11. Problemas.

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25 de agosto.

Me levanté más pronto que de costumbre. Apenas había podido dormir a causa de la maldita noticia de anoche. Y para colmo seguía muy cabreada.

Bajé al piso de abajo y estuve dando vueltas de un lado para otro esperando a que bajase mi madre para contarle todo lo sucedido.

No debería de tardar ya, debido a que hoy trabajaba.

En cuanto oí sus tacones bajar por las escaleras me acerqué corriendo a ella.

-Buenos días hija, ¿qué haces tan pronto levantada? -Me dijo sorprendida.

-Mamá tengo que contarte una cosa. -Le dije siguiéndola hacia la cocina.

-Se nota que has dormido mal, porque me llevas unos pelos... -Me paré un momento para mirarme al espejo y tenía razón, estaba espantosa, iba a necesitar una buena ducha después. -¿Qué tienes que contarme?

-Dios mamá es que estoy que ardo, vas a tener que llamar a la policía, inspectores, las malditas noticias o a la Casa Blanca si hace falta.

-Cálmate y dime que ha pasado que me estás asustando. -Me cortó mi madre.

-Verás mamá. Ayer... Yo, en la tele vi... -Mi madre me miró confusa. Tenía que calmarme y hablar más despacio. -Bien, ayer después de darte el beso de buenas noches bajé aquí y me encontré la tele encendida, que no sé que hacía encendida, pero bueno, la cosa es que cuando la fui a apagar empezaron a decir algo sobre la muerte de papá.

Mi madre abrió mucho los ojos y empezó a impacientarse así que continué.

-¿Y qué decían? Cómo hayan informado de algo nuevo por la tele antes que a mí, se les va a caer el pelo a todos.

-Decían que su muerte podría ser causa de un suicidio.

-¡¿Qué?! Esto tiene que ser una broma.

-No mamá, lo dijeron en las noticias.

-Es que esto es una vergüenza, se van a enterar. Voy a llamar al inspector Williams y que me aclare todo esto, sino van a tener más que problemas. Encima que lo digan en las noticias... En éste país solo hay ineptos ¿o qué?

Estaba cabreada, muy cabreada y esto solo era el principio de lo que podría pasar hoy.

Me quedé mirándola un rato más mientras seguía despotricando contra todas las personas del mundo y por fin dijo:

-Summer vístete, pero antes date una ducha hija, que así no sales de casa.

-¿Vamos a algún lado?

-Sí, llama a tu hermana también, dile que baje pero que se vista primero. Nos vamos a la comisaría. Se van a enterar de quién es la señora Swan.

Mi madre definitivamente daba miedo, parecía una conspiradora o algo así pero desde luego tenía motivos.

-¿Y tú trabajo? -Añadí antes de subir las escaleras.

-Mi trabajo... -Se quedó un rato pensativa. -¡Claro! Llamaré a Brandom y le contaré lo sucedido. No creo que me ponga ninguna pega.

-Bien, pues voy a ducharme mamá.

Subí corriendo las escaleras y entré en la habitación de mi hermana sin molestarme en llamar a la puerta.

-Buenos días princesa... -Empecé. -Es hora de ir a comisaría.

En cuanto oyó esa palabra se levantó de un brinco.

-¿Ha pasado algo? ¡¿Mamá está bien?! -Empezó a preocuparse. -¡Mamá! -Grito.

-Calla Zoe, mamá está abajo. Me ha dicho que te vistas y que bajes que tiene algo que decirte. -La explicaba mientras iba saliendo por la puerta. -¡Pero date prisa!

Llévame hacia ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora