ː͡➘₊̣̇ 08 | ☪

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  A Minho le hicieron usar un abrigo negro y un listón azul en su cuello. Abrochó los botones y se vio en el espejo. Agradeció que sus sirvientas ya supieran la clase de ropa que le gustaba usar.

  El reloj de su habitación marcó las nueve, en cualquier momento los invitados llegarían y Minho tendría que bajar a dar la asombrosa noticia que de seguro ya todos sabían por especulaciones. Su cabello castaño seguía despeinado, pero no deseaba hacerle algo espectacular, así que solo lo dividió en dos partes y le dio una rápida pincelada con sus manos. Qué molesta era la formalidad a veces.

  Siguió pegado en su reflejo como si hubiera algo interesante que ver además de su rostro y vestimenta. De hecho, no veía nada, no veía a nadie en sí. Claro que ahí estaba Lee Minho, el futuro heredero de la familia Lee, pero... ¿Qué más?

  Se preguntó si, en unos años, la sociedad cambiaría sus estrictas reglas y manías morbosas, las cuales se basaban solo en el prestigio de la clase social y en el tipo de familia en la que se nació. Al menos los Lee eran considerados una de las familias más auténticas y cooperativas de la aristocracia inglesa gracias a su aporte a la economía.

  Qué mundo más asqueroso y desigual tenía que aguantar.

  Si era sincero, no estaba preparado para su descomposición mental en la que su única preocupación fuera servirle al capitalismo arcaico. No estaba feliz de haber cumplido hoy los veintidós años y entrar a la parte más decrépita de su vida, en la que perdería su libertad hasta para decidir o pensar.

  «Amarte es un cielo disfrazado de infierno»

  De repente, a través del espejo, Minho contempló una luz.

  Despertó de su trance y miró hacia atrás recién percatándose de lo mucho que había extrañado aquella luz. Con solo saber a quién le pertenecía y su motivo de llegada provocaba que toda su pesadumbre de los días anteriores se esfumara.

  Bastaba con solo ver a ese precioso ángel sonreírle como si él fuera lo más hermoso de este universo.

  —¿He llegado a tiempo? —preguntó Jisung.

  —En el mejor momento.

  Minho tomó las manos de Jisung agradecido de aún poder sentir su tacto, dándole la oportunidad a su nariz y a sus labios de poder sentir su piel angelical. Jisung no creyó que seguir el camino del río de verdad funcionaría, y fallando en poder contener su emoción, abrazó a Minho casi saltando sobre él también feliz de poder sentir su tacto.

  Ninguno pensó que la serotonina aumentaría tan drásticamente al volver a verse. Aquella habitación se había vuelto el lugar seguro para ambos.

  —Feliz cumpleaños —musitó en su oído.

  —¿De verdad te acordaste? —odiaba no poder corresponder el abrazo de Jisung producto de sus alas. A lo mucho podía sostenerlo de la cintura—. Pensé que en el paraíso el tiempo iba distinto.

  —Uno puede observar el tiempo del mundo humano si lo desea. Eso estuve haciendo.

  Minho nunca pensó que la intención de un ángel por saludarlo en su cumpleaños impactaría tanto en su forma de recibir cumplidos.

  —Pero, Jisung —se preocupó—, ¿estás bien? ¿Tus poderes...?

  —He venido aquí voluntariamente —aclaró Jisung separándose un poco. Sus brazos aún rodeaban el cuello del joven—. Sé cómo regresar y, mientras los principados no se enteren, puedo estar aquí todo lo que quiera.

  —¿Principados?

  —Ángeles que vigilan a otros ángeles y a la existencia —bufó. No disfrutó hablar de ello—. Son unos chismosos.

🌾 ⁚ My Fallen Angel 𖧹 Minsung ⭑⤶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora