boca de su esposo, quién había querido comprar un duplex así en algún momento; por supuesto se negó. Toda la planta es un solo departamento, no tiene sentido que tenga dos puertas de entrada tan cerca, y aún menos que el pasillo pretenda ser un método más de seguridad al no ser un acceso directo, pero cualquiera puede subir aquí y forzar la entrada si quisiera.

El concepto de protección que tienen los nacidos adinerados a veces resulta ser en realidad vulnerable.

Toca ambas puertas, ya que no tiene forma de avisar que ha llegado, y no espera mucho antes de que la puerta a su derecha sea abierta.

Los adorados secretos de Kim DoyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora