Mal
Me encontré con Evie después del día, algo agotador, algo bastante.
—¿Conociste gente?
—Un par, nada importante —soltó un suspiro—. ¿Tienes algún plan para lo de la varita?
—Pensé en acercarme al hija del hada madrina.
—¿La chica que chilla cada vez qué pasa al lado de nosotros? —solté una risa y asentí—. No creo que le agrademos mucho.
—Eso da igual, todos quieren algo, y usualmente todo se puede conseguir por magia —palmeé el libro.
—Así que te harás su amiga para que nos lleve a la varita, suena prometedor —sonreí—. Me voy a dar un baño ¿quieres ir a comer algo después?
—Claro —me encogí de hombros.
Comencé a hojear el libro, tenía demasiados hechizos y pociones, el cuero de la tapa estaba desgastado, comenzaba a descarapelarse un poco de las orillas, pero nada importante, es un libro viejo, es de esperarse.
Hechizo de amor, hechizo de desamor, hechizo de belleza, hechizo de cabello rizado, hechizo de cocina, hechizo de cabello rubio, hechizo de suerte, demasiado y todavía no se cual sería útil en estas situaciones.
—Termine ¿nos vamos? —miré a Evie saliendo de la puerta del baño ya vestida y sonreí, guarde el libro bajo la almohada y asentí—. Vamos a buscar a los chicos.
No era tan extraño estar aquí y vagar por la noche, al final, tanto en la isla como en Auradon, a nadie le importaba a la hora que llegáramos, a menos de que fuera a clases, era irritante tener que ser puntual a clases.
—En todos lados nos ven como bichos raros —dijo Carlos mientras caminábamos.
—Bueno, para ellos somos escoria o algo parecido —me encogí de hombros—. Siempre nos ha dado igual como nos vean ¿no es así? —fruncí el ceño.
—En la isla nadie nos veía así —lo volteamos a ver.
—La isla era nuestro territorio, somos hijos de villanos, ellos jamás nos verán como parte de ellos —rodó Jay los ojos—. No tiene porque importarnos.
—Solo olvídenlo —los miré. Evie y Carlos parecían ser más susceptibles al entorno, Jay y yo lo sabíamos, pero estábamos aquí por una misión y en cuanto la terminemos lograremos que este territorio sea nuestro también, y se arrepentirán de habernos mirado mal.
—Si, supongo que tienen razón —dijo Evie—. Aprovechemos una de las únicas cosas buenas aquí y vayamos a cenar algo —asentí.
Al día siguiente decidí que este lugar necesitaba un toque nuestro, así que me dediqué a pintar mi casillero con aerosoles que compramos anoche, no estaban a medio gastar, así que fueron bastante útiles.
—Quizá deberías llevar el talento que muestras aquí a la clase de arte, yo podría inscribirte —me dijo el príncipe bestia.
—No sería divertido, Ben —arrugué la nariz sonriendo, vi a mi objetivo principal, la hija del hada madrina.
Deje al príncipe bestia solo y fui tras ella, entro al baño, parecía realmente asustada, encantador. La engañe para conseguir que me lleve a la varita de su madre, fue relativamente fácil, todos aquí parecen ser muy crédulos, y solo tuve que hacer un sencillo hechizo de cabello.
Evie
¿Este lugar siempre es tan atemorizante? Desde la isla siempre había soñado estar aquí, y ahora a cada lugar al que voy me miran como un bicho raro.
Fui a clase de literatura y me senté junto a Doug, el chico del primer día, parecía lo suficientemente inteligente como para ayudarme a pasar. Pero a mi me interesaba alguien que parecía de un status mucho más alto, a mi madre le haría feliz. Me preguntaba si si me casaba con un príncipe la haría feliz por fin.
—¿Disfrutando su estadía, princesa? —dijo esa lunática de Alice Hatter apareciendo de la nada.
—¿No tienes nada mejor que hacer que rondar por aquí?
—Puede que si, puede que no, solo cumplo mi función como personaje secundario —la miré confundida—. Estar alrededor de su protagonista.
—¿Y yo soy tu protagonista? —dije bufando con burla.
—Está escrito en tus ojos, princesa Evelyn Queen, serás fundamental en esta historia —lunática—. Con quien sales lo será también.
—No salgo con nadie —negué rápidamente.
Ella solo se rió en mi cara. Rodé los ojos y me fui de ahí.Me senté en una de las bancas y mientras comía, lo cual debo admitir, cualquier cosa que me dieran aquí de comer sería mejor que las basura de sobras podridas y llenas de moho que comíamos en la isla. Había pensado en poner sándwiches en bolsas o algo parecido para que en la isla hubiera al menos un mínimo de comida decente, que alguien lo suficientemente afortunado lo pudiera probar, pero debería investigar donde ponen lo que llevarán a la isla, de que basurero lo sacan.
Comía una manzana y veía alrededor, la gente aquí tenía costumbres muy diferentes a la de la isla evidentemente, miré a un chico y una chica, estaban sentados en los pies de una escalera, besándose, y a nadie más parecía importarle.
Ya sabía que aquí tenían novios y novias, lo que sea que eso implicara, en la isla no teníamos eso. En la isla éramos todos amigos o rivales, y si eras algo más con alguien, definitivamente no llegaba a ser suficiente como para considerarlo tu novio, pero podías llamarlo ex o escoria si dejaban el extraño asunto algún día. Mal me decía que yo era su chica, y eso era lo más cercano que había en la isla a una relación casi formal, casi, siempre casi, es importante recalcarlo, porque no éramos una relación.
En la isla nuestros padres nos matarían si se enteraban de lo que hacíamos Mal y yo ¿querer a alguien lo suficiente como para no tratarlo como basura? Impensable. Mal y yo teníamos algo que no sabría como describir, los chicos eran nuestros amigos, pero Mal y yo no éramos amigas, es decir, si lo éramos, amigas que hacen lo normal, supongo, una quiere maquillar a la otra, la otra no se deja, una quiere dominar al mundo y la otra solo quiere conseguir la última tendencia de labial y saber si no se le corrió el rímel, amigas que hablan de sus problemas reales muy rara vez, que casi mueren en más de una ocasión, amigas que se han salvado la vida, amigas que se han intentado matar entre ellas, una lo intento más veces que la otra. Amigas que se respaldan, amigas que se burlan de sus padres a escondidas, amigas que se besan, pero ya saben, amigas.
Quizá podríamos ser algo más, no es que no hiciéramos las cosas que parece que hacen ese chico y esa chica, solo que lo nuestro es... secreto, pero quizá no debería serlo, quizá aquí, Auradon, quizá si es la tierra de las oportunidades, quizá si lo intentaban, podrían ser algo más, ya no un secreto guardado entre cuatro, quizá realmente aquí a nadie le importaría si están juntas o no.
Quizá aquí podrían tener la suficiente seguridad de saber que podrían juzgarlas por ser villanas, pero no por quererse, no por querer a alguien. Pensaba en mi madre, en cómo se infartaría ante la noticia de que en vez de estar con un príncipe en Auradon, estaba con la heredera del Mal, también pensaba en cómo era aterrrador imaginar a Maléfica gritándonos por atrevernos a estar en una relación, entre nosotras, de la repulsión con las que las verían sus padres, con asco real, mi madre estaría mortificada. No estaba saliendo con un príncipe, estaba saliendo con ella, una ella, pensaría que algo está mal conmigo, incluso cuando aún pensaba que no podría decepcionarla más.
¿De verdad valdría la pena intentarlo? ¿Tener una... novia? Ser de verdad algo más y algo formal con Mal ¿ella lo aceptaría? Estaba aterrada, pero le gustaba la idea de caminar de la mano con ella y que lo único en lo que pensaran era que eran villanas, pero se veían fabulosas.
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In the infinity... our hands (Mevie/Dofia)
Fanfiction"If "happy ever after" did exist I would still be holding you like this All those fairy tales are full of shit One more fucking love song, I'll be sick" No todas las historias tienen finales felices. 6 meses después del viaje por recuperar el cetro...