In the infinity... our hands (Mevie/Dofia)

¿Amor?

Evie

Pasamos los últimos días perfeccionando el plan, días donde evitaba ver a Mal lo más que pudiera, cada vez que la veía estaba con Ben, y lo que más me estrujaba el estómago era que no parecía ser infeliz con el. Supongo que así tenía que ser, Mal no es alguien que se deje llevar por un titulo, no se acercó a el más que porque podría ayudarla con su objetivo, independientemente de si fuera el futuro rey o no, pero me estaba destruyendo lentamente el pensar en que parece feliz con el.

—¿En que piensas, princesa arándano? —se sentó junto a mi Alice Hatter, quien no parecía ser mala persona, pero aún me parecía extraña.

—En nada —solté un suspiro y decidí enfocarme en comer.

—Uy, escuché un suspiro ¿es acaso problemas con la villana Mora en el reino de la fruta? —sonrió de una forma algo incomoda y sacudí la cabeza.

—¿Qué estás diciendo? No tienes idea de lo que hablas —negué con la cabeza soltando un bufido y cuando volví a mirar al frente vi ahí a Mal y Ben llegando a sentarse en otra de las bancas junto a los demás príncipes y eso.

Mal me vio un segundo y se removió algo incomoda con una mirada de culpa, dejé de mirarla y seguí comiendo, sabía porque me miraba así, y es que se veía tan feliz con el. Algo dentro de mi siempre supo que Mal jamás podría enamorarse de mi, pero siempre pensé que sería porque ella tiene otros objetivos en mente, y simplemente parece estar cómoda a su lado.

No es que pueda culparla, con el la gente la respeta, tratan de no parecer incorrectos, y Mal siempre ha querido eso. Si lo quiere a él, y aparte puede darle lo que desea, claro que se va a sentir cómoda, conmigo jamás podría ser así, la gente aquí se mete en relaciones que no son suyas, la gente aquí se cree superior y no podrían sobrevivir un día encerrados en la isla, la gente aquí no es mejor que la de la isla, pero jamás lo aceptarán, se creen perfectos y no lo son, son crueles, más malos que muchos en la isla, son cínicos y egocéntricos, y serian castigados como villanos por sus actos de no ser hijos de héroes.

—Puedo oler sus celos, majestad —dijo Alice haciendo burla, me saco de mis pensamientos y solté un suspiro.

—No son celos, deja de decir eso —negué con la cabeza—. Deberías dejar de meterte en la vida de los demás

—Es mi función princesa, soy un personaje secundario ¿lo olvida?

—Esto no es una historia, tú puedes decidir si quieres ser un personaje principal o no.

—Esto es Auradon princesa, el destino de todos ya está escrito en piedra.

—No el mio —fruncí el ceño.

—El suyo y el de ella más que ninguno —habló de forma misteriosa—. Veo que ustedes cambiarán las cosas en este lugar, puedo olerlo desde aquí, Auradon no volverá a ser el mismo después de su paso por estas tierras.

Solté un suspiro y cuando volteé a mirarla la vi levantarse e irse sin decir nada más, esa chica definitivamente estaba loca.
Fui a clases y pase el resto del día cosiendo, me encontré con los chicos en la cena y evité a Mal el resto del día.

Así pasaba mis días, evitando a Mal lo más que podía, no podía hacerlo cuando nos reuníamos con los chicos, lógicamente, pero todos los demás momentos si.

Buscaba la manera de ocupar mi mente, si no cosía estudiaba, si no estudiaba cocinaba, si no cocinaba estaba con Alice Hatter (por mucho que me parezca extraña creo que me ha comenzado a agradar) si no estaba con Alice estaba con Lonnie, y si no estaba dormida.

Lonnie se había vuelto una buena amiga, no me criticaba por las fotos que habían salido de mi y Mal hace ya varios días atrás, no parecía importarle eso, me hablaba sobre Auradon y su vida aquí, sus padres, su abuela, etc. Me hacía compañía y hasta me aconsejaba si me veía mal por algo (específicamente por alguien)

Nos reunimos una última vez una semana antes de la fecha de la coronación del futuro rey, y repasamos el plan y sus posibles altercados como cada semana solíamos hacer, creo que todos sabíamos que estábamos dejando atrás cuando nos fuimos de la Isla, pero creo que ahora todos estábamos lamentando ciertas cosas que dejaríamos atrás cuando los villanos invadieran este lugar.

Carlos era feliz con la tecnología, apenas llevaba poco tiempo y ya lo habían ascendido de clases de ciencias a clases más avanzadas para explotar todo su potencial. Le agradaba eso, conoció gente aquí con intereses similares, encajaba en un sitio, ya no tenía que ser el esclavo de su madre.

Jay era un grandioso deportista, en la Isla no había deportes ni equipos de nada, básicamente porque nadie jugaría limpio y a nadie le importaba realmente, en la isla a nadie le importábamos, eso pasa cuando llenas un pedazo de tierra en medio de la nada con pura gente malvada. Tuvieron hijos pero les da lo mismo, nunca sabremos por ellos lo que es tener una familia, y este grupo es lo más cercano que todos hemos tenido de una familia.

Creo que a Mal le gustaba experimentar con la magia, la veía cargando ese libro en su mochila todos los días, incluso si la evito, la conozco. La oigo experimentar hechizos cuando estoy fingiendo estar dormida para no hablarle, ha mejorado mucho en eso, y también le gusta el respeto que le dan siendo la novia del rey.

Y yo... pues había perdido lo que sea que tuviera con Mal, eso era obvio, pero había ganado amigos, más de los que tenía, no eran familia pero eran amigos, Alice Hatter, Lonnie y hasta Doug el hijo de tontin. Incluso Lonnie me pidió que le diseñara ropa para un evento familiar, incluso me pagó, mi propio dinero, fue increíble, no tuve que robarlo, ni tuve que seducir a alguien para conseguirlo, o manipularlo, solo trabaje por el.

—Mal ¿le vas a quitar el hechizo de amor a Ben? —pregunte al verla leer el libro de hechizos cuando la junta terminó.

—Oh, bueno... es solo que, creí que cuando los villanos invadan este lugar y destruyan todo lo que es puro, bueno y lindo, que Ben siga enamorado de mi seria algo... cruel —hizo una mueca y yo asentí sin decir nada más.

Me fui a mi habitación, si necesitaba cualquier especie de confirmación de que Mal estaba enamorada de Ben y no de mi era esa, no haces esa clase de acto por alguien a quien no quieres. Ese día dormí a los pocos minutos de llegar a nuestra habitación, no tuve que fingir, creo que mi cuerpo tenía el suficiente deseo de desaparecer como para hacerlo, incluso si soñé con ella y la vida que jamás tendríamos juntas, no en esta realidad al menos.