03. El (nuevo) hermano mayor

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Fábrica de enlatados Byunyang, Gyeonggi-do, Corea del Sur

Miercoles, dieciseis de marzo de 2016

—¡Wong, te buscan afuera! —anuncia uno de sus compañeros, antes de regresar a su zona de trabajo con rapidez. Ni siquiera se lo dijo de manera directa, lo gritó al aire esperando que tuviera suerte y lo escuchara, no es su problema si se pierde la visita. 

Cada minuto que no se avanza es dinero perdido, la administradora es ciertamente malvada, pero supone tiene sus razones, después de todo si uno demora más de lo que debería en terminar su encargo del día, retrasa a toda la línea de producción y por ende la fecha de entrega. Es una empresa muy de mierda, tanto los productos como la gente que trabaja en ella, y se incluye. 

Se quita los guantes antes de salir de su puesto y se limpia un poco la cara con un trapo. Adivina que tiene un aspecto asqueroso, y no es para menos, es verano y hace un calor terrible en la fábrica. 

—Kangsoo, ¿es mi hermano quién ha venido? —pregunta cuando pasa por su lado, pero el hombre se ríe.

—A menos que uno de tus muchos hermanos sea narco, entonces no. Mas bien, ¿no será uno de los tipos a los que le debe tu padre? Estaba trajeado y miraba todo por arriba del hombro, pero vino solo. 

Ante la suposición, empieza a preocuparse. No sería algo raro si vinieran a buscarlo esos hombres, lo han hecho antes -incluso si todas las veces se ha negado a asumir la deuda- porque su padre les aseguraba que él pagaría. Tampoco era algo tan recurrente, sin embargo ya está cansado del asunto.

En realidad, está cansado de todo. 

Hace años que la responsabilidad de ser cabeza de familia quedó en sus hombros, siendo tan solo un adolescente, por lo que tuvo que madurar de golpe y a las malas para llenar ese lugar, porque si no era él no era nadie más, era el mayor ahora. Era y es muy difícil, porque no solo se trataba de sus hermanos, sino también de arreglar los continuos errores de sus padres y mantener las cosas en orden, lo que significaba tomar responsabilidad por todo, literalmente todo.

Toma el camino largo, pasando por el almacén en lugar de la salida directa para evitar cruzarse con la administradora y suspira, esperando que no sea lo que cree.

Al llegar afuera, en efecto, hay un hombre bien vestido esperando apoyado en un lujoso auto. Quien quiera que sea, no se ve como un tipo cualquiera, y va más allá de su apariencia; tiene lo que Kailan llamaría "energía de protagonista", es decir, el poder e importancia necesaria para hacerlo el centro del lugar en el que se encuentre, aunque no sepas el porqué ni quién es.

Ya lo detesta.

—Señor, dijeron que me estaba buscando.

Con pereza dirige su rostro en su dirección y saca su celular, comparando lo que sea que tenga allí con él, asintiendo satisfecho segundos después. Por supuesto, tiene todo el tiempo del mundo, a diferencia suya. 

Empieza a impacientarse, el hombre no ha dicho nada aún y él está perdiendo mucho por solo estar aquí.

—Buenas tardes Hwang Wookhi —extiende su mano derecha, con una sonrisa amable en su rostro y la estrecha con algo de desconfianza—, soy Kim Doyoung, esposo de Kun. 

¿Kun? ¿Qian Kun? ¿Su hermano mayor?

Se suelta del agarre con incomodidad, y al parecer su reacción era esperada, porque el supuesto esposo ha mantenido su actitud calmada junto a su tonta sonrisa. 

—Disculpe, no me interesa la razón por la que está aquí si tiene que ver con él —realiza una ligera reverencia y se da la vuelta, de regreso a su trabajo.

Los adorados secretos de Kim DoyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora