Capítulo XXI: La salida

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—Así que no habrá boda —le dijo Koharu apenas lo vio aparecer detrás de la puerta—. Ni siquiera Genma desertó para irse con ella como querías, en vez de eso, se fue sola a la Niebla.

La vieja Koharu estaba sentada en su silla con una manta en las piernas y una taza de té verde en las manos para calentarle las manos. Estaban en primavera, por lo que sus huesos debían estar más helado que nunca, signo de que la mujer quizás estaba en medio de sus últimos días. Kakashi sonrió para sí, quizás el próximo invierno no estaría presente y él podría casarse con su asistente sin ninguna objeción de su parte.

—Es verdad —le dijo mientras tomaba siento frente a ella y Shikamaru permanecía de pie detrás de él.

—¿Dónde está Shizune? —preguntó ella, mirando inquisitivamente al estratega detrás de él.

Su piel estaba más tostada que la última vez que lo vio y se preguntó si había ido a la Arena una temporada. Inmediatamente recordó que Chōji lo había reemplazado porque había contraído nupcias con una mujer de la Arena y que luego lo había hecho Ino porque el Akimichi lo haría con una mujer de la Nube. No podía recordar con qué aldea se casaría Ino, pero no quiso preguntar por orgullo. No volvería a ver a la rubia, así que esa información no era precisa para su día a día. Lo que ahora le importaba a la vieja era el por qué Kakashi rechazó a una mujer tan hermosa como Mei.

—No estaba disponible —le dijo él luego de un momento de pausa.

—¿Qué está haciendo?

—Tuvo que ir al hospital —le respondió planamente, a lo que Shikamaru tensó el entrecejo—. Ya tiene suficiente trabajo como para que también venga hacia acá, ¿no crees, Shikamaru?

El estratega presionó ambos labios y demoró una eternidad en responder.

—Claro que sí —dijo no muy convencido de sus palabras. Le debía lealtad a su Hokage, pero le gustaría que le informaran que debía mentir. Shizune estaba en la oficina secando sus lágrimas, según había comprobado hace unos instantes.

Odiaba no estar enterado de las cosas que ocurrían en la Hoja.

Él había llegado de la Arena ese día de madrugada junto a su esposa, habían llegado antes del día planeado solo para evitarse la sobre exaltación de sus compañeros, sobre todo la de Ino; ya que seguramente haría que Chōji y su madre Yoshino fuesen a la puerta a recibirlos como si no los hubiesen visto por años. Temari estuvo más que de acuerdo, ya que solo se habían casado para hacer las cosas más simples, pero todos en la aldea de su marido eran demasiado efusivos y exageraban todo.

Dejaron sus cosas en la casa, Temari se fue a dormir y él fue a la Torre para ponerse al día de lo que había sucedido entre su matrimonio y su luna de miel. Su sorpresa fue grande cuando Kotetsu le comentó que Terumi Mei le había propuesto matrimonio al Hokage a través de la vieja Koharu, y que ambos se encontraron en la ceremonia de Ōnoki en la Roca.

—No creerás lo que pasó.

—Él dijo que no —resopló Shikamaru, a él no le gustaban los chismes y, por mucho que intentaran interesarlo, él nunca lo hacía.

—Sí, exactamente —respondió Kotetsu con una cara aburrida, no era divertido hablar con el estratega.

—¿Qué esperabas que sucediera? —preguntó Shikamaru con una expresión tan aburrida que le pareció grosero—. Esas cosas no suceden y menos conociendo a Kakashi.

Kotetsu asintió con la cabeza y se retiró sin decir una palabra.

Cuando fue a la pajarera por los mensajes de madrugada, la dueña de los cuervos le comentó que solo habían llegado mensajes de la Niebla y la Nube. Él pensó que no debían ser más que de burocracia, como siempre, y los mandó a llevar a la vieja Koharu para que ella los revisara antes que el Hokage, como era usual. Sin embargo, cuando Izumo vio los remitentes en las cartas, levantó las cejas como si fuera algo desagradable.

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