6. Borrachos, guaperas y besos extraños.

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Me miré al espejo por última vez, he de decir que mi hermana tenía un gusto excelente. Llevaba puesto unos shorts vaqueros, una camiseta negra palabra de honor metida por dentro de éstos, una chaqueta de flores de media manga desabrochada y mis botas negras militares que quedaban un poco por encima de los tobillos. A todo eso le añadió un collar y un brazalete dorados y esta vez, un bolso negro, en vez de mi famosa mochila de cuero.

Guardé el móvil y la cartera en el bolso y bajé las escaleras medio corriendo.

-¡Vamos chicos, vamos! -Grité abriendo la puerta delantera casi de golpe.

-Eres una tardona pequeña Swan. -Dean salió detrás de mi riéndose y después Zoe que no podía parar de negar con la cabeza al verme tan estresada.

-Venga, tú calla y dale al acelerador ¿vale?

-Lo que la señorita mande. -Dean hizo un gesto como si saludase a un militar y después me abrió la puerta de atrás del coche. Todo un caballero.

***

Eran las 22:35 cuando Dean me dejó en frente del bar, no sin antes darme 72949 advertencias y avisos de que cualquier cosa rara que pasase le llamase, y todo eso mientras mi hermana asentía a todo lo que él decía poniendo cara de madre preocupada. 

Por Dios, que exageración de personas, y que tuviera cuatro años.

Abrí la puerta del bar de Billy y de lo primero que pude apreciar de él, me gustó. Aunque pareciese un antro, era un lugar bastante grande. Las luces de encima de la barra daban un poco de color al lugar y permitían a la vista orientarse por él.

Empecé a caminar todo recto topándome con todo tipo de borrachos -sí, borrachos a las diez de la noche- que a la mínima oportunidad se te pegaban encima como lapas.

No veía a Owen por ningún lado, cosa que me extrañó.

La música bastante fuerte, la poca luz que había y la demasiada cantidad de borrachos no estaban ayudando a que me concentrase para vislumbrar a Owen.

En una de esas veces que miré alrededor sin encontrar a nadie y dispuesta a sacar el móvil para llamar a Owen -ya que empezaba a dudar si de verdad este era el bar que me había dicho-, oí una voz ronca interrumpir mis pensamientos.

-Oye guapa, te ap... 

-¿Qué narices quieres? -No le dejé terminar la frase, me encontraba lo suficientemente nerviosa como para no ser lo que se dice amable con desconocidos y menos con uno aparentemente borracho.

-Mira princesa no te pongas así, yo sólo quería invitarte a bailar, ¿entiendes?

En ese momento me giré para mirar la cara del desconocido y pude ver a un tipo con una barba de tres días empezando a aparecer en su barbilla y unos ojos demasiado oscuros para ser reales, quizás eran las pupilas demasiado dilatadas, cosa que dudaba, aunque la luz no es que ayudase mucho. Su aspecto era muy informal y pude apreciar un tatuaje en su cuello que casi se lo cubría su cabello negro ligeramente largo. Desde luego parecía más joven de lo que seguramente fuera.

-Digamos que yo no bailo con tipos como tú. -Empecé a caminar hacia atrás ya que cada vez se me estaba acercando más.

Rebusqué en mi bolso sin dar con mi móvil.

Estupendo, un momento ideal para no encontrar el móvil Summer...

-Venga, no seas estirada, sé que quieres bailar conmigo, admítelo, esa faceta de tía dura conmigo no funciona guapa. -Hablaba casi arrastrando las palabras y dejando una peste a alcohol insoportable tras de ellas. Cada vez me lo encontraba más cerca de mi cuerpo.

Llévame hacia ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora