Charlas y pleitos

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Mal

Estaba perfeccionando los hechizos de mi libro, me había acercado a Jane por primera vez hoy, y después de arreglar su cabello h apariencia, la convencí de que su madre volviera a usar la varita y me invitara, manipulación fría y calculada, cuando domínenos al mundo no tendré que preocuparme por estas cosas insignificantes de nuevo.

—¿Donde estabas? No te vi en todo el día —le dije a Evie quien recién llegada.

—No seas tan dramática, desayunamos juntas —sonrió y yo fruncí el ceño.

—Solo me pregunto en donde pasas todo el día.

—Por ahí —soltó un suspiro y me miró extrañamente—. ¿Quieres ir a una cita conmigo?

—¿Una cita? —tragué saliva.

—Si, una cita real, he visto que aquí la gente las tiene, donde sea, en el patio, en otros lugares. Podríamos intentarlo en verdad.

—¿Intentar qué? —la miré extrañada.

—Esto, lo nuestro, y dejar de fingir que nada pasa, y que solo somos amigas.

—No estoy segura —fruncí el ceño—. Somos de la isla, en la isla no existen las citas, ni las parejas románticas.

—Sin embargo lo hacíamos —se encogió de hombros—. Y ya no estamos en la isla, esto es Auradon, la tierra de las oportunidades —se acercó a mi—. Podemos ser lo que queramos ser, por lo menos un rato, por lo menos mientras dure. Piénsalo —se alejo y se adentro al baño. Fruncí el ceño.

El día siguiente cada quien fue a clases, pero volvimos a encontrarnos en el dormitorio para la tarde. Evie no volvió a tocar el tema, y yo la miraba desconcertada de vez en cuando. Me distraje cuando alguien toco la puerta.

—Adelante —dije algo irritada ante la situación.

—Soy yo, Jane —abrí la puerta ocultando mi emoción y me tumbé en la cama de nuevo, para seguir dibujando.

—¿Convenciste a tu madre? —Alce una ceja fingiendo de desinterés.

—No —dijo desanimada—. Mamá dijo "si un chico no ve tu interior no vale la pena" ¡¿En que mundo vive?! —suspiro dramáticamente.

—En Auradon —dije con burla.

—Mira Mal ¿te gusta? —me hablo Evie por primera vez, la miré desconcertada pero asentí.

—Si, es lindo —hice una breve pausa—. Resalta tus ojos —ella sonrió complacida y yo mordí mi mejilla levemente, no solíamos darnos muchos cumplidos así, pero se sentía correcto.

—Hola chicas, soy Lonnie —llegó una extraña a nuestra alcoba, la miramos sin decir nada—. Hija de Mulan ¿no? Bueno —se encogió de hombros—. Vi lo que le hiciste al cabello de Jane y me fascinó, y se que nos odias, y eres mala, pero ¿podrías arreglar el mío? —alce las cejas.

—¿Por qué haría eso por ti? —la miré expectante.

—Puedo pagarte —saco un pequeño saco que al tambalearlo se escuchó el golpe de monedas.

—No se diga más —se levantó Evie—. Quizá con más capaz, algunos reflejos, sin fleco.

—Si, si, lo quiero cool, como el de Mal —sonrió y yo volví a alzar las cejas.

—¿En serio? ¿Seco y con puntas abiertas? —miré Mal a Evie, quizá se estaba vengando indirectamente porque ayer no le dije que si, pero solté un suspiro resignada, podría darle esto.

—Bien, a ver —tomé mi libro—. Voy a remplazar el antiguo cabello con uno nuevo y bello —hice un ademán y el cambio se hizo, volví a dibujar.

—Ya lo se, lo se, es igual que una mala peluca —dijo Evie junto a ella frente al espejo.

—Me encanta —sonrió, tomó su falda y la rompió—. Ahora estoy cool.

—Seguro —dije sarcásticamente.

Jane hizo lo mismo, no pude evitar reír al ver su cara, ñoños, tontos héroes, su madre la va a matar, eso dijo ¿por una falda? Es un problema menor. A mi madre no le importaría si saliera desnuda por las calles, no puedo decepcionarla más de todos modos. Lo único que la haría enojarse así sería que no logre lo de la varita, y que me haga una de ellos.

—Quizá así ya consigas un chico —dije con burla—. A ellos les encantan las chicas malas —las miré con diversión.

—¡Quizá pueda conseguir una cita para la coronación! —dijo con emoción.

—¿Por qué todos tienen obsesión con las citas aquí? —las miré exasperada, pero me enfoqué unos segundos más en Evie.

—Porque es romántico —explicó Lonnie—. Las citas, los gestos, son problemas y concentraciones de la adolescencia según mi abuela —sonrió—. Tener un novio puede ser realmente lindo.

—Los novios —sople mi dibujo para quitar el exceso de grafito—. No sirven de nada.

—¿Y quien te lo dijo, Mal? Nunca has tenido uno —Evie otra vez, la miré con los ojos entrecerrados.

—No necesito un novio, Evie —dije con dureza—. Solo perdería el tiempo —concluí. El ambiente estuvo lo suficientemente tenso los minutos siguientes, o al menos así lo sentí yo.

Las chicas se fueron después de eso, Evie también. Solté un suspiro cuando termine de dibujar, había quedado bien. Lo iba a guardar en el cajón a un lado y me topé con la vieja invitación que Evie había hecho a mano, apreté los labios cuando me di cuenta de que estaba sonriendo levemente, como una idiota y solté un suspiro, pronto anocheció, Evie volvió.

—Lo estuve pensando —dije sin previo aviso, volteó a mirarme desconcertada—. ¿Dices que quieres ser mi novia?

—Digo que podríamos tener citas reales, y ver cómo nos desenvolvemos así, y si funciona, si, podríamos ser novias, por lo que dure eso —sonrió pero hizo una mueca después.

—Está bien —me acerqué a ella—. Tengamos una cita —le di un suave beso en los labios y me metí al baño a darme una ducha.

In the infinity... our hands (Mevie/Dofia)Where stories live. Discover now