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La mezcla de sentimientos y emociones coléricas emanaban del cuerpo de Kurapika, se sentía en un trance del cual no podía escapar, un bucle infinito sin salida. La venganza estaba tomando control de su cuerpo, como si su alter ego pudiese manipular sus movimientos y sus pensamientos, esa intranquilidad le llegaba a su compañera Melody, quién constantemente se sentía aturdida por tantos sonidos fuertes que salían del cuerpo ajeno.

Aún así, ella estaba dispuesta a cuidarlo y guiarlo en su camino, que aún seguía inestable.

Luego de los sucesos de York Shin, el señor Nostrade decidió buscar a alguien que pudiera ayudar a recuperar el poder de su hija, estaba adentrándose en una situación desesperada pensando en un posible futuro en la ruina por la culpa de su progenitora. Para llegar a su destino, debían viajar en un barco, ya que era la vía de viaje más rápida, y su desesperación guiaba sus decisiones.

Le pidió personalmente a Kurapika y Melody que lo acompañaran en su trayecto, a parte de que han demostrado fidelidad a la familia y ser personas fuertes, era en quienes más confiaba para cuidarles en el viaje, estaba seguro que habría personas siguiéndolo aprovechando el estado vulnerable de la familia.

Así fue como ambos colegas emprendieron viaje en La Liberté, barco en el cual gente adinerada tiene acceso a la entrada debido a su costoso precio y exclusivas actividades. La mañana en la que fueron en dirección a la embarcación, Kurapika no dejaba de pensar en la brigada fantasma, a las personas con el tatuaje distintivo que acabaron con la única felicidad que tenía, donde sus mejores recuerdos con su amigo Pairo o con su madre seguían presentes como si los sucesos hubiesen ocurrido ayer. De solo pensar en ello sus ojos amenazaban con ponerse de un color escarlata.

— todo estará bien, jefe — Melody interrumpió sus abruptos pensamientos — podríamos utilizar este viaje como unas pequeñas vacaciones, realmente necesitas descansar... — agregó con un tono dulce y calmado, tono que era capaz de mantener la poca paz de Kurapika a flote

— tienes razón... — respondió entre un resoplido — aún así no dejaré de lado mi verdadero objetivo... — Melody solo sonrió con cariño, llevó su diestra al brazo ajeno para acariciarlo. 

Estaban haciendo fila para entrar al barco, delante de ellos estaba el señor Nostrade y su hija, seguidos de muchos hombres con vestimentas elegantes y de notable estatus social, eso intimidaba un poco a Melody, a pesar del tiempo transcurrido seguía sintiéndose insegura de su apariencia.

— ¡vamos, deprisa! — gritó una persona con traje característico de un guardia. Irónicamente, la fila comenzó a avanzar más rápido.

— recuerden tener sus boletos cerca — les susurró el señor Nostrade a sus guardias — y a penas entren no pierdan de vista a mi hija — comentó aquello con mayor seriedad, ambos guardias acataron y movieron su cabeza como forma de aprobar la orden dada.

Luego de algunos minutos Kurapika y Melody entraron, tras de ellos estaban dos mujeres quienes eran la compañía fiel de la señorita Nostrade; ellos tenían habitaciones separadas dentro del barco, pero mientras no sea la hora de dormir debían estar junto a la chica a cada segundo.

Kurapika observaba con asombro su alrededor, una vez entregado su boleto al guardia entró, lo primero que vio fueron decoraciones extravagantes en las afueras del barco, había sofás y sillas de playa para estirarse o tomar el sol, además en la parte trasera se lograba divisar una piscina ¿Cómo podían tener tantas cosas?

Vio a Melody y notó brillos en su mirar, seguramente estaba igual de impresionada que él por todos los detalles.

La hija de Nostrade a penas entró comenzó a chillar y gritar sobre lo lindo que era el lugar, eso hizo que los ojos de Kurapika rodaran inconscientemente, agradecía que aquel gesto no haya sido notado por nadie. El señor Nostrade desvió rápidamente a su hija al cuarto y disculpándose con algunas personas que fueron asustadas por los chillidos de su progenitora. 

Los pensamientos intrusivos de Kurapika estaban apaciguados, estaba concentrado en la menor de los Nostrade, yendo detrás de ella en dirección a su cuarto, una vez que la dejara a salvo iría a su cuarto correspondiente para dejar su bolso.

— cuarto 08... — leyó en voz alta la tarjeta que le había entregado el guardia de la entrada, aquella tarjeta era la llave para su habitación. El señor Nostrade se fijó en cada detalle, todos los cuartos de los guardias estaban en el mismo pasillo que el cuarto de su hija, si llegase a ocurrir alguna emergencia ellos estarían allí para socorrerla.

El chico de los ojos de gato no iba a dejar de lado su objetivo vital, pero estaba dispuesto a seguir el consejo de Melody, o al menos una parte de éste, tomarse este viaje como unas pequeñas vacaciones, no iba a dejar de practicar su Nen, pero a la vez no iba a sobre estresarse para no acabar enfermo.

Pero no contaba con la decisión de la vida, ya que ese barco iba a poner su vida de cabeza completamente.

Pero no contaba con la decisión de la vida, ya que ese barco iba a poner su vida de cabeza completamente

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Tragedia de la Libertad (Kurapika | Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora