ː͡➘₊̣̇ 03 | ☪

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  El viaje en el carruaje no fue inusual. Nadie veía a Jisung y Minho degustó su manzana como si nada. Era deprimente saber que el resto de las personas no podían ver la elegancia y majestuosidad del ángel que tenía al lado.

  Deteniéndose frente a la mansión, Jisung quedó asombrado con la arquitectura de la residencia y sus decoraciones. No entendía mucho sobre la estructura victoriana, pero sin duda ese establecimiento por fuera la representaba a la perfección. La gran puerta de entrada ya lo dejaba con mucha emoción.

  Lo primero que vio al entrar —aún tomado de la mano de Minho—, fue una impotente escalera de caoba y roble con un cuadro que, supone, era una pintura de la familia de Minho. Sobre sus cabezas colgaba un candelabro iluminado en todas sus velas. El resto del salón era ordenado con una larga alfombra roja que no podía saber su principio o fin.

  —¡Ha llegado, joven amo! —dijo una voz medianamente aguda. Una ama de llaves apareció desde un pasillo en la oscuridad. Por supuesto, ni se inmutó de la presencia de Jisung.

  —Buenas tardes, Yuna. No había tenido tiempo de verla hoy —saludó Minho y expresó una dulce sonrisa—. ¿Has comido bien? Espero estés teniendo un buen día.

  —Ahora que usted está aquí, todo ha mejorado —respondió la ama de llaves y Jisung se preguntaba por qué la joven tenía tanta admiración hacia Minho.

  —Me alegro mucho —se avergonzó el chico—. Iré a mi habitación. Si mi padre llega, me avisa y bajo a comer.

  —Sobre eso... —justo cuando Minho y Jisung iban a subir la escalera, la voz dudosa de Yuna llamó la atención—. Su padre viene junto con su tía Mery a la hora de la cena. La señorita Amelia viene a visitarlo. Debería aprovechar de cambiar sus prendas.

  Minho frunció el ceño y el agarre en la mano de Jisung se presionó, cosa que preocupó al ángel. Supuso que tal vez la visita no era mucho de su agrado.

  —Está bien, avíseme de todas formas —concluyó Minho y subió las escaleras.

  En todo el trayecto, Jisung seguía observando su entorno. Los inmensos cuadros que decoraban los pasillos y esa alfombra que aún no tenía final, los muebles con cada reliquia que se preguntaba para qué servían y la cantidad de entradas que llevan a diferentes habitaciones. Se detuvieron frente en una puerta doble con la misma estética de roble que las demás. Minho la abrió y dejó que Jisung fuera el primero en pasar.

  Jisung contempló la cama con dosel azul, a su lado una inmensa ventana cubierta por cortinas blanquecinas y las de encima amarradas del mismo tono azul. En el otro costado había un armario donde Minho se dirigió para colgar el abrigo que llevaba puesto, así quedarse únicamente con la camisa blanca y el listón.

  Jisung se acercó a los veladores al lado de la cama, ambos con la misma lámpara cubiertas por una tela dorada que se asemejaba al color del tronco. Luego se enfocó en el tocador frente a la cama donde había varios accesorios y productos interesantes, aunque solo se enfocó en un collar con un símbolo que Jisung reconoció al instante.

  —¿Eres de frecuentar la iglesia, Minho?

  —Siempre que tengo oportunidad —respondió luego de ponerse un suéter de color azul marino y lo abrochó—. Me gusta la sensación que tengo al rezar —estiró la parte trasera de su suéter—. La sensación de desconectar tu mente de la realidad para conectarla con la de Dios es maravillosa.

  —¿Quién es Amelia? —Jisung quiso entrar con otro tema mientras seguía viendo el tocador. Había un montón de joyas con sus respectivas cajas de decoración, un juego de dardos llenos de polvo y el cuadro con la pintura de una hermosa mujer rubia.

🌾 ⁚ My Fallen Angel 𖧹 Minsung ⭑⤶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora