Mal
Fuimos a mi casa, el castillo de las ofertas, ahí estaban todos, tanto hijos como padres, Jay y Jafar, Carlos y Cruella, Evie y La Reina Malvada, y por supuesto, mi madre y yo. Era todo muy extraño, pero tendría más sentido más adelante.—Tienen que ir, tienen que hallar al hada madrina y tienen que traerme su varita mágica —mi madre se estaba limando las uñas sin mirarnos—. Será fácil.
—¿Qué ganaremos? —entrecerré los ojos.
—Algún trono, heredarán coronas —se encogió de hombros.
—Creo que se refería a nosotros —aclaró Carlos. Mi madre se levantó de su silla y se acercó a mi.
—Esto lo hago por ti y por mi bebé. ¿A ti no te encanta cuando una buena persona sufre?
—Si, como a cualquiera —me encogí de hombros.
—¡Entonces tráeme la varita! —debo admitir que me asustó un poco su grito—. Y así tú y yo veremos eso y mucho más. Y con esa varita, y con mi cetro... ¡de una vez por todas dominare el bien y el mal a mi voluntad!
—Nuestra voluntad —dijo la Reina bajando a mi madre de su malévola nube de ensoñación.
—Si, nuestra voluntad —le restó importancia. Era raro ver que nuestros padres estuvieran trabajando juntos, pero aún más raro ver que de verdad estuvieran dispuestos a hacerlo. Sabíamos que pasaban mucho tiempo juntos aquí desde hace meses, pero no creí que tanto—. Y si te rehusas —me llamó—. Te castigaré por el resto de tu vida —sonrió cínica.
—¿Qué? ¡Mamá! —mala idea, se acercó a mi comenzando su odioso juego de miradas—. Agh, bien, está bien —solté un suspiro derrotada.
—Yo gano.
—¡Evie! —esa era la reina—. Mi linda malvadita, tu búscate un príncipe con un enorme castillo y un ala para la abuela —una encargo algo irritante a mi parecer.
—¡Y cientos, cientos de espejos! —dijeron al unísono las dos, que extrañas eran.
—Nada de reír, arrugas —reprimió la reina y mi madre soltó un suspiro exasperada.
—No se llevaran a mi Carlos porque lo extrañaría mucho —Cruella se hizo presente en la plática.
—¿En serio, mamá? —Carlos pareció esperanzado por un segundo.
—¡Claro! ¿Quien me pintará el cabello, arreglará mis pieles y me quitará las durezas de los pies?
—Si, tal vez la escuela no sea tan mala —soltó resignado.
—Carlos, tienen perros en Auradon.
—¡No, no iré!
—Jay no va, lo necesito para llenar los estantes de mi tienda... ¿conseguiste algo? —Jay comenzó a sacar todo lo que robó de sus ropas y fue patético ver a Jafar emocionarse por una lámpara inútil.
—Evie no irá a ningún lado hasta deshacernos de esta uniceja —volvió a hablar la reina y mi madre perdió el quicio.
—¡¿Qué ocurre con todos ustedes?! ¡Sabemos que la gente temblaba cuando escuchaban nuestros nombres! ¡20 años intentando escapar de esta isla! —golpeó la mesa—. ¡20 años sin que nos permitan obtener nuestra venganza —Carlos se escondió levemente tras su madre y los demás intercambiamos miradas—. Vengarnos de Blancanieves y esos hombrecillos —se oyó una queja de la Reina—. Vengarnos de Aladdin y su patético genio —Jay frenó a su padre de ponerse eufórico—. Vengarnos de cada escurridizo dálmata que escapó de tus manos —se acercó a Cruella—. ¡Y yo! Poder por fin vengarme de la bella durmiente y su incansable príncipe —dijo con disgusto—. No está a discusión. La carta dice que vendrán por ustedes a la tarde, vayan a hacer maletas o lo que sea.
Los cuatro nos fuimos de ahí, salimos a la calle a caminar y fruncí el ceño sintiéndome incómoda.
—Aguarden un segundo —dije exasperada y pateé el bote de basura escuchando una queja.
—¿Un duende? —dijo Evie extrañada.
—¿Qué haces aquí?
—¡Amnistía! —gritó antes de tratar de salir huyendo.
—¿Amnistía? —se escucharon pequeños pasos alejarse, Jay hizo una seña cautelosa yendo atrás de una tienda y trajo otro duende—. ¿Nos están espiando?
—¡Fue el rey! —se excusó.
—Habla antes de que los echemos al mar —amenacé.
—¡El rey dijo que informáramos sobre hijos de villanos caóticos! —soltó temerario y lo dejé.
Ambos se fueron corriendo, solté un suspiro, claro, por eso nos eligieron a nosotros. Si llevan meses espiándonos seguro nuestros padres se enteraron, hacer hablar a los duendes es más fácil que nada.
—Por eso se hicieron "amigos" —concluí y me miraron confundidos—. Nuestros padres. Debieron enterarse de los duendes espiándonos, por lo tanto sabían del posible plan del rey o lo que sea esto, y comenzaron a idear su propio plan malvado.
—De hecho eso tiene más sentido que pensar que de repente eran unidos —dijo Evie y los demás asentimos.
Cada quien fue a su casa a hacer su maleta, excepto yo que fui con Evie porque no quería ver a mi madre Justo ahora.
—¿Qué tanto crees que las cosas cambien? —me preguntó Evie.
—No tiene porque cambiar nada —me acerqué a ella y ella sonrió, la abracé por la cintura—. No debes de preocuparte por nada, serás muy probablemente la princesa más genial de todo ese lugar.
—Nada tiene que cambiar —repitió—. Formaremos nuestro propio caos —sonreí y la besé recargándonos en la pared.
—Termina tu maleta —me separé sonriendo—. ¿Qué tanto maquillaje te vas a llevar?
—Mi madre me aniquilará si no me llevo por lo menos una bolsa aparte de puro maquillaje.
—Y no queremos que eso pase —solté una leve risa y ella negó también riendo.
Cuando terminó de empacar volvimos al castillo de las ofertas, ahí seguían nuestros padres, yo fui a empacar unas cosas y para cuando regresé, la reina malvada le estaba entregando a Evie su espejo mágico.
—Te ayudará a encontrar cosas —Evie asintió examinándolo, no parecía tan cool como lo describían las historias—. Ya no es lo que era antes, pero tampoco nosotros —se burló la reina.
—¡Ahí estas! —me llamó mi madre—. No sirve de nada aquí, pero servirá allá —mi madre me dio su libro de hechizos—. El futuro de todo el mundo libre depende de ti... no falles —negué lentamente y me lo dio, lo guarde en la mochila sin revisarlo, lo haría después.
La limusina de Auradon llegó, era hora de irnos, volteé a ver el castillo de las ofertas por una última vez pensando en la palabras de mi madre y subí a la limusina, había trabajo que hacer.
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In the infinity... our hands (Mevie/Dofia)
Fanfiction"If "happy ever after" did exist I would still be holding you like this All those fairy tales are full of shit One more fucking love song, I'll be sick" No todas las historias tienen finales felices. 6 meses después del viaje por recuperar el cetro...