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- ¿sabes cuánto tiempo debo estar acá? estoy tan aburrida que me estoy derritiendo y siendo una con la cama - bromeó rascando sus ojos.

- ten paciencia, en serio estabas muy mal...

- ¡pero ya estoy bien! incluso puedo mover los dedos de mis manos, aunque el meñique izquierdo sigue sin hacerme mucho caso... - sus manos fueron estiradas al frente suyo para observar cada detalle, y sin previo aviso la mano ajena estaba tocando el meñique auxiliado.

- ¡oye! me duele... - se quejó fingiendo un berrinche - ¿ves? aún debes quedarte unos días más - replicó él fingiendo molestia para seguirle el juego a la chica - ¡pero no puedo estar en cama por un dedo!

- Elena sabes que no solo fue un dedo... - sin darse cuenta su dedo estaba siendo acariciado con suma ternura, ella demoró en percatarse, cuando lo hizo observó curiosa a su amigo Catriel, éste miró el dedo ajeno y luego a la chica acariciada, rápidamente se ruborizó hasta la nariz - ¡perdóname! yo solo quería que tu dedo se sintiera mejor...

- agradezco el gesto - agregó, separando su dedo de la mano ajena - pero creo que mi dedo se sentirá mejor cuando pueda moverme de acá - el chico soltó unas sonoras risas - en serio eres testadura.

Edén estuvo tres meses hospitalizada, fue sometida a un montón de tratamientos para recuperar su piel, su calor corporal y obtener resistencia al sol debido al gran tiempo alejada de la luz solar y más de 6 horas congelada en aquel fatídico día

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Edén estuvo tres meses hospitalizada, fue sometida a un montón de tratamientos para recuperar su piel, su calor corporal y obtener resistencia al sol debido al gran tiempo alejada de la luz solar y más de 6 horas congelada en aquel fatídico día.

A penas logró recuperar la conciencia le brindaron un teléfono para llamar a sus seres queridos, solo se sabía el número de su madre por lo que no demoró en contactarse con ella. Los gritos y la desesperación de aquella mujer le rompieron el corazón y el mero recuerdo de aquel momento logra hacerla lagrimear.

- ¡¡mi niña preciosa!! ¡¡pensé que estabas muerta!!

- mi amor tu teléfono sonaba y luego se cortaba, como si alguien lo hubiese tenido y cortara a propósito.

¿cómo podría alguien tenerlo? pensó, la única respuesta lógica era que se había hundido y yacía en las profundidades del océano junto a todas sus pertenencias, o dentro de algún monstruo marino que nadie ha identificado todavía.

- ¡¡niña tonta!! te dije que era mala idea ¡¡estás en otro continente y yo sin saber que hacer para verte!!

A penas saliese de ese lugar, le diría a su madre que se lleve todas sus cosas y a su gato del departamento que arrendaba, que a esas alturas ya no era suyo, y que se las llevara a su casa, aunque amaba su libertad, sabía que su estado crítico no era un juego, aunque pudiese mover sus extremidades como si nada, debía aprender cosas como un niño de primaria.

Había olvidado escribir, cortar vegetales.

Dibujar, a penas podía tomar un pincel con su diestra.

En el momento que cayó en cuenta de eso lloró completamente desconsolada, para su bendición Catriel estaba con ella en aquel momento y le brindó su apoyo, con caricias y palabras de aliento.

Tragedia de la Libertad (Kurapika | Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora