Shizune salió de la ducha con la yukata de su madre y se perfumó con lo que su baño le ofrecía: una gran selección de perfumes y cremas del país de la Tierra. Eligió el que creía que le iba mejor a su piel y fue ese momento en que su mente decidió entregarle pensamientos intrusivos de su jefe lamiéndole el aroma floral de su cuello hasta que solo quedara el de ella. Negó con la cabeza y decidió que era mejor ir a vestirse, después de todo, irían por ella en cualquier momento.
Con la mano en el pomo de la puerta del baño, oyó algo en la habitación. ¿Es que alguien había entrado? Parecía como si alguien estuviera abriendo las puertas, cajoneras y las cosas colgadas en el ropero. Lo sabía porque, antes de meterse a la ducha, había deshecho la mochila que había traído todo el viaje en la espalda y había metido la ropa en el closet para evitar que se arrugara más de lo que ya estaba. Además, había extendido sobre la cama el conjunto que usaría esa tarde.
No debía ser su jefe, no, él no se metería entre sus cosas sin preguntarse, ¿o sí? Empujó levemente la puerta y vio la figura de alguien frente a su closet, estaba parada mientras descartaba las prendas y las tiraba al suelo.
Shizune aclaró la garganta y la mujer la miró despreocupadamente por sobre su hombro.
—Oh, hola... Estaba esperándote —dijo ella como si estuviera aburrida—. Me dijeron que habías preguntado por mí... Así que vine inmediatamente. Espero que no me moleste.
—Señora Mei... —dijo Shizune con un hilo de voz.
Mei solo curvó su boca como si eso hubiese sido divertido.
—No soy señora, aún —resolvió la mujer y decidió sentarte a los pies de la cama ahora que la mujer había salido del cuarto de baño. Mei se ubicó a un lado del vestido negro que estaba extendido, algo que puso increíblemente incomoda a la morena—. ¿Y tú? ¿Aún eres señorita o al fin te transformaste en señora? No me sorprendería que siguieras los pasos de Tsunade.
Ella apenas había visto a la Mizukage, pero sabía por su maestra que no eran precisamente amigas, por lo que entendía aquel comentario como un desaire hacia Tsunade.
—Aun no me he casado.
—¿Y piensas hacerlo?
Shizune no quería tener esa conversación con ella. Menos aún si podía oír a la anciana Koharu decirle que Terumi Mei era hermosa, poderosa y perfecta, y corroborar todo lo que se decía de ella de primera fuente.
—No.
—¿Eres lesbiana?
La médica negó con la cabeza, no era la primera que se preguntara eso.
—Entonces tienes novio.
Volvió a negar con la cabeza.
—Bueno, yo tampoco. Ao no vivió lo suficiente... A veces me gustaría hablar con los muertos y preguntarle si estaba enamorado de mí antes de morir. Seguro que sí. No me hubiese molestado tomarlo como marido. No era tan feo. O quizás estoy perdiendo la esperanza y lo recuerdo como si fuese más guapo de lo que realmente era.
» A veces pienso que volverá y me pedirá matrimonio. Tú eres médica... Dime, ¿alguien podría sobrevivir a lo que le pasó? He soñado recurrentemente que está en coma y que volverá.
Shizune no pudo evitar pensar en el Raikage y lo mucho que extrañaba a su asistente Mabui que había muerto en el mismo lugar que Ao, Shikaku e Inoichi.
—Creo que es normal soñar esas cosas cuando no pudiste despedirte de ciertas personas —dijo ella luego de unos instantes de silencio, a lo que la Mizukage asintió a sus palabras.
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Días de la Semana
FanficShizune piensa que no es más que una simple asistente, que no es hermosa ni mucho menos atractiva. Nadie debía verla, menos el Hokage. Fanfic para el evento de Shizuneweek.