10. Momentos inoportunos.

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Definitivamente me sentía muy bien, más que eso.

Después de todos los besos, Ian y yo habíamos cambiado completamente el uno con el otro, pero a mejor.

Lo que quedó de tarde no habíamos parado de reírnos, contarnos anécdotas acerca de nuestra vida y todo eso acompañado de más besos.

Definitivamente Ian me gustaba.

Eran ya las nueve y media e íbamos hacia el coche. La mano de Ian rodeaba ligeramente mi cintura y yo llevaba una sonrisa pegada a mi cara.

Sonó mi tono de whatsapp y lo miré pensando que era mi madre o mi hermana, pero me quedé helada cuando vi aparecer un número desconocido en la pantalla.

Lo abrí temerosa de encontrarme con un mensaje de la única persona que podría cambiar mi estado de ánimo en estos momentos y volver a poner dudas en mi cabeza.

Y como mi intuición nunca fallaba, ahí estaba, un mensaje de John que decía:

Hola Summer, soy John, ¿qué tal el fin de semana? Me estaba debatiendo entre esperar a que me hablaras tú o hacerlo yo hasta que he caído en la cuenta de que tú no tenías mi número, lo sé, soy idiota jajaja. Espero que no estés enfadada conmigo, bailarina guapa. Nos vemos el martes y por favor contéstame, al menos para decirme que me odias, me sentiría fatal si no lo hicieras.

Mierda ¿por qué tenía que ser tan John? Ahora me sentía fatal, no tenía por qué, pero ver su mensaje me había llegado al pecho como si de una daga se tratase, me temblaban hasta las manos. Si conseguía hacer eso con un simple mensaje, ¿qué haría cuando le viese de nuevo?

No entendía como podía causarme esta sensación si estaba con Ian ahora, si la tarde había sido perfecta.

Joder, maldita sea. Me arrepentía de haber besado a Ian y eso no era bueno. Me sentía fatal y por un momento me entraron hasta ganas de llorar, si tanto me gustaba John, ¿por qué había hecho esto? ¿Por qué era tan estúpida?

Me estaba machacando a mí misma, pero temía por lo que pudiese pasar a partir de ahora. Del daño que podría causarle a Ian en un futuro... No muy lejano.

No le contesté, al menos ahora no quería contestarle, mientras estaba con Ian no.

Intenté fingir pero no me salió muy bien.

-¿Te encuentras bien Summer? ¿Ha pasado algo? -Ian me miró con preocupación.

Desde luego no me podría sentir peor, yo era lo peor.

-No, estoy bien, es sólo que me he mareado un poco. -Disimulé lo mejor que pude. -A veces me pasa, no te preocupes ¿vale? -Le sonreí.

-Eh, no me asustes. -Dijo con dulzura, acercándose a mí.

Me rodeó las mejillas con sus manos y me acercó a su pecho para darme un reconfortante abrazo. ¿Por qué era tan bueno? Me derretía por dentro con todo lo que hacía pero ahora me era imposible no sentirme mal.

Maldito John y maldito el momento en el que miré el móvil.

Me separé lentamente de Ian, para que no pareciese que le estaba rechazando, que sin duda era lo que estaba haciendo.

-Estoy mejor, gracias. -Le dije dándole la mano para dirigirle de nuevo al coche.

-Me alegro Summer, ¿te llevo a casa o nos vamos a cenar? -Me preguntó con una sonrisa preciosa en los labios.

Hace cinco minutos me hubiera ido con él a cenar sin dudarlo un solo segundo, pero ahora no paraba de repetirme mi malvado subconsciente que no fuera y que volviera a casa para poder hablar con John.

Llévame hacia ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora