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Contenido sexual explícito

Finalmente llegaron al cuarto de Edén, era exactamente igual al suyo con la única diferencia que algunos muebles y decoraciones estaban ubicados de manera distinta.

— bienvenido a mi hogar hasta que este viaje acabe — dijo Edén divertida, cerrando la puerta tras de ella, pero no pudo seguir hablando, había olvidado el mínimo detalle de que Kurapika no podía controlar su desesperación por besarla.

El corto camino hacia su cuarto estuvo callado y apretaba uno de sus puños como una forma de calmar toda la lujuria que sentía, aunque él no supo identificar las sensaciones que le provocaron aquel encuentro.

Lanzó su blazer hacia cualquier lado sin dejar de mirarla, la tomó por la cintura y con desesperación pero a la vez delicadeza y la colocó contra la pared, justo al lado de la puerta. Ambos se miraron, Edén había soltado un suspiro por la sorpresa.

— no sé que me hiciste, pero en menos de un día me tienes hechizado en cuerpo y alma — dijo él mirándola fijamente a sus ojos, se veían hermosos a su vista, y más en ese momento que estaban entrecerrados, deseosos de él.

Nuevamente Edén no pudo responder nada, sus labios estaban siendo besados con la misma desesperación que antes. No tardaron en juntar sus lenguas, jugaban entre ellas con desespero, ambos estaban jadeando, y Edén se había vuelto adicta a los roncos suspiros de Kurapika.

Las manos de ella se dirigieron a la camisa del rubio, lentamente jugó con sus botones hasta desabrochar uno, iba a esperar a su respuesta, si le decía que parara, lo haría, pero al sentir un apretón en su cintura supo que Kurapika le estaba diciendo que siguiera.

Lentamente deabrochó cada botón hasta dejar su camisa abierta, vio de reojo su torso, tenía un cuerpo delgado pero estaba levemente marcado, supuso que para llegar a ser un guarda de una familia importante debía estar en buen estado físico, y eso se reflejaba perfectamente en su cuerpo.

Ambas manos estaban acariciando su torso, sentía un placentero cosquillero recorrer su cuerpo, y era sumamente peligroso porque cada vez quería más.

Kurapika no se quedó atrás, subió sus manos que estaban en su cintura por debajo del jersey de su amada, al tener contacto directo con su piel supo que bajo de éste no traía nada más, cosa que se le hizo mucho más atrayente y su parte inferior comenzó a doler. Bajó sus besos hasta el cuello ajeno, ni él sabía de donde estaba sacando esas ganas de besar todo su cuerpo.

La escuchó jadear con libertad, eran dulces y agudos, juró nunca haber escuchado una melodía más hermosa que esa. Esta vez no preguntó, lentamente quitó el jersey que traía puesto, lo tomó por abajo y lo levantó, sacandolo por su cabeza, tuvo que separarse de su cuello para eso.

La vio solo en falda y con un brasier de color negro que sin querer hacía juego con su falda. Nuevamente se miraron con deseo, Kurapika lentamente se acercó más a ella, hasta sentir su pecho contra el suyo, sus manos tocaban cada centímetro de su piel, desde su cuello hasta su cintura.

— ¿quiéres hacerlo? — preguntó Edén entre jadeos, le salió un hilo de voz. Kurapika nunca había tenido sexo antes, pero ya era tarde para declinar, estaba completamente embriagado en amor y lujuria, sintió como su entrepierna palpitaba, Edén también podía sentirlo en esa posición.

Kurapika sabía lo básico gracias a las conversaciones que tuvo con Leorio, las cuales encontró innecesarias hasta este momento, así que estaba seguro de su decisión.

— me encantaría — le susurró al oído, y esta vez fue Edén quién lo besó con total desesperación e incluso brusquedad. Abrazó su cuello y acarició sus cabellos. Tras de él se encontraba la cama, por lo que Edén aprovecho de guiarlo hasta ella.

Tragedia de la Libertad (Kurapika | Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora